Semana del 25 de septiembre al
1 de octubre del 2016(Brasil XVI y
último)
Este fin de semana el Pirulo ha reunido
a todas (y todos) los del grupo y, sin dejarles abrir el pico, les ha
notificado que, por última vez, iban a tener que aguantar el relato del viaje a
Brasil y que por fin---¡FINITO!..¡¡TUTTO FINITO!!
Así que, con la alegría de que
aquel martirio tocaba a su fin, se dispusieron a escuchar la última entrega.
12 de noviembre del 2007
El viaje está dando sus últimos
coletazos. Es la hora de las despedidas y de hacer esas compras se dejan
siempre para el final por desidia o porque no se encuentra algo adecuado para
el destinatario. Así que después de desayunar, el Recovecos se va a echar a
correos la última postal, y menos mal que no está escrita toda ella con letra
pequeña ni tiene mucho más que lo que se acostumbra a poner en las postales,
como eso de ‘’Desde Sao Paulo con mucho
cariño’’ o, simplemente, el típico ‘’Saludos
de tu compañero de trabajo…’’ que se envía a los que quieres dar envidia o
con intención aun más maligna. El caso es que el que le atendió en la oficina o
era becario o solo disponía de sellos de cinco céntimos de real, y le llenó
casi toda la parte posterior de la postal de tal manera que al final solo se
leía claramente el nombre y dirección del destinatario.
Habían quedado en un sitio
llamado Vergueiro y menos mal que antes de salir les avisaron que venían a
buscarles pues existían tanto una calle como una estación de metro con el mismo
nombre y, si iban por su cuenta, había
un alto porcentaje de ir al Vergueiro equivocado, sobre todo si lo elegía el
Recovecos, que siempre que se le presentaba una disyuntiva elegía la opción
incorrecta, algo que le sigue ocurriendo hasta cuando juega a las ‘’bombitas’’
en el ordenador.
En poco más de media hora, hacia
las once y media, ya estaban sentados donde les habían llevado a comer que, según
les informaron, era el sitio donde cocinaban el mejor yakisoba de todo Sao
Paulo, el restaurante Kyojin Temakeria. En aquel momento, a nuestros viajeros
no les preocupaba lo que podía ser el ‘yakisoba’ sino la hora tan próxima al
desayuno en que iban a tener que comérselo y, por lo tanto, el esfuerzo que
iban a tener que hacer para aparentar que lo ingerían o engullían, según quién,
con apetito. La primera sorpresa fue que en aquel restaurante no se podía beber
alcohol, así que cada cual se ‘escogió’
su bebida preferida entre las que les ofertaron, a saber, agua, zumos
naturales y no tan naturales, coca-cola y sus variantes,…La segunda sorpresa se
produjo cuando les explicaron lo que era el ‘yakisoba’, que consistía en una
especie de tallarines fritos con alguno de los múltiples acompañamientos que
ofrecían: vegetales con carne de pollo, vegetales con carne de ternera,
vegetales con salmón o con otro tipo de pecado, vegetales con…Cada uno eligió
el acompañamiento que le apeteció y esperaron a que se los sirviesen. Y
mientras tanto empezaron a entrar estudiantes de entorno a dieciséis años que ocuparon la totalidad de las mesas
disponibles y que aportaron un sonido ambiental juvenil y solo soportable para
los que ‘’gozaban’’ del privilegio de tener, por la edad, el oído un poco duro.
Cuando les sirvieron las múltiples variantes del yakisoba que habían
solicitado, comprendieron el por qué había tantos estudiantes. La ración de
yakisoba tenía un precio razonable y la cantidad de tallarines y complementos
era tal, que difícilmente podían mantenerse en equilibrio dentro del plato. Lo
más seguro era coger porciones de lo alto del montículo que formaban los
tallarines y, alejando el tenedor lo menos posible, sorberlos con el máximo de educación y el
mínimo de ruido. Fue curioso ver el empeño que pusieron todos en hacerlo de esa
manera y, como consecuencia, no se restableció el diálogo entre los comensales
hasta que el montículo de yakisoba no se transformó en una capa de tallarines que se podían llevar a la boca con comodidad
y, sobre todo, sin peligro de ponerse uno los tallarines o partes de los
complementos como ‘adorno’ de los pantalones.
VISTA DE SAO PAULO
DESDE EL RESTAURANTE KYOJIN TEMAKERIA
¡VIVA EL YAKISOBA Y
SUS ZUMITOS!
Ya tranquilos, tomaron un café y
se dividieron en dos grupos en función del destino de cada uno de ellos: la
Flores y la Niña a la peluquería que regentaba la anfitriona para darse los
‘toques’ necesarios con objeto de mejorar lo más posible su imagen para el día
siguiente, en el que todos tenían el último compromiso social de su estancia en
Brasil; el Palmeras, el Peluche y el Recovecos, como por mucho que se hiciesen
en la peluquería poco iban a mejorar su aspecto, al hotel directamente a
descansar.
A la hora de la cena se volvieron
a reunir todos en la cafetería del hotel, tomaron por primera vez caipirinhas
en jarras bien hermosas, jugaron unas partidas de cartas que ganó la Flores, y acabaron con los
bocatas y las pizzas que había disponibles y que, como no eran muchas,
complementaron con un postre de ‘dolce de leite’. Y a descansar.
13 de noviembre del 2007
Y esto se acaba. Y como fiesta de
despedida les llevaron a comer, como invitados, a un lugar de lo más selecto de
Sao Paulo. Y allí les presentaron a los que iban a ejercer de anfitriones y que
eran familiares de una de las personas que tan amablemente les habían atendido
en su estancia en Brasil.
ESPERANDO A LOS
ANFITRIONES
LOS ANFITRIONES…Y
ALGUNA MÁS
La comida fue de buffet, pero un
buffet de altos vuelos, ya que no solo tenían a su disposición y elección todo
tipo de entrantes y platos dispuestos en un expositor interminable sino que,
una vez sentados en la mesa que les habían preparado, pasaban camareros
ofertando platos calientes y carnes de todo tipo cocinados de diversas maneras.
¿CARNE A LA ESPADA?
En cuanto se dieron cuenta de
todo lo que había, la Flores y el Palmeras se situaron a la vera de la sección
de mariscos, que incluía hasta ostras de un tamaño respetable, mientras que el
Recovecos se concentraba en la zona de salsas y seleccionaba pequeñas
cantidades de todo aquello que pudiera comerse sin necesidad de pelearse con
cáscaras inoportunas ni otras zarandajas, es decir, llevarse directamente, e
incluso sin mirar, del plato a la boca. Precisamente fue el Recovecos el que
más sufrió al finalizar la comida pues, con la excusa de que iban a trasladarse
directamente a casa de uno de los que habían ejercido como anfitriones a
tomarse un café con ‘’bolo’’, le impidieron a él y al resto de comensales
acercarse al sector de postres y dulces y a probar algo de lo que allí se
exponía.
EL FAMOSO ‘BOLO’
Y después del café y la
degustación del ‘’bolo’’ volvieron al hotel donde el Peluche tuvo la feliz idea
de renunciar a una copa de champán que les habían propuesto, y así aprovechar
la tarde para descansar y para prepararse para el viaje de vuelta a Madrid
haciendo las maletas. Y así lo hicieron. Y de despedida, una buena caipirinha
antes de irse a sus respectivas habitaciones.
14 de noviembre del 2007
No se sabe si por el buffet del
día anterior o por la caipirinha de última hora, el caso es que la Flores pasó
lo que se denomina vulgarmente ‘’una noche toledana’’, que la superó como pudo
pues el viaje de vuelta estaba a las puertas. Tan a las puertas que a eso de
las once de la mañana decidieron trasladarse al aeropuerto de Guarulhos, pues
llegaron a la conclusión de que era mejor, más seguro y más entretenido, esperar
en sus instalaciones que aburrirse en el lobby del hotel.
Y a la una y media estaban por
allí deambulando tranquilamente, cuando se dieron cuenta que ya se había
formado una buena fila delante de los mostradores de Iberia, y para allá se
fueron rápidamente para hacer el check-in. Y una vez realizado, el Recovecos,
la Flores y su silla se independizaron acogiéndose al trato preferente de los
‘’handicapés’’, a pesar de lo cual el tiempo que pasaron en el control de
pasaportes se les hizo eterno. Luego fueron paseados por los interminables
pasillos del aeropuerto hasta la puerta de embarque y una vez allí, al quedarse
solos, buscaron un sitio donde comer algo mientras el resto de compañeros de
viaje les localizaban. Cuando al final se juntaron, se fueron a gastar los
últimos reales que les quedaban y…¡por fin!.. ¡a embarcarse de vuelta a casa!
FIN DE LAS CRÓNICAS
DEL VIAJE AL BRASIL
Del 22/23 de octubre
al 14 de noviembre del año 2007
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