Semana del 3 al 9 de septiembre del 2017
Esta vez, la travesura infantil o
inconsciente de unos críos o el descuido de algún fumador empedernido les cogió
de sorpresa. Estaba el grupo en uno de los descampados próximos a la playa,
cuando una humareda procedente de la hierba seca que se estaba quemando en una
de las esquinas, les envolvió casi completamente, dejándoles solo un estrecho pasaje
libre de humo por donde salieron volando como pudieron. Y guiados por la
Tatiqui y el Pirulo, que eran los únicos que conocían la zona al dedillo, se
instalaron en los tejados de una de las urbanizaciones.
Una vez ubicados de cara al mar
para que la brisa de levante les limpiase los pulmones, y a alguna hasta los
sacos aéreos, empezaron a despotricar contra críos, fumadores y hasta contra
bebedores de cerveza, pues sus conocimientos científicos permitieron al Pirulo
explicar al resto el efecto lupa de los trozos de cristal de las botellas que
se veían en cualquiera de las parcelas no construidas que les rodeaban. Pero al
final, fue el Pisha el que centró la culpa en los fumadores y comenzó a
desarrollar ideas para erradicar ese vicio entre los humanos.
- ¿No se han inventado los cigarrillos electrónicos? Pues que las
autoridades sanitarias impulsen y financien el diseño y construcción de las
cajetillas electrónicas
Y ante las caras de extrañeza de
las que le rodeaban, continuó
- ¡No pongáis esa cara! Cajetillas con un chip electrónico que suelte
una descarga cada vez que se saque un cigarrillo
- Pero Pisha, a eso se acostumbrarían enseguida, porque por muy fuerte
que fuese la descarga el fumador no sentiría mucho más que un cosquilleo,
le dijo el Pirulo, ¡Y eso, si no le da
gustirrinín y les impulsa a fumar un cigarrillo tras otro!
- Pues que el chip aumente la intensidad de la descarga a medida que se
saquen cigarrillos de la cajetilla, replicó el Pisha.
- Remedios contra ese sistema, los fumadores los encontrarían a miles,
dijo calmadamente el Guindilla. Y a bote
pronto se me ocurre un par de ellos: simular un párkinson y pedir al primer
viandante con el que te cruces que, por favor, te extraiga un cigarrillo; o si
eres paterfamilias o materfamilias, obligar a hacer dicha operación a los
hijos/as, de mayor a menor, bajo la amenaza de la supresión de la paga semanal.
- Aunque lo más seguro, complementó la Surfi, es que los chinos se inventarían unas pinzas extractoras aislantes y
vendería diez por un euro en todas sus tiendas.
-¡Surfi!, dijo sonriendo la Txuri-Txori. Lo que es seguro es que si las citadas pinzas las fabrican y las
venden los chinos, se funden a mitad del paquete.
El Pisha, ante la avalancha de
intervenciones, se quedó callado, cosa que aprovechó el Filloas para
intervenir.
- El Pisha lleva razón. Habría que encontrar algún sistema para lograr,
por lo menos, aislar a los fumadores. Se me ocurre una idea cuyo efecto igual
no sería muy drástico, pero podría resultar divertido.
Como era la primera vez que
intervenía el Filloas en meses, los presentes le animaron para que la
desarrollase y él, ni corto ni perezoso, continuó.
- Podría empezarse a probar el sistema con las cajetillas decomisadas
en las operaciones contra el contrabando. En vez de quemarlas, que el Guindilla
sabrá si se queman, lo que podía hacerse es incorporar en ellas unos chips con
mensajes de voz como esos de whatsapp, y volver a incorporar de nuevo las
cajetillas a los canales subrepticios de distribución, de eso que tan bien
conoce, repito, el Guindilla. Y que cada vez que el comprador de esos paquetes
sacase un cigarrillo se oyese una frase clara, contundente y a todo volumen tal
como ‘’Soy Montoro y te conozco. Estás defraudando al fisco’’.
La mayoría batieron las alas, y
algunos hasta colaboraron, poniendo frases tale como
‘’¡Eres un aprovechado! ¡Los demás pagamos impuestos!’’
‘’Te estamos filmando y esto irá a la fiscalía anticorrupción’’
El Borni se revolvió inquieto y
por no ser menos que las gaviotas del resto del estado, propuso lo siguiente
- Creo que lo mejor es atacar el problema en su origen, es decir, en los
fabricantes de cigarrillos. Y una solución sería que, así como hacen el tabaco
de pipa con aromas de todo tipo, se les podía obligar a que incorporasen al tabaco
con el que los fabrican alguna sustancia que con el calor de la brasa y en
momentos no controlables (al principio del cigarrillo, en medio, al final)
emitiese un olor nauseabundo o, por lo menos, desagradable. Y siempre con
distintas intensidades y matices. Además, estas últimas variables deberían
incorporarse de manera aleatoria y, por lo tanto, no predecibles.
Cuando acabó de exponer su
propuesta, esponjó sus plumas muy ufano, sobre todo cuando observó que todos se
habían quedado en silencio. Pero el Pirulo intervino inmediatamente, rebajando
sus expectativas de éxito.
- Mira, Borni. La cosa no es tan fácil. Tu sistema tendrá al principio
algún efecto, pero a la larga lo único que logrará es que se fume en solitario.
Y esto, ¿por qué? Porque lo mismo que uno se acostumbra a sus propios efluvios
personales, por apestosos que sean, la pituitaria de los fumadores no
reaccionaría ante los aromas emanados por el cigarrillo más que ante el olor de
la fritanga de un chiringuito.
Ante este jarro de agua fría el
Borni reaccionó casi violentamente y, a base de grandes graznidos, largó lo
siguiente:
- ¡Ya veo que, como siempre, estáis todos contra mí! ¡No valoráis un
pimiento lo que yo aporto al resto! Pues sabéis lo que os digo, que tenéis en
vuestras manos la manera de reducir al mínimo el consumo de tabaco. Os basta
poner con grandes letras en todos los paquetes destinados a la venta en
Cataluña lo siguiente: ‘’FABRICADO EN EL
ESTADO ESPAÑOL’’. Y para las de venta en el resto de las autonomías, ‘’FABRICADO EN CATALUÑA’’. La gente que
ya está hasta el gorro de nosotros, no comprará un paquete de cigarrillos ni
por descuido. ¡Y no os digo nada de lo que harán los fumadores en nuestra
tierra! ¡Harán castellets con las cajetillas en todas las plazas y las
prenderán fuego si pedir permiso siquiera!
Y ante el silencio de los
presentes, provocado más por el asombro que por el respeto, alzó el vuelo y
tomó rumbo noreste.
Y el resto se fueron a buscarse
la vida. Unos hacia el oeste y otros hacia los contenedores de Puerto Banús que
en estas fechas dan más de una sorpresa con las exquisitices que descartan los
adinerados turistas de la zona.
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