domingo, 27 de agosto de 2017

Semana del 20 al 26 de agosto del 2017

Este fin de semana, nada más formarse el corro de gaviotas, el Pisha ha recordó al Pirulo que todos los años, por estas fechas, les comentaba lo que había pasado en la Asamblea Anual de Vecinos de una de las urbanizaciones de la zona. Y que, a estas alturas de agosto, aun no ha abierto el pico para hablarles del tema. Y tanto ha insistido que el aludido no ha podido escabullirse.

- Además, prosiguió el Pisha, hoy tenemos con nosotros a dos congéneres  que pasan prácticamente todo el día aposentados en los tejados de la zona expurgándose los insectos que han encontrado entre sus plumas el cobijo necesario y que, además, pueden complementar tus acertadas observaciones.


Se escuchó un murmullo, no se sabe si de aprobación, pero en el que se distinguía claramente la exclamación ‘’¡Pelota!’’ , pronunciada por más de uno de los presentes. El Pirulo no se hizo de rogar.

- ¡Si tanto insistís!, exclamó. Pues el caso es que nuestros invitados han sido uno de los objetos de discusión de la Asamblea pues, por lo que se ve, su simple visión molesta a más de uno de los vecinos.

- ¡Venga ya!,dijo el Borni. Si aquí, en esta costa, estáis acostumbrados a acoger todo lo que llega a través del estrecho y alrededores.

- Tiene razón el Borni, complementó el Guindilla. Hasta aceptamos que los gibraltareños residan en La Línea, y hasta protegemos a los monos de Gibraltar. Como veis, nuestra solidaridad no tiene límites.

- A ver si entendéis de una vez la situación, dijo el Pirulo, interrumpiéndoles. Son gente del interior, acostumbrados a los gorriones y otros pajarillos de pequeño tamaño, y a sus diminutas cagarrutas. Pero es que cuando vosotras defecáis en vuelo…, ¡no os imagináis cómo quedan las terrazas!

Una de las gaviotas invitadas no le permitió continuar e intervino diciendo:

- Y nosotras, ¿qué tenemos que ver en el asunto? Precisamente estamos descansando, y lo que teníamos que hacer, ya lo hemos hecho y dejado caer en nuestros respectivos vuelos de aproximación. Además, no sé de qué se quejan pues desde nuestros `puestos de observación lo que podemos concluir es que entre gatos negros y de todos los colores, perros que no sabemos qué harán en las terrazas pero llorar y lamentarse no dejan de hacerlo a horas intempestivas y, sobre todo, humanos, esos pequeños humanos bajitos y de poca edad que van pulsando timbres a diestro y siniestro, creo que ya tienen suficientes molestias como para que no se ocupen de nosotras.

- Y por otra parte, la tienen clara, le apoyó su compañera. Porque con nosotras no van a poder. Residimos aquí los doce meses del año así que, aunque nos asusten con ultrasonidos, cohetes, simulación de disparos de escopeta o lo que se les ocurra a lo largo del mes que están por estos barrios, los otros once rondaremos por estas urbanizaciones y sobrevolaremos las que nos salgan de la punta del pico.

- ¡Tranquilas!, aclaró el Pirulo, que como pasa en todas las Asambleas de este tipo, no han llegado a ninguna conclusión. Y eso que ha habido propuestas de todo tipo.

Y a continuación, les enumeró las siguientes:

*Que a los propietarios de apartamentos con terraza se les suministre, con cargo a los presupuestos de la Comunidad ¡claro!, matasuegras, cornetines de los que venden los chinos, o cualquier otro artilugio que emita sonidos agudos, con la obligación de usarlos a horas fijas que se determinarán por votación, obviando, claro está, las de madrugada y las de la siesta vespertina o la del carnero, a elegir.

*Que se pongan pinchos en todos los salientes de la edificación y, a ser posible, electrificados. (Esto último ha sido eliminada por unanimidad por el aumento considerable que tendría la factura que Endesa pasa cada dos meses a la Comunidad)

*Que se instalen sirenas acopladas a las antenas comunitarias de TV, y que dispongan de un sistema automático de puesta en marcha, y de duración, tono e intensidad variables, al modo de los riegos automáticos (diario, semanal, a horas fijas,…; flojito, a todo volumen, agudo, grave,…)

Aprovechando el momento en que el Pirulo respiraba más profundamente de habitual, fue la Surfi la que le interrumpió, preguntándole:

- Y al final, ¿qué han decidido? Lo digo para estar preparada y venir por aquí solo cuando esto esté tranquilo.

- Surfi, a ver si estás atenta y no te despistas,  contestó el Pirulo. Como os he dicho antes, no han llegado a un acuerdo. Lo han dejado en suspenso para que la Junta lo estudie y vea si es viable. Y acabo el tema tratando de expresar correctamente la última propuesta que ha hecho alguno de los presentes. Ha sido la siguiente:

*Que la única medida a tomar sea la obligación del encargado de mantenimiento, y en su defecto del jardinero o del personal de limpieza, de eliminar rápidamente a primera hora de la mañana las defecaciones de gaviota, anotadas previamente en el parte que estará a disposición de los propietarios en conserjería. La limpieza se hará en orden riguroso, en función de la hora en la que la maldita gaviota haya cometido el desaguisado, de más antiguo a más reciente, para evitar efectos secundarios debidos a la excesiva acidez, como todo el mundo sabe, de las citadas defecaciones. En ningún caso, los mencionados empleados tendrán la obligación de duchar ni de jabonar las espaldas de los propietarios que hayan tenido la desgracia de recibir, en su propio cuerpo o donde sea, el impacto de lo que sueltan las gaviotas en vuelo, sea este rasante o no.

- ¿Y eso ha sido lo más importante de toda la reunión?, exclamaron al unísono la Tatiqui y la Txuri-Txori

- Lo más importante, no; pero lo más discutido, sí, respondió el Pirulo. La propuesta de más enjundia fue la de uno de los propietarios, de los llamados prepotentes: PROHIBIR DESTINAR LAS VIVIENDAS A ALQUILER DE TURISMO VACACIONAL.

La carcajada que esta respuesta provocó en el Borni, debió de oírse en las costas gaditanas.

-¿Y en esas estáis ahora?, exclamó. Lo único que me faltaba por ver: que os contagiéis por aquí de las ideas de la alcaldesa más famosa de nuestra tierra. Si eso se propaga por la Costa del Sol, ¿dónde vais a meter a los grupos de turistas ingleses que vienen a pasar unos días por aquí?

- Lo malo no es eso, puntualizó la Tatiqui. Lo peor es que la mayoría de los compradores de segunda vivienda en esta zona lo hacen para sacar un rendimiento a sus ahorrillos. Así que ya me diréis qué éxito va a tener ese planteamiento cuando un porcentaje alto de los propietarios de apartamentos en estas urbanizaciones llevan haciéndolo los últimos diez años.

Como durante unos momentos no intervino nadie, los aprovechó el Filloas para intentar zanjar la cuestión  y así evitar el seguir hablando de un tema que no interesaba a la mayoría.

- En resumen, que no ha habido nada nuevo en esa Asamblea Anual de Vecinos, sino solamente las discusiones de siempre sobre asuntos que, simple y llanamente, incomodan a los que pasan aquí un par de semanas al año.

- Yo no estoy muy seguro de lo que afirmas, le replicó el Pirulo. Por lo menos, hasta que se lea el Acta de la reunión, pues aquí, en concreto, tienen la mala costumbre de redactarla de tal manera que en vez de reflejar lo que ocurrió en la Junta General, se limitan a expresar las decisiones particulares  que toman, a escondidas y manipulando lo que se ha dicho, los prepotentes de turno.


Y como el tema no daba más de sí, la mayoría aceptó la invitación de la pareja de gaviotas que habían asistido por primera vez, y que consistía, nada menos, en ir a cenar a un lugar privado que ellas tenían localizado en la zona del Isdabe, al otro lado del río Guadalmina.

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