domingo, 26 de junio de 2016

Semana del 19 al 25 de junio del 2016 (Brasil XI)

Esta semana casi ‘’perdemos’’ al Pirulo. Ha aparecido alicaído, con las plumas timoneras cada una en una dirección distinta y con un pegote de no sé qué en la cabeza. Y al final, con una voz de ultratumba, nos ha explicado todo:

- Que le habían convencido de que tenía que disfrutar de las terrazas recién puestas y renovadas, todo lo elegantes que se pueda uno imaginar, con sillones provistos de cojines nuevos y bien mullidos, con unas macetas recién pintadas de verde y otras en plena floración, bajo toldos nuevos y relucientes,…

- Que el disfrute no solo era a ratos perdidos sino, sobre todo, de tarde, desde las 18h. hasta las 21 h. como mínimo.

- Que debido a la colocación de las borrascas y a la fuerza de los vientos dominantes, la temperatura, a las horas mencionadas, era más bien fresquita.

- Que la sensación térmica descendía aun más a causa de que en esa situación había que comerse medio litro de helado recién salido del congelador.

-Que….

Total, y resumiendo, que coincidiendo con el comienzo astronómico del verano, el Pirulo ha cogido un trancazo que le hace ir estornudando por los rincones como alma en pena. Y para acabarlo de arreglar, ha ido a ver a una dermatóloga para que le examinase una berruguilla que no le dejaba atusarse convenientemente el plumón que le queda en la cresta de la cabeza y….¡se la han extirpado con bisturí eléctrico!

Y entre el moquillo del trancazo y las aplicaciones de pomada en el molondrón nos ha comunicado que no asoma el pico en nuestras reuniones ni para cuando formen gobierno los que salgan el 26J.

1 de noviembre del 2007

La amanecida fue normal para casi todos. Solo el Palmeras tuvo que ‘’sufrir’’ viendo a los demás ir y venir de un bien surtido buffet, mientras que él se conformaba con tomar un té y un yogur, ya que no habían remitido del todo los efectos de la ingesta descontrolada de fruta.

Y salieron todos  a visitar Brasilia atravesando la zona de las embajadas y el puente JK que, para que nadie se lleve a engaño, se diseñó y construyó en honor al Presidente Juscelino Kubitschek.



PUENTE JK
Y lo primero, a visitar edificios religiosos



NTRA. SRA. DE FÁTIMA

Uno de los primeros templos de Brasilia. Se construyó por encargo de la mujer del entonces presidente del Brasil, JK, al arquitecto Niemeyer a raíz de una promesa que hizo para curar a su hija. Fue construida en 100 días. La forma del edificio se asemeja al sombrero de una monja vicentina.




BASÍLICA DON BOSCO
Se dice que Don Bosco, en 1883, tuvo un sueño referente a una ciudad utópica del futuro, la cual dijo que se ubicaría donde hoy se encuentra Brasilia. Por eso se construyó esta basílica que es una enorme caja de hormigón compuesta por 80 columnas en todo su alrededor, y vitrales todos azules en 12 tonalidades distintas





Lo mejor el interior, un espacio enorme lleno de luz azulada que entra por todas las paredes (aprox. 2.200 metros cuadrados)



La lámpara de araña está hecha con miles de piezas de cristal de Murano y cubierta de oro

Y como todo turista que se precie, se fueron a contemplar las distintas vistas panorámicas de Brasilia dese la cima de la torre de TV, colocada estratégicamente en el centro de la ciudad.





VISTAS DESDE LA TORRE DE TV

Lo que no esperaban es que al bajar en el ascensor les pasaran un pequeño pero exhaustivo examen para comprobar lo que habían retenido de las explicaciones de la guía correspondiente: ¿y la altura de la torre?, ¿y cuántas personas caben en el ascensor?, ¿y cuántos años lleva funcionando?. Menos mal que no les aclararon cuándo había pasado la última revisión pero, por si acaso, cuando el ascensor se detuvo en planta 0, salieron escopeteados. 



Visitaron o, mejor dicho, pasaron con prisa y sin detenerse por delante de las tiendecillas de la Feria de Artesanía colocada alrededor de la torre, y se fueron a ver más monumentos.


CATEDRAL
También fue construida bajo la dirección y con el diseño del arquitecto Niemeyer. Tiene una base circular visible de 70 metros de diámetro. Su estructura es el resultado del ensamblaje de 16 columnas de sección hiperbólica.


CAMPANAS DE MIRANDA DE EBRO

Posee en el exterior 4 campanas donadas por los españoles residentes en Brasilia y fabricadas en Miranda de Ebro




INTERIOR DE LA CATEDRAL

En el interior hay tres ángeles suspendidos por cables de acero de la estructura central, y de un peso de entre 100 kg, el menor, y 300 kg el mayor. Una curiosidad: si uno se pone en un extremo de un diámetro y dice algo con un tono de voz normal, se oye perfectamente al otro extremo de ese mismo diámetro.




PLAZA DE LOS TRES PODERES

Hartos de cemento acumulado en diversas formas y cantidades (esféricas, cúbicas, prismáticas rectangulares, hiperbólicas, cilíndricas, mixtas,…) volvieron al hotel a comer, donde se encontraron con ‘’overbooking’’ en el comedor. A pesar de no pertenecer al evento que lo había provocado, se apropiaron de una mesa, dejaron a la Flores que la defendió como gata panza arriba frente a camareros que querían desplazarla, y disfrutaron del buffet, acompañándolo con las consabidas caipirinhas. El que mejor se lo pasó fue el Recovecos, que no hacía más que desplazarse a la zona de ‘’salsas y condimentos varios’’  para aprovisionarse de salsa de maracuyá cada vez que la reponían pues, como él mismo afirmaba, ‘’estaba de cine’’. 

Y no les pasó desapercibida una mesa ocupada por una persona de mediana edad, que se lo imaginaron misionero, acompañado de unos cuantos jóvenes con rasgos de indios amazónicos, a los que debía de estar convenciendo para traerlos a algún seminario europeo, o eso fue lo que fabularon sobre la marcha y entre plato y plato.

Y luego a recogerse. Aunque la Flores y el Recovecos sustituyeron la siesta por el visionado por TV y en directo, del partido Atlético de Madrid-Sevilla que, para satisfacción de la Flores, acabó 4-3.

Y a media tarde, como es casi normal en el trópico, estalló la tormenta, cosa que no les arredró y tampoco les impidió bajar a la piscina. Aunque a decir verdad, el Palmeras, la Flores y el Recovecos se fueron directamente al SPA ZEN a darse sus respectivos masajes. La Flores uno denominado ‘’Caminho da Mae Terra’’, a base de piedras  calientes que, por lo que contó, relaja que es un primor. El Palmeras se decidió por uno llamado ‘’Por di sol’’, pero siempre quedará la duda si la elección se debió al nombrecito o a la espigada masajista que lo aplicaba. Y en el caso del Recovecos no hay ninguna duda del por qué seleccionó de la lista el masaje que aparecía con el título ‘’Fonte de Juvendude Terrena’’. Y eso porque por mucha fuente que fuese no iba a recuperar la juventud ni en sueños. En lo que sí iba a soñar era con la fortachona masajista del este de Europa que le tocó en suerte, y que hasta le cambió las vértebras de sitio, o eso le pareció a él.

Recuperaron, tumbados en la piscina, la respiración normal, sobre todo los masajeados, y haciendo recuento de los objetos perdidos hasta el momento: unos pendientes en la ducha del hotel de Iguaçú, y un anillo que había desaparecido del aparador en la habitación de este hotel.


Al anochecer, y después de vestirse convenientemente, se dedicaron a dar vueltas y más vueltas por los espacios comunes del hotel, que eran muchos y muy variados en sus funciones. Y más porque no decidían ni el qué ni el dónde cenar que por otras razones. Acabaron en la cafetería que había junto a la entrada del hotel tomando unas mini-hamburguesas, y ‘’cortando el traje’’ a todo grupo o bicho viviente que circulaban por allí. Y como las ‘’mini’’ se las comieron de un bocado, se fueron todos a un espacio aislado y tranquilo que habían localizado en su vagabundeo previo, y jugaron al chinchón que, esta vez, ganó la Flores. Y cada pájaro a su nido pues al día siguiente estaba previsto ir de excursión a lugares como Itaquera y Formosa. 

domingo, 19 de junio de 2016

Semana del 12 al 18 de junio del 2016(Brasil X)

¡Y el Pirulo sigue con sus ‘’historias’’ del Brasil! Esperamos que después de las elecciones nos deje hablar a los demás

30 de octubre del 2007

Era su último día de estancia en Itanhaem, y empezaron entretenidos. En el desayuno se les instaló en la zona donde lo hacían una mosca ‘’cojonera’’, como se les denomina en España. De esas que son más pesadas que los políticos, es decir, que no te la puedes quitar de encima. Se te pone a zumbar en un oído y cuando la espantas arriesgándote a darte un auto-bofetón, ¡zas!, se te pone en el otro y sigue susurrándote al oído. Y cuando la has perdido de vista, te la encuentras ‘’chupando del bote’’ encima precisamente de la raja de sandía a la que le habías echado el ojo. Pero en Brasil no se andan con chiquitas. No pasó un minuto y nuestros viajeros tenían a su disposición una especie de raquetilla pero….¡electrificada! Y allí mismo se organizó la pelea entre los comensales para hacerse con el artilugio e intentar electrocutar a la marisabidilla de la mosca.

Y no quedó ahí el entretenimiento, ya que a la Niña se le ocurrió pedir miel para endulzar la infusión que estaba tomando, pues notaba picores e irritación de garganta. Y como no había disponible miel de abeja, le convencieron entre todos que para lo que sentía le iba a hacer el mismo efecto la miel de caña. ‘’La miel…¿de qué?’’, preguntó con desconfianza. Menos mal que el Recovecos, como químico, y el Peluche, como consorte, le explicaron el origen, procedimiento de extracción y virtudes del producto, poco conocido en las riberas del Ebro pero muy usado en el Ándalus como condimento de algunos platos. Y al final aceptó utilizarlo como mal menor, aunque la impresión que tuvieron los presentes fue que el acto de sumisión de la Niña se debió más a su deseo de que el Recovecos dejase de dar las explicaciones que, más que científicas, parecían inventadas sobre la marcha.


Pasearon por la playa, disfrutaron de la piscina y de las consabidas caipirinhas, y después de comer se echaron una siesta para estar descansados, ya que a media tarde tenían previsto volver a Sao Paulo.




El viaje lo hicieron con la luz suficiente como para apreciar lo peligrosa que podía ser la autovía de subida hacia Sao Paulo en manos de un conductor inexperto: curvas pronunciadas, túneles, barrancos que empezaban al otro lado de las defensas y cuyo fondo mejor no imaginarlo,…Les llamó la atención que la citada autovía contaba con entradas y salidas incomprensibles, a no ser que los distintos tramos y túneles los estuvieran explotando empresas distintas. Pero para lo que no hallaron explicación, por mucho que pusieran en marcha sus neuronas cerebrales, fue para la existencia de pasos de cebra en algunos puntos en los que, en base a lo que podían apreciar desde el coche en marcha, no existía posibilidad aparente de que pudiesen cruzar peatones.


Una vez llegados al hotel, después de atravesar la avenida Paulista a paso de caracol, hicieron el check-in y quedaron a tomar una cervecita en la cafetería del hall para decidir qué hacían a continuación. Allí apareció el Peluche cojeando, por lo que acordaron buscar un sitio cercano para cenar. Accedieron a un centro comercial próximo al hotel, y a base de preguntar a los guardias de seguridad que vigilaban el interior, se decantaron por entrar en una pizzería de nombre SÚBITO.








Y allí empezó un tira y afloja con un maître que parecía salido de la película ‘’Alicia en el País de las Maravillas’’: cara de cerdito y sonrisa de conejo. La conversación, no fue exactamente como se va a reflejar a continuación, pero la traducción de lo que decía el maître y lo que respondían nuestros viajeros con medias palabras y acompañamiento de gestos, se acerca a la realidad

-  Bonas noites, ¿qué va a ser?

-  No lo sabemos todavía. La carta de pizzas, prego

-  No tenemos carta. Hoy solo hay rodizio

- ¿Rodizio? (al unísono) Y eso, ¿qué es?

Y a continuación vino la extensa explicación de lo que era un rodizio, es decir, un servicio continuado de distintos tipos de pizzas (en este caso) de las que, al pasar por la mesa, los comensales pueden coger una porción y, si no les gusta, esperar a la siguiente que ofrezcan.

- ¡Entendido!, contestaron los más atrevidos, y luego añadieron… Entonces, con el poco apetito que tenemos, apúntenos dos rodizios.

- Lo siento, pero no puede ser, contestó de inmediato el maître. Según las normas, hay que encargar un rodizio por comensal.

Comenzó otra vez un nuevo tira y afloja para convencer al maitre de que algunos de los presentes solo iban a mirar, y con la promesa de que uno de ellos solo iba a tomar una cerveza, lograron que aceptara una comanda de 4 rodizios, aunque al encargado le pareció que había conseguido más de lo esperado pues, todo sonriente, concluyó

- Todo en orden. Y como obsequio de la casa añadiré que les sirvan un gateaux (fonéticamente ‘’un gato’’) cuando hayan dado cuenta del rodizio.

Se pusieron a probar pizzas hasta que les salieron por las orejas y se quedaron reposando lo ingerido a la espera del ‘gateaux’ prometido. Pero como no llegaba el gato ni nada parecido, acabaron por abonar hasta lo que no habían comido y se volvieron al hotel paseando tranquilamente, al ritmo que imponían la Flores y el Peluche debido a sus respectivas discapacidades.

Y una vez allí, se pusieron a hacer y deshacer maletas, pues tenían que preparar el equipaje para el viaje a Brasilia que iniciaban al día siguiente. Y con la incógnita de que, igual al día siguiente, el Palmeras se unía a los dos discapacitados, pues empezaba a sentir los efectos de la cantidad de fruta que había tomado en Itanhaem en el funcionamiento de su aparato digestivo.




31 de octubre del 2007


La mañana empezó un poco accidentada: la Flores sin ganas de desayunar y el Palmeras con ‘’carrerillas’’ por culpa de la ingesta de frutas. Y para colmo, al ir el Recovecos a liquidar los gastos del hotel, se dio cuenta de que un ‘Sí’’ inoportuno con el que contestó alguno del grupo a una pregunta que les habían formulado en el check-in del día anterior, significaba que tenían todos el desayuno pagado. La Niña y el Recovecos se miraron como diciendo: ‘’¡Ya empezamos el viaje con dispendios inútiles! ¡Tres desayunos por el valor de cinco!’’.

La imagen que dieron al circular los cinco por el aeropuerto de donde partían hacia Brasilia era todo un poema, aunque nadie intentó siquiera inmortalizarla para la posteridad: un cojo, una con dificultades respiratorias y otro con ‘apretones’ que le obligaban a tener a la vista en todo momento el wc más próximo. Pero como las desgracias nunca vienen solas, cuando ya estaban aposentados cómoda y confiadamente junto a la puerta de salida 10 que era la que anunciaban las pantallas…¡cambio de datos en SALIDAS! ¡Vuelo a Brasilia por la puerta 20!

El viaje, normal. A no ser por el estado de tensión del Palmeras derivado del control que hacía a la situación de Ocupado/Libre del wc, por si sus intestinos le obligaban a salir corriendo. Y ya en el aeropuerto de Brasilia y de camino a la zona de equipajes, se perdieron porque a alguien se le ocurrió entrar por una puerta por la que no se debía pasar.

El traslado al hotel fue entretenido pues les permitió visualizar las zonas residenciales de alto standing, pues el núcleo de Brasilia no contaba prácticamente con viviendas, y los altos funcionarios y personal de las embajadas residían en urbanizaciones de la periferia, y los trabajadores de menor categoría en ciudades satélite. Hasta vislumbraron el lago artificial que se había construido para ‘’regocijo y solaz’’ de los más pudientes.







Llegaron al hotel, que era más un macro hotel, tomaron posesión de sus habitaciones y, mientras comían de buffet, pero acompañados de caipirinhas, planificaron la tarde







Después de la siesta pasaron por el SPA ZEN de que disponía el hotel para apuntarse a tratamientos de masaje y embellecimiento con nombres a cual más exótico, y se instalaron en la piscina. La Niña y el Peluche no quisieron saber nada ni del SPA ni del ZEN y se incorporaron directamente de la siesta a la piscina, donde soplaba un viento tan fuerte como el del Moncayo, pero más calentito. Y se les pasó el tiempo sin darse cuenta pues pasearon por allí cuatro o cinco novias haciéndose el álbum de fotos de la boda, y a nuestros viajeros se les iban los ojos, sobre todo cuando a la novia de turno se le ocurría que le tomasen fotos tumbadita en una de las hamacas y en distintas posturitas.

Decidieron ir a cenar a un shopping del núcleo de Brasilia para lo que contaban con autobuses gratis puestos por el hotel a disposición de sus huéspedes. Quedaron para tomar el de las 20 horas, pero con tan mala fortuna que, por culpa de algún retraso de alguno de los implicados, se les adelantó un grupo de argentinos que lo ocupó totalmente, teniendo que quedarse en tierra. Alguno de los ‘no retrasados’ cogió un cabreíllo, que se solucionó esperando el de las 21 horas y alegrando la espera con una birra.

En la zona del shopping casi se pierden, pero con la ayuda de unos y otros acabaron cenando a lo brasileño y volviendo al hotel en taxi, que también costó lo suyo localizarlo.


Y ahí se acabó la jornada, aunque al Recovecos aun le quedó vivir la experiencia de probar botoncitos e interruptores de la habitación que no acabó de entender, dejó la habitación a oscuras, y terminó por los suelos cuando volvía del baño a la cama.

domingo, 12 de junio de 2016

Semana del 5 al 11de junio del 2016(Brasil IX)

¡Y el Pirulo sigue con sus ‘’historias’’ del Brasil!


29 de octubre del 2007

La noche fue tranquila, pero no para todos. Al pobre Palmeras le tocó un cuarto que daba a una galería exterior por la que estuvieron retozando la Nuna y  Jani, lo que le mantuvo en un duermevela. Lo malo fue que por la mañana le entraron las dudas. ¿Y si al salir del cuarto no le reconocían como invitado y se le abalanzaban encima? Al final, el hambre y la sospecha de que el Recovecos iba a aprovecharse de su ausencia para comerse lo mejor del ‘’pan dulce’’, pudo más que el temor a una reacción poco amistosa de los perros, y salió de su habitación mirando a todos lados y con la sonrisa en los labios.

Desayunaron sin los agobios que habían pasado en los días precedentes, y se fueron todos a dar un paseo por una playa abierta cuyo final no se percibía si se miraba hacia la derecha, y a la izquierda finalizaba en un pequeño cerro que la separaba del núcleo de la ciudad.









Se tomaron la mañana de reposo en la piscina, disfrutando de las consabidas caipirinhas que, unido a las prácticas de baile de sambas, les abrieron lo suficiente el apetito para dar cuenta de una comida a base de ensalada y pintada. El arroz, ni se nombra ni se nombrará de aquí en adelante, ya que por esas tierras se tiene siempre a disposición de los comensales en cualquier ágape que se precie.











Por la tarde, y después de una buena siesta, se trasladaron al centro histórico de Itanhaem en un ‘trenecinho’, y visitaron los edificios que aun se conservaban de la ciudad primitiva, que además era la segunda fundada en Brasil por sus primeros descubridores y de la que aun existe la cárcel construida allá por el siglo XVI. Los que pudieron y se sintieron con fuerzas, subieron una colina para ver uno de los primeros conventos fundado por los colonizadores y antes de volver a casa, se hicieron las consabidas fotos en torno a la estatua del P. Anchieta que, aunque canario, el Recovecos lo reivindicaba como compatriota suyo, pues su padre era vasco y primo de San Ignacio. La vuelta a casa la hicieron en autobús y gratis, aprovechándose de que la mayoría era mayor de 60 años.


LA ANTIGUA CÁRCEL










Una vez que merendaron, a base de té y dulces, se entretuvieron  hasta la hora de la cena jugando unas cuantas partidas de Rumicub y de chinchón en las que los participantes no fueron conscientes de las trampas que les hizo el Recovecos.

La cena consistió en un buen plato de ‘camaroes na moranga’ (un plato típico de langostinos y calabaza) acompañados, como no podía ser de otra manera, de arroz y complementados con fruta y dulces a gusto del consumidor. Y mientras tanto uno de los perros, Iani, lloriqueando junto a uno de los anfitriones y dando pequeños aullidos, cosa  que ninguno de los visitantes entendía el por qué, hasta que les explicaron que era su manera perruna de avisar a su dueño de que iba a llover. Y no se equivocó.


Y esa noche, más que brasileña, fue toledana. Por lo menos hacia la hora de la amanecida, pues uno de los presentes en la casa salía para Sao Paulo hacia las cinco de la madrugada por sus obligaciones laborales. Y como había que evitar a toda costa que se retrasase, empezaron a esa hora a sonar despertadores en diversas zonas, a lo que se unieron los llantos y aullidos lastimeros de los dos perros porque el que se iba era también el que más les quería y les cuidaba. Menos mal que el guirigay que se organizó se desvaneció en cuanto los viajeros desaparecieron y, a partir de ese momento, por lo menos alguno de nuestros turistas retomó el sueño.

lunes, 6 de junio de 2016

Semana del 29 de mayo al 4 de junio del 2016(Brasil VIII)

El Pirulo ha andado desmadrado esta semana controlando las labores de puesta a punto de la terraza de unos jubilados, que se han dedicado, sobre todo él, a lijar y dar aceite a unos muebles de teca con los que ‘visten’ la terraza.



ANTES DE LIJAR Y DAR ACEITE



DESPUÉS DE LIJAR Y DAR ACEITE

Y por eso o porque no tenía ganas de discusiones, les ha hecho tragarse a todo el grupo el relato de otra jornada del viaje a Brasil.


28 de octubre del 2007

La amanecida y los primeros pasos de nuestros viajeros en este último día de su estancia en Iguaçú fueron la confirmación de lo que se temían por su experiencia del día anterior. Si el recién pasado sábado se habían encontrado una aglomeración soportable de clientes a la hora del desayuno, esta vez aquello se asemejaba más a una avalancha o a un tsunami que arrastraba hasta la zona donde se exponían las cosas que menos les apetecían y de las que tenían que echar mano como fuese. De coger un plato y servirse unos huevos revueltos, mejor ni intentarlo, pues podían volver a la mesa con manchas y trozos de revuelto medio cuajado hasta en los calzoncillos. Como no tenían demasiada prisa, y no había esta vez un autobús esperándoles para llevarles a hacer un recorrido por los alrededores, lo tomaron con calma, y esperaron a que los grupos familiares fueran desapareciendo.

Después de alimentarse con lo mejor de lo que había sobrado, les dio tiempo a dar un paseo por los alrededores del hotel, reposar un rato, ir a la capilla que casualmente estaba dedicada a Nuestra Señora de la Paz, oír la misa dominical bien formales, con bautizo incluido, y, al final, reunirse de nuevo en el hall del hotel con las maletas, pagar los extras y pensar en el viaje de vuelta a Sao Paulo.




LA CAPILLA


LOS JARDINES


LA ''AVENIDA'' DE LOS FAMOSOS
(Por sus pies los conoceréis)


Allí aguardaron a Cynthia, la responsable de las excursiones, con la que redactaron el obligado informe del abortado paseo en barco del día anterior, cobraron los reales previamente abonados que, tan rápido como el coatí ladrón de bocadillos, se los apropió el Recovecos para incorporarlos al fondo común, y se trasladaron al aeropuerto.

Una vez allí, hicieron lo que se estaba ya convirtiendo en una costumbre en los aeropuertos brasileños: esperar y pasar calor. Cada vez que llegaba un avión creían que era el suyo, y alguno de los cinco (mejor de los cuatro, pues la Flores no contaba para esos menesteres) se levantaba para ver si era el que les iba a trasladar a Sao Paulo, aunque tanto paseo no aceleró su llegada. ¡Llegó el último de los anunciados y con retraso!




Después de la calorina que pasaron a pie de pista, el ambiente en el interior del avión les pareció Jauja, y se sentaron con la sensación de que se iniciaba una nueva etapa de su viaje que preveían de sol y playa. El trayecto se les hizo corto, aunque no contribuyó a ello el tentempié que les proporcionaron, consistente en una galletas crackers y una ‘’mierdilla’’ de pastel de guayaba.

Una vez en Sao Paulo, salieron en búsqueda de un taxi de 5 plazas, pensando hacer alarde del conocimiento adquirido hacía unos días, aunque esta vez nadie se peleó por empujar la silla de la Flores, se supone que porque tal gesto no conllevaba ninguna ventajilla. Los taxistas, haciendo también alarde del conocimiento que tenían de los turistas, les metieron gato por liebre y, después de unas cuantas frases que se cruzaron entre los que estaban disponibles, les endilgaron uno de 4 plazas ‘ampliables’. Lo de la supuesta ampliación consistía  en que los cuatro pasajeros de atrás se tenían que sentar al tresbolillo (uno mirando hacia occidente y el siguiente hacia oriente, o al revés, que da lo mismo), y uno de ellos, por lo menos, con el culo casi al aire, apoyado justo, justo allí donde le fémur se una a la cadera. Le dieron al taxista la dirección de la anfitriona que es donde habían quedado, pero al llegar a la zona donde estaba la vivienda, el conductor que les tocó en suerte no debía estar muy seguro. Inició entonces consultas con un hablar tan rápido que nadie de los presentes le entendía, y menos enredados por las interpretaciones que hacía el Palmeras que parecía adivinar coincidencias entre el portugués y el cheso, o eso se supone. Después de dar unas cuantas vueltas, y más por culpa de las direcciones prohibidas y por la poca accesibilidad visual de los números de los edificios, llegaron a la entrada adecuada y subieron al domicilio de la anfitriona donde ya habían estado el primer día de su estancia en Sao Paulo. Y allí, entre charlas y refrescos, a esperar a que llegasen los dos coches que iban a trasladarlos a todos a Itanhaem, tercera etapa de su viaje.

Se hicieron esperar los que traían los coches, pero a eso de las 20,30 h. llegaron, cargaron maletas y alimentos (incluida una sandía enorme, de unos 10 kilos) y salieron hacia la costa. Tuvieron que repostar antes de salir de Sao Paulo en una estación de servicio específica, cosa que encantó al Recovecos pues el coche iba a gas y, como buen científico, le interesaba ver como lo hacían. ¿Cambiarían sin más la botella de gas como cuando se te acaba la bombona de la cocina? ¿La enchufarían a un surtidor de gas a presión? ¿Introducirían el coche, con pasajeros incluidos, en una cámara frigorífica a tª bajo 0º para poder trasvasar el gas en estado líquido? Pues el Recovecos se quedó con las ganas de conocer el ‘cómo’, ya que le ‘recomendaron’ no salir del coche para evitar pérdidas de tiempo.

El viaje hasta Itanhaem fue más largo de lo que esperaban, o quizá fue por que no podían contemplar el paisaje que atravesaban pues era ya noche cerrada. Lo que no pudieron evitar, sobre todo la Flores y el Recovecos, fue sentir el mariposeo estomacal que les provocaba el tomar las curvas cuesta abajo que trazaba la autopista a una velocidad que, por ser noche cerrada, les parecía más alta de lo que realmente era. Después de descender hasta la zona de playas de Sao Paulo y recorrer durante un buen rato una carretera paralela a la costa, llegaron a una de esas urbanizaciones de chalets con jardín  que estaban en torno a zonas verdes rectangulares ajardinadas  junto a la playa. Y allí los coches se detuvieron junto a las verjas de una de las villas, y bajaron para conocer lo que iba a ser su residencia durante unos días.

Nada más entrar en la casa vieron que la anfitriona les tenía preparada una cena tal, que les hizo olvidar el viaje en avión, el traslado en coche, el acongojamiento producido por las curvas del puerto, y todo lo demás. Todo estaba dispuesto en la mesa: casquiña de siri, que es un plato típico del Brasil a base de un tipo de cangrejo; torta de pollo; alcachofillas; y un surtido de frutas y dulces que al Palmeras, por la fruta, y al Recovecos, por los dulces, les obligó a hacer un esfuerzo casi insuperable para no invertir el orden de los platos de la cena.


Y después de charlar, recibir a unos conocidos de la urbanización y saludar a los dos perros que brujuleaban por la casa y su jardín (Nuna y Jani) se fueron a descansar.