domingo, 3 de enero de 2016

Semana del 27  de diciembre del 2015 al 2 de enero del 2016


El Pirulo y la Tatiqui han salido del 2015 y entrado en el 2016 más como tortolitos que como gaviotas, aunque el Pirulo, ajeno a sus costumbres más o menos gamberras, se ha puesto trascendental, y se ha pasado unas cuantas horas del comienzo del nuevo año haciendo disquisiciones meteorológico-políticas que la Tatiqui ha aguantado como ha podido.








A continuación se exponen las más importantes de sus elucubraciones, aunque se deja a los lectores en libertad para asociar a la descripción de cada fenómeno o elemento climatológico el personaje o tendencia política que crea conveniente.




TORNADO


Suele aparecer casi repentinamente en un punto o pequeña zona muy delimitada. Lo de ‘’casi repentinamente’’ se debe a que siempre hay elementos o características que lo preceden como ventoleras, pequeñas o menos pequeñas alteraciones del equilibrio climatológico muy localizados,… Lo que ocurre es que siempre surgen estos indicios no dan lugar a un tornado, sino que muchas veces son alteraciones que cesan tan rápidamente como aparecen. Ahora bien, hay que estar atentos porque la generación de un tornado puede afectar a zonas limítrofes y originar fenómenos semejantes.

Cuando la gente ve un tornado a lo lejos parece que quedan como hipnotizados, los encandila, y se enganchan a él como los jóvenes a los grupos de whatsapp. Los miran los remiran, y llega un momento en que la sensación de peligro prácticamente desaparece. Y allí se quedan viendo cómo cambia de posición constantemente hacia la izquierda, hacia la derecha, avanzan, retroceden,…Y se muevan en la dirección que se muevan, la conclusión inocente del observador siempre es la misma: ‘’¡Esto, a mí, ni me afecta ni me afectará!

Y siguen disfrutando y comentando sus cambios de forma. Da lo mismo que tenga forma de embudo, como si estuviese apoyado en un solo punto y que se asemeja a esas personas o grupos que se apoyan en una idea o eslogan repetido hasta la saciedad,  para arrastrar a los que encuentran a su paso, como cuando su base se amplía y toma todo él forma de cilindro. Y no se dan cuenta que, cuando toma esta forma, la superficie circular de la base es una zona de calma, que se puede uno sentar ahí a leer el periódico tranquilamente, pero que es una calma temporal y ficticia porque, al menor desplazamiento del tornado a izquierda o derecha, lo que era centro pasa a ser periferia y, en consecuencia, será arrastrado por las fortísimas corrientes ascendentes de aire.

Lo malo es que cuando el entorno del tornado tiene las características que permiten su desplazamiento, se mueve con una rapidez inusitada. Y si llega a una población o grupo humano que haya sido previamente manipulado por los ‘hombres del tiempo’ y se hayan creído sus alegres e infundadas previsiones de que ese tornado no es peligroso, ni se va acercar a lo que ellos creen su refugio seguro, pues…¡los arrasan las fuerzas de la naturaleza!
Lo curioso es que nadie (o muy pocos) saben lo que pasa en el interior del tornado, pero allí está lo que origina todo, el núcleo de la cuestión, lo que organiza los elementos necesarios para que produzca el mayor efecto posible, para arrastrar a su interior el mayor número de personas aunque momentos después las expulsen de su zona de influencia bien ‘machacadas’: fuerzas, impulsos ficticios, cambios de dirección,…



GOTA FRÍA


Es un fenómeno meteorológico propio de las costas mediterráneas. Suele aparecer a finales del verano o en la primera parte del otoño a pesar de lo cual no se tiene por qué asociar con el 27-S. Para colmo, tiene cierto carácter cíclico: anual, bianual o, las más de las veces, cuando más descuidados están los humanos.  Lo que más le caracteriza es una bolsa de aire frío en altura, que contrasta con la temperatura que tiene la capa de aire que la une(¿?) a la superficie de un mar normalmente en calma. Y por eso pasa lo que pasa.  Todo el mundo tranquilo en los alrededores y esa bolsa de aire como una cabeza fría que, de tan fría, no funciona con normalidad, avanza hacia tierra y cuando está encima de cualquier zona poblada o despoblada,…¡zas!, ¡ la organiza! Y aquello es un desbarajuste: lluvia, granizo, o lo que haga falta. Lo esencial es jorobar al personal con fases (que no frases) explosivas que lo revuelve todo, y todo el mundo acaba no sabiendo dónde está. ¿Cerca de la costa del mediterráneo? ¿Adentrándose en la zona esteparia de la meseta? ¿Camino de los infiernos?

Después de que pasan y se suceden todos los meteoros que la dichosa ‘gota fría’ ha producido, todo, y cuando digo todo es todo, queda hecho unos zorros.  Y la gente, que no es tonta, aprovecha para asignar a la zona correspondiente más o menos (Siempre tiende a Más), el calificativo de ‘’catastrófica’’ y, apelando a la solidaridad, acaba pidiendo que los demás arreglen roturas y descosidos.

Aunque parezca mentira, en la zona del Cantábrico oriental también suele producirse un fenómeno meteorológico semejante, que por aquellas tierras lo denominan GALERNA. Es la famosa galerna del Cantábrico que ya conocían desde tiempos inmemoriales aquellos arrantzales que iban a la caza de la ballena en sus traineras. Lo que pasa es que esta galerna  se anuncia de tal manera que hasta los bañistas de La Concha se la ‘huelen’ con la antelación suficiente como para recoger todos sus bártulos y ponerse a resguardo. De ahí que sus efectos no sean tan destructivos salvo para aquellos a los que coja despistados. 

Además, al estar acostumbrados, el significado y alcance de sus embates, eso sí, siempre en la misma dirección, no varía para nada su modo de vida, sino que esperan tranquilos a que se transforme en un inocuo txirimiri para irse de nuevo a txikitear, que es lo que alegra el corazón.



EL NIÑO


Corriente marina que está ahí desde hace mucho, pero mucho tiempo. Creo que hasta los incas la aprovechaban para mandar al ‘quinto pino’, como deportados, a los  que molestaban a sus reyes y sacerdotes. Juntaban unas cuantas cañas o juncos y madera balsa, los ponían encima, les daban un buen impulso en el punto adecuado de la orilla del mar, y…¡hasta la isla de Pascua!

El Niño es tranquilo, ni frío ni caliente, siempre templado y a la temperatura adecuada para los que se sumergen o se dejan llevar por él. Lo malo que su inconsciencia le impide darse cuenta de lo que provoca a distancia temporal y espacial. Eso de circular sin obstáculos ni oposición de lado a lado del Pacífico molesta a los del Atlántico, y en las masas de agua que no están ni quieren estar en contacto con él (el Niño), se alborotan, originan borrascas una detrás de otra, pasan por encima de cualquier cosa que se les ponga por delante  sin pedir permiso a nadie y aplicando el famoso dicho popular ‘’¡El que venga detrás que arree!’’. Además tienen la ventaja de que todos los que defienden la naturaleza dicen lo mismo: ‘La culpa no es de las borrascas, sino del Niño que desequilibra todo y, en resumidas cuentas, es el que las crea’.




Hay otros fenómenos, como la bochornosa CALIMA, que aparecen cuando uno menos se lo espera, pero que son fugaces. Bochorno, mala visibilidad y, si acaso, una ligera lluvia que deja todo lo que está a la intemperie pringado de barro y arena. O los ANTICICLONES, que surgen al amparo de las BORRASCAS y que luchan por mantener su espacio vital. Se pelean constantemente, se empujan hacia la derecha y luego hacia la izquierda. Las dos se creen la reina de los mares, pero montan unas ventoleras en sus zonas de contacto que arrastran a todo el mundo hacia espacios desconocidos pero, sin duda, más tranquilos.

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