Semana del 27 de diciembre del 2015 al 2 de enero del 2016
El Pirulo y la Tatiqui han salido
del 2015 y entrado en el 2016 más como tortolitos que como gaviotas, aunque el
Pirulo, ajeno a sus costumbres más o menos gamberras, se ha puesto
trascendental, y se ha pasado unas cuantas horas del comienzo del nuevo año
haciendo disquisiciones meteorológico-políticas que la Tatiqui ha aguantado
como ha podido.
A continuación se exponen las más
importantes de sus elucubraciones, aunque se deja a los lectores en libertad
para asociar a la descripción de cada fenómeno o elemento climatológico el
personaje o tendencia política que crea conveniente.
TORNADO
Suele aparecer casi repentinamente en un
punto o pequeña zona muy delimitada. Lo de ‘’casi repentinamente’’ se debe a
que siempre hay elementos o características que lo preceden como ventoleras, pequeñas
o menos pequeñas alteraciones del equilibrio climatológico muy localizados,… Lo
que ocurre es que siempre surgen estos indicios no dan lugar a un tornado, sino
que muchas veces son alteraciones que cesan tan rápidamente como aparecen.
Ahora bien, hay que estar atentos porque la generación de un tornado puede afectar
a zonas limítrofes y originar fenómenos semejantes.
Cuando la gente ve un tornado a lo lejos
parece que quedan como hipnotizados, los encandila, y se enganchan a él como
los jóvenes a los grupos de whatsapp. Los miran los remiran, y llega un momento
en que la sensación de peligro prácticamente desaparece. Y allí se quedan
viendo cómo cambia de posición constantemente hacia la izquierda, hacia la
derecha, avanzan, retroceden,…Y se muevan en la dirección que se muevan, la
conclusión inocente del observador siempre es la misma: ‘’¡Esto, a mí, ni me
afecta ni me afectará!
Y siguen disfrutando y comentando sus
cambios de forma. Da lo mismo que tenga forma de embudo, como si estuviese
apoyado en un solo punto y que se asemeja a esas personas o grupos que se
apoyan en una idea o eslogan repetido hasta la saciedad, para arrastrar a los que encuentran a su
paso, como cuando su base se amplía y toma todo él forma de cilindro. Y no se
dan cuenta que, cuando toma esta forma, la superficie circular de la base es una
zona de calma, que se puede uno sentar ahí a leer el periódico tranquilamente,
pero que es una calma temporal y ficticia porque, al menor desplazamiento del
tornado a izquierda o derecha, lo que era centro pasa a ser periferia y, en
consecuencia, será arrastrado por las fortísimas corrientes ascendentes de
aire.
Lo malo es que cuando el entorno del tornado
tiene las características que permiten su desplazamiento, se mueve con una
rapidez inusitada. Y si llega a una población o grupo humano que haya sido previamente
manipulado por los ‘hombres del tiempo’ y se hayan creído sus alegres e
infundadas previsiones de que ese tornado no es peligroso, ni se va acercar a
lo que ellos creen su refugio seguro, pues…¡los arrasan las fuerzas de la
naturaleza!
Lo curioso es que nadie (o muy pocos) saben
lo que pasa en el interior del tornado, pero allí está lo que origina todo, el
núcleo de la cuestión, lo que organiza los elementos necesarios para que
produzca el mayor efecto posible, para arrastrar a su interior el mayor número
de personas aunque momentos después las expulsen de su zona de influencia bien
‘machacadas’: fuerzas, impulsos ficticios, cambios de dirección,…
GOTA FRÍA
Es un fenómeno meteorológico propio de las
costas mediterráneas. Suele aparecer a finales del verano o en la primera parte
del otoño a pesar de lo cual no se tiene por qué asociar con el 27-S. Para
colmo, tiene cierto carácter cíclico: anual, bianual o, las más de las veces,
cuando más descuidados están los humanos.
Lo que más le caracteriza es una bolsa de aire frío en altura, que
contrasta con la temperatura que tiene la capa de aire que la une(¿?) a la
superficie de un mar normalmente en calma. Y por eso pasa lo que pasa. Todo el mundo tranquilo en los alrededores y
esa bolsa de aire como una cabeza fría que, de tan fría, no funciona con
normalidad, avanza hacia tierra y cuando está encima de cualquier zona poblada
o despoblada,…¡zas!, ¡ la organiza! Y aquello es un desbarajuste: lluvia,
granizo, o lo que haga falta. Lo esencial es jorobar al personal con fases (que
no frases) explosivas que lo revuelve todo, y todo el mundo acaba no sabiendo
dónde está. ¿Cerca de la costa del mediterráneo? ¿Adentrándose en la zona
esteparia de la meseta? ¿Camino de los infiernos?
Después de que pasan y se suceden todos los
meteoros que la dichosa ‘gota fría’ ha producido, todo, y cuando digo todo es
todo, queda hecho unos zorros. Y la
gente, que no es tonta, aprovecha para asignar a la zona correspondiente más o
menos (Siempre tiende a Más), el calificativo de ‘’catastrófica’’ y, apelando a
la solidaridad, acaba pidiendo que los demás arreglen roturas y descosidos.
Aunque parezca mentira, en la zona del
Cantábrico oriental también suele producirse un fenómeno meteorológico
semejante, que por aquellas tierras lo denominan GALERNA. Es la famosa galerna
del Cantábrico que ya conocían desde tiempos inmemoriales aquellos arrantzales
que iban a la caza de la ballena en sus traineras. Lo que pasa es que esta
galerna se anuncia de tal manera que
hasta los bañistas de La Concha se la ‘huelen’ con la antelación suficiente
como para recoger todos sus bártulos y ponerse a resguardo. De ahí que sus
efectos no sean tan destructivos salvo para aquellos a los que coja
despistados.
Además, al estar acostumbrados, el significado y alcance de sus
embates, eso sí, siempre en la misma dirección, no varía para nada su modo de
vida, sino que esperan tranquilos a que se transforme en un inocuo txirimiri
para irse de nuevo a txikitear, que es lo que alegra el corazón.
EL NIÑO
Corriente marina que está ahí desde hace
mucho, pero mucho tiempo. Creo que hasta los incas la aprovechaban para mandar
al ‘quinto pino’, como deportados, a los
que molestaban a sus reyes y sacerdotes. Juntaban unas cuantas cañas o
juncos y madera balsa, los ponían encima, les daban un buen impulso en el punto
adecuado de la orilla del mar, y…¡hasta la isla de Pascua!
El Niño es tranquilo, ni frío ni caliente,
siempre templado y a la temperatura adecuada para los que se sumergen o se
dejan llevar por él. Lo malo que su inconsciencia le impide darse cuenta de lo
que provoca a distancia temporal y espacial. Eso de circular sin obstáculos ni
oposición de lado a lado del Pacífico molesta a los del Atlántico, y en las
masas de agua que no están ni quieren estar en contacto con él (el Niño), se
alborotan, originan borrascas una detrás de otra, pasan por encima de cualquier
cosa que se les ponga por delante sin
pedir permiso a nadie y aplicando el famoso dicho popular ‘’¡El que venga
detrás que arree!’’. Además tienen la ventaja de que todos los que defienden la
naturaleza dicen lo mismo: ‘La culpa no es de las borrascas, sino del Niño que
desequilibra todo y, en resumidas cuentas, es el que las crea’.
Hay otros fenómenos, como la bochornosa
CALIMA, que aparecen cuando uno menos se lo espera, pero que son fugaces.
Bochorno, mala visibilidad y, si acaso, una ligera lluvia que deja todo lo que
está a la intemperie pringado de barro y arena. O los ANTICICLONES, que surgen
al amparo de las BORRASCAS y que luchan por mantener su espacio vital. Se
pelean constantemente, se empujan hacia la derecha y luego hacia la izquierda.
Las dos se creen la reina de los mares, pero montan unas ventoleras en sus
zonas de contacto que arrastran a todo el mundo hacia espacios desconocidos pero,
sin duda, más tranquilos.
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