Semana del 24 al 30 de enero
del 2016
Este fin de semana, tal vez por
aburrimiento, tal vez porque el ambiente y los noticieros sólo aportaban aires
más o menos viciados o, incluso, irrespirables, todos estuvieron dispuestos
a aceptar que el Pirulo siguiese con su
historia fotográfica personal. Y eso, a pesar de que el Pisha seguía empeñado
en iniciar el análisis de las chirigotas que ya estaban sonando por las calles
de su Cái, para lo que no hacía más que tararear a media voz las que más le
habían impactado. Pero, entre que no se entendía lo que decía y que su
entonación dejaba mucho que desear, la mayoría aceptó lo de las fotografías ya
que era mucho más descansado y permitía a los asistentes ‘’distraerse’’
mentalmente en lo que más les apeteciese.
1953
¡Qué tiempos aquellos! De campamento gratis
total. Te daban la ropa, la comida y hasta la cantimplora, solo a cambio de
cantar aquello de ‘’Montañas nevadas’’. El Pirulo, con casi quince añitos, y
que, para evitar eso de los ‘’pies fríos, la cabeza caliente’’, se calzaba unos
calcetines de pastor para ver si con eso se invertía el refrán y, en
consecuencia, se le enfriaba la cabeza que la debía de tener a punto de
ebullición. Y además, la ‘famiglia’, casi al completo, protegida, eso sí, por
un par de guaruras de cuyo nombre ya nadie se acuerda.
1954
Y aquí, otra vez el protagonista de esta
historia, cumpliendo la tradición de aquellos tiempos: estrenando el primer
traje a medida, nuevo y con pantalón largo, que daba un carácter especial al
decimosexto cumpleaños de cualquier varón. Además, hay que recordar que aun era
época de restricciones económicas y, en las familias numerosas, lo normal era
que el hijo mayor heredera la ropa del padre después de una laboriosa
adaptación a la nueva percha. Por eso, casi, casi, tenía el significado de entrar
en la mayoría de edad ya que, a partir de ese momento, el fondo de armario era
nuevo y no el adaptado a un segundo usuario pero, como es deducible, bastante
menos variado.
1955
Fotografía que inmortaliza el momento en el
que el Pirulo inicia su primera época mística. Y hasta suprime el peinado con
raya, en un intento de cambiar de ‘’look’’. ¡Pero, ni por esas! Más comentarios
se consideraría excesivo.
1959
‘’¡Toma pan y moja!’’ ¡El místico haciendo
posturitas! Por lo que se ve, el ataque de misticismo le ha durado más bien
poco y está dispuesto a quemar etapas y recuperar el terreno perdido. Malas
lenguas afirman que, en aquellos tiempos difíciles, hizo varias copias de la
foto para que sus hermanas mayores las distribuyeran entre sus amistades, pero
respetando los cánones normales de belleza de aquella época. La estrategia no
dio muy buen resultado, pues los dos únicos contactos que consiguió resultaron
fallidos. Uno porque era una ex-monja ya talludita, y él, para misticismos, ya
había tenido bastantes. Y a la segunda, después de mucho pensárselo, la llevo
hasta las faldas del monte Ulía, y allí, con la mayor suavidad posible, que no
resultó suficiente a tenor de las barbaridades que le contestó, le soltó que
las gorditas no le iban.
1963
Al que no le va lo místico, normalmente
tampoco le subyuga lo militar. Pero en los años 60 del siglo XX, no se libraba
uno de la ‘mili’ ni siendo cojo y ciego, porque te mandaban a servicios
auxiliares. Así que ahí vemos al Pirulo haciendo las famosas Milicias
Universitarias. Y como puede apreciarse, las zonas de descanso en el campamento
eran amplias aunque poco amuebladas. A los soldaditos se les decía ‘’¡A
merendar, al campo!’’, y ellos, como ovejitas, buscaban un sitio cómodo, a
poder ser a la sombra. ¡Y encima de bebida, leche! ¿Les darían también
galletitas del Príncipe de Beckelar?.
Para los despistados, el Pirulo es el de la
derecha.
1963
¡Esto parece el comedor de Alcatraz! Salvo
que hay un par de detalles que lo desmienten. Ni es muy probable que en aquella
cárcel conociesen y aun menos utilizasen el botijo, ni estaban permitidos
objetos contundentes que pudiesen emplearse como armas arrojadizas.
1964
Esta es la imagen de los que nacen con
estrella y no estrellados como otros. Mientras todos los demás reclutas están
sudando la gota gorda en una marcha caracolera por los campos zamoranos, ellos,
los del Cuerpo de Ingenieros, tumbados en la hierba en torno a una radio
antediluviana, y esperando órdenes que nunca llegan o misivas que
trasmitir al centro de mando. Y el
Pirulo, a la izquierda, sonriendo ante la cara que pone el operador que mira al
aparato como diciendo: ‘’Y esto,…¿para qué sirve?’’
Y aquí hay que hacer un alto en
el camino pues, por estos años, la vida del Pirulo sufre un giro de 180º. Más
que un giro, es un tsunami que lo arrastra y lo cambia todo. Hasta su aspecto,
como va a poder comprobarse en las fotos que vienen a continuación. Su
trayectoria experimenta una discontinuidad, dicho en términos matemáticos, y
sufre unas transformaciones drásticas en dirección, formalismos, y marcos de
referencia. Pero eso lo dejaremos para más adelante
1973
1982
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