domingo, 8 de febrero de 2015

Semana del 1 al 7 de febrero del 2015

Después de la juerga mística del fin de semana, nos hemos reunido de nuevo todo, y la primera conclusión que hemos sacado es que este año va a ser movidito: elecciones por aquí, elecciones por allá. Y nos hemos inventado un entretenimiento que seguro nos va a ayudar a soportar el oír promesas de unos y otros de lo más ‘’originales’’ y, sobre todo, a prepararnos para no sufrir y para no lamentarnos cuando nos quiten, nos arrebaten, nos supriman o nos prohíban lo que se les ocurra, una vez ganadas las elecciones. Y lo hemos denominado ‘’JUEGO DEL DESPRENDIMIENTO’’, que consiste en que cada una identifique aquella posesión personal a la que tiene más apego, y que se DESPRENDA de ella como Dios le dé a entender: regalándola, tirándola, vendiéndola,…En fin, renunciando a ella de la manera más eficaz que se nos ocurra. No tardamos ni treinta segundos en llegar a la conclusión de que, en nuestra situación, eso era impensable para mantenernos vivas, pues no habíamos evolucionado todavía (y opinábamos que no lo íbamos a hacer nunca), de una economía de subsistencia a esa  que dicen ‘más avanzada’ (¡!) y que llaman economía de consumo. Total, que acabamos decidiendo que cada una se pusiese en la piel de un humano-tipo de su zona  de procedencia o de asentamiento, e imaginase qué tendría que quitarle para que sufriese más que los inquilinos del infierno de la Divina Comedia.

- A mí me lo habéis puesto bien difícil, comenzó el Borni. Allí, cada persona es un mundo. Desde el/la que usa ropa interior del Barça o con los colores de la ‘seniera’, y que no se ‘’desprenden’’ de ella ni una vez a la semana para darles una lavada, hasta los que tienen guardados los primeros billetes de 50 euros que salieron a principios de siglo y han conseguido mantenerlos a buen recaudo viviendo todos estos años a costa de los demás (cafés, tabaco, entradas de fútbol,…). Y a estos últimos creo que será difícil convencerlos de que ‘desprenderse’ de ellos significa que es darlos sin esperar nada a cambio. Creo que eso, en Catalonia, tiene menos posibilidades de que ocurra que el que te toque los euromillones jugando una sola combinación de números. Ya sé que es un poco exagerado, pero con el ejemplo de ‘desprendimiento’ que nos dan los de arriba…

- ¡No conocía esta faceta pesimista tuya, Borni!, le dijo la Txuri-Txori. ¡Anímate, gaviotilla! ¡Que todo puede cambiar! Si no, mira lo que está pasando por aquí. Si te fijas en los partidos de los leones que se televisan desde la Catedral a partir de las nueve de la noche, ya no se ven en el descanso esos bocatas de más de medio metro que antes llevaba el 80% de los espectadores. ¡Y no me digas que no estaban ‘apegados’ a ellos! ¡Pues se han ‘desprendido’ de los famosos bocatas de filetes empanados! Lo malo es que circulan rumores de que no ha sido para dar lo que les costaban para apoyar la lucha contra el hambre. Unos dicen que con los resultados del equipo al irse al descanso, y con el temor de lo que podía pasar en el segundo tiempo, a los que se los comían se les formaba un ‘bolo’ a la altura del estómago que no lograban desatascarlo en toda la semana. Otros dicen que entre los filetes empanados de los bocatas de los domingos y los chuletones que se consumen diariamente, han tenido que declarar especie en peligro de extinción al vacuno autóctono, y que importar el producto de otras autonomías cuesta un pastón y, por otro parte, que tampoco queda bien que saquen en TV a un forofo de los leones con un bocata de tortilla de patatas. ¡Aizú, haragia bezalako lehoiak duten! ¡Uy! ¡Perdón! ¡Me ha salido el ADN! Quiero decir, ¡que a los leones les gusta la carne!

- Los de mi tierra no se desprenden, emigran, intervino el Filloas. Y entre los que se pueden quedar, ¡qué te voy a decir! Pues unos dicen que sí se desprenden, otros que no, y los que quedan, que tal vez. No puedo ni afirmar ni negar pues, como dicen en el resto de autonomías, respecto a los de aquí  no se sabe nunca si suben o bajan, o si se desprenden o arramplan. Y en estas condiciones, menos puedo informaros del qué. ¿Se desprenden del marisco que recolectan? Pues no, porque lo venden a muy buen precio.  Y a lo que tienen apego, apego, es al terruño, que por algo se inventaron eso de la ‘morriña’.

- Por estos pagos, nos aclaró el Pisha, no tenemos ese problema. Si hay que dar algo, se da, a no ser que pidas el disfraz a un miembro de una chirigota del Carnaval, después de lo que le ha costado. Primero inventárselo, y luego conseguir que la parienta se lo hiciese con ayuda de los churumbeles. Ahora bien, si me ponéis entre la espada y la pared, y me exigís que os nombre algo a los que algunos tienen mucho apego y de lo que deberían desprenderse, pues…¡quillo!..., yo diría que de un PER o de un ERE que le hayan concedido los que mandan y mangonean.

- ¡No entréis en política!, nos recriminó la Tatiqui. Que en ese terreno tendríamos conversación para unas cuantas semanas. Lo que hemos planteado en relación con los apegos y desprendimientos se refiere a humanos normales y en cuanto a lo que son sus propiedades personales e intransferibles.


Y como la Tatiqui es de las que ve venir las cosas de lejos, y no debía considerar oportuno que interviniese el Guindilla con sus ocurrencias relacionadas con el Peñón y con sus gobernantes, o el Pirulo con sus salidas de pata de banco, decidió invitarnos a todos a ‘emigrar’ a un sitio más abrigado, pues en donde estábamos había bajado tanto la temperatura que teníamos hasta el plumón como escarpias. Y mientras tanto, algunos jubilados haciendo ejercicios de bicicleta estática en sus bien templados apartamentos.





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