domingo, 27 de diciembre de 2015

Semana del 20  al 26 de diciembre del 2015

Esta semana no solo no ha aparecido nadie, sino que han mandado aviso de que a San Pedro de Alcántara no se acerca ninguna de las del grupo hasta después de Reyes. Las razones que han aducido son de lo más variopintas. Que si la cosa está muy chunga por la zona después de los resultados del 20-D, aunque el Borni ha especificado que lo suyo se arrastra desde el 27-S. Que si la gente anda muy alterada buscando triquiñuelas para pagar lo menos posible a Hacienda en relación con lo que les descuentan de los premios de la lotería. Que si a consecuencia de los atracones de las cenas de empresa y de las familiares, cuando tratan de despegar del suelo no logran elevarse más de veinte centímetros, y tropiezan con todo lo que se les ponga por delante.

Total, que la Tatiqui y yo nos hemos limitado a reunir las frases más frecuentes que se han escuchado durante la semana en distintos ámbitos para comentarlas, si ha lugar, en las reuniones que tengamos a posteriori de la llegada de los Reyes (donde lleguen, pues cada vez hay más competencia entre las ‘empresas’ que reparten regalos, presentes y ‘chorradicas’ mil): Papá Nöel, San Nicolás, el Olentzero, la Meiga Madre, las Magas madrileñas,…






¡Ya estamos otra vez! ¡Los langostinos por las nubes!

En toda mi vida, que es larga, nunca ha habido un tiempo tan bueno en Navidad

¡Ya estoy harta de cocina! ¡El que quiera comer que se vaya de txikitos!

Desde la comida de empresa voy de atracón en atracón. Después de Reyes, a pan y agua y me apuntaré a un gimnasio.

En la familia soy el único que se preocupa de que los demás no engorden. ¡Me lo como yo todo!

Los langostinos habrán subido, y el lechal, ¿qué?

Mucho anuncio por la tele, pero otro año que las angulas se las comen otros

No habléis de subidas que, por subir, hasta haN subido las pastillas de fibra en las farmacias.

Si el Montoro controlase el IVA en estas fechas en las pescaderías y carnicerías, compensaba lo de los morosos en quince días.



¡Siempgre negativos! ¡Nunca positivos!

¡Ya llegan los fichajes de invierno! El 2016 va ser memorable

¡Ese habrá comido el turrón, pero el roscón de Reyes ni lo prueba!

Con los que han echado en Inglaterra, aquí hay recambios hasta para los que entrenan en Tercera.

Con un poco de suerte y una buena segunda vuelta…¡a la Champion League esa!

Lo del Madrid es un accidente y lo del Barça puro churro.

¡ El Barça arraça! ¡Y al Madrid no lo salvan ni los Reyes Magos!



LOS MÁS VOTADOS DE ALGUNOS PARTIDOS(¿O BOTADOS?)

¡¡Hemos ganado!! ¡Menos votos, menos de todo, pero más de lo que nos auguraban!

¡Los que han perdido son los demás! ¿Por qué? ¡Porque estamos aquí!

A pesar de lo que digan, conmigo como Presi, todo iría mejor.

¡Como toquen las pensiones les va a volver a votar su puñetera madre!

¡Esto es un cupchondeo! Desde el el 27-S charlando, dialogando, conversando, departiendo,…, ¿de qué? ¿del Barça?

Ni el fumar, ni el cáncer. Lo que me va a acortar la vida es lo que van a hacer cualquiera de los que nos gobiernen con la hucha de pensiones


Ni belenes, ni Feliz Navidad, ahora todo son reyes magas, fiestas del solsticio de invierno, funerales laicos a 30 euros, vacaciones invernales,…¡Viva los ayuntamientos progresistas!

sábado, 19 de diciembre de 2015

Semana del 13  al 19 de diciembre del 2015

Sigue la preparación de las fiestas navideñas. Aunque, si ha de decirse la verdad, donde no se ha notado esta fase previa a la época vacacional ha sido en la programación televisiva. En este aspecto, por culpa del 20-D, todo ha sido reportajes de mítines; retransmisión de debates a dos, a tres, o a cuatro candidatos; noticias actuales o pasadas de cabezas de listas electorales que puedan denigrarlos o, por lo menos, presentar luces y, sobre todo, sombras de su historia personal;…¡Hasta las noticias de Catalonia han desaparecido o se emiten con sordina!

De ahí que los miembros de nuestra bandada de gaviotas se hayan mantenido cada cual en su ciudad o zona de origen hasta ver lo que pasa a raíz del 20-D, al que todo el mundo teme más que a un ‘tsunami’. Hasta ya han aparecido algunos agoreros que, pase lo que pase, afirman que todo será consecuencia del cambio climático.

Por todo ello, el Pirulo y la Tatiqui se han limitado a reunirse en la playa para ver ponerse el sol detrás de Sierra Bermeja, y para rememorar situaciones y conversaciones que vivían parejas, en apariencia veteranas, sobre labores propias de un cambio de época tan liviano y, al mismo tiempo, tan sobrevalorado como el que supone la noche que separa el 31 de diciembre del 1 de enero. El primero que comentaron fue el referente al proceso de adornar el hogar para estas fiestas navideñas

Adornar la casa (incluidas terrazas)

- ¡Cariño! Tenemos que subir las cosas de navidad del trastero para irlas poniendo.

(El apelativo, tiene múltiples variaciones: ¡Chati!/ ¡Oye, tú!/¡Pichurrín!/¡Maridito mío!/ ¡Mi osito!, si está de buen ver/…)

- ¿Todas las cajas y todas las bolsas?

- ¡Claro! Así desechamos todo lo que no nos guste, esté pasado de moda o estropeado.

- ¡Vale! Vamos  a planificarlo

- ¡Qué planificar ni qué cuernos! ¡Ahora mismo!

- ¡Hombre, espera un poco! Que estoy echando unas partiditas a las ‘’bombas’ en el ordenador.

-¡Deja esa chorrada! Que como se entere la Seguridad Social te quitan o reducen la pensión, pues pasas tantas horas con el dichoso juego en el ordenador que parece que tienes un tele-trabajo remunerado. ¡Ni que fueras funcionario de oposición! Además, llevas más de mil partidas y no pasas del 1% de juegos finalizados.

- ¡Vale! ¡Vale! Que tú por disminuir mi autoestima no sabes qué hacer.

Bajan al trastero, cargan con cajas y mochilas que, previa revisión, contienen todos los adminículos y objetos navideños (luces, figuras y figuritas de nacimiento de distintos tamaños, bolitas y bolazas doradas o plateadas, espumillón,…), y suben de nuevo al apartamento haciendo equilibrios para abrir las puertas y evitar cierres automáticos e imprevistos del ascensor. Más que jubilados de pro, parecen dos mochileros de esos que se vislumbraban en los inexistentes arcenes de las carreteras de los 70 del siglo pasado haciendo autoestop. Y una vez en casa siguen con la tarea.

- Bueno. Vamos a empezar con las luces de la terraza y así las podremos encender esta noche.

- Creo que lo mejor será probarlas a ver si funcionan para evitar esfuerzos y riesgos inútiles.

- Por esta vez te voy a dar la razón. Pero no te ‘’demores’’(dicho con acento mejicano y con un deje de pitorreo), pues tú eres capaz de sentarte y, como estás cómodo en tu postura preferida, estás chequeando bombillitas una por una  hasta Semana Santa, y acabaremos poniendo las lucecitas para la Feria de Abril.

Van enchufando las guirnaldas una a una hasta que, al conectar una de ellas, saltan los diferenciales de la casa después de dar un chispazo de tal magnitud que hace que ambos acaben abrazados mutuamente (de otra manera no podía ser), no por el cariño que se profesan (que también), sino por equilibrarse, también mutuamente, y evitar así una caída inoportuna. Desenchufan la guirnalda de marras de un tirón desde el extremo más alejado de la conexión con la red, por si acaso, colocan el diferencial en la posición adecuada, comprueban que todo funciona normalmente, y respiran aliviados.

- ¡Bueeeeno! Menos mal que no ha pasado nada grave. Ni te has electrocutado, ni nos hemos cargado la radio ni la TV, que es lo importante. Pues ahora, coge la escalera y vamos a la terraza a colocar las que funcionan.

Salen a la terraza con casi todas las guirnaldas apelotonadas, cada una en un haz que, a primera vista, parece imposible que pueda desenredarse, y comienza la faena.

- Para animarnos, vamos a colocar la de ‘tubo’ que es la que menos liada está. El inicio colócalo a lo largo de la pares y luego yo te ayudo a pasarlo por las vigas.

Se inicia la colocación, se sube él a la escalera, comprueba en sus propias carnes que si sigue subiendo el golpe con la viga le esmocha el poco pelo que conserva alrededor de la coronilla, se baja, cambia de posición la escalera y recomienza, optimista, la G-15. ¿Y qué es la G-15? Sencillamente, la trayectoria que va a llevar la Guirnalda en el 2015: pásala por abajo, y luego por arriba, y una vez más por abajo, y así sucesivamente. Después de unos cuantos dimes y diretes (¡por ahí no, por abajo!; ¡por esa no, por la siguiente!;... ), y de hacer filigranas posturales para pasarla entre las tramas de la buganvilla para evitar dolorosos pinchazos de sus espinas-aguja, la guirnalda-tubo queda colocada en la posición adecuada.



Baja de la escalera, se acomoda en el último escalón, pide un ‘tiempo muerto’ porque se siente vivo, y se fuma un cigarrillo aunque sabe a ciencia cierta que le acorta, según dicen, la vida. ¿Pero más que estos zambombazos de adrenalina que soporta subido a la escalera?, se pregunta internamente, inhalando y expeliendo con fruición el humo.

Después del merecido descanso, la colocación del resto de guirnalda es coser y cantar, solo enturbiado el proceso por los esfuerzos que hay que hacer para dar la vueltas a la columna que sujeta las viguetas, con la agravante de que los ‘’abrazos’’ a la citada columna se ven obstaculizados por la ya conocida buganvilla que trepa por ella. Y cuando parece que todo llega a su fin, se topan con parte más complicada, no porque la parte en sí lo sea, sino por el esfuerzo para retirar y volver a colocar en su sitio las múltiples macetas, y por el contorsionismo que hay que practicar para situar adecuadamente el paño con el Niño Jesús y sus correspondientes bombillitas que lo hagan resaltar en la obscuridad.


Pero, aunque parezca mentira, todo llega a su fin, hasta esta operación ornamental. ¡Y ya solo queda el interior!

- Este año vamos a cambiar un poco. En vez de poner un nacimiento solo con la familia, vamos a ampliarlo.

-¡Ah! ¡Muy bien!

- ¡Tú siempre dando el ‘conforme’! Pero, ¿qué te parece la idea? Y, ¡dónde lo ponemos?

- Donde quieras

-Donde quiera, donde quiera,…¡Siempre lo mismo! ¿Te parece bien en el arcón de entrada?

-¡Fenómeno! ¡Muy buena idea!, contesta el aludido gesticulando como puede  y poniendo la cara más alegre posible. ¡A mí también se me había ocurrido ese sitio! Es que estamos tan compenetrados que siempre se nos (y recalca el ‘nos’) ocurre lo mismo.

- ¡Déjate de bobadas y al tema!

Ponen el belén, él mirando y ella muy afanosa colocando hasta un paño rojo cubriendo primorosamente el arcón. Bueno, él ayuda un poco, acercando las figuras del belén.


Por último, él coloca el adorno acostumbrado en el dintel de la puesta de entrada mientras ella, más mañosa, adorna la mesa del salón.



Una vez acabado todo, dan una vuelta por toda la casa congratulándose por lo bien que ha quedado, pero…

- Creo que el belén está un poco pobre. Lo mejor sería comprar en un chino un portal para que quede más de acuerdo con la tradición.

-No te preocupes, eso está hecho.

Y después de visitar unos cuantos chinos en busca de un portal que no se desmorone al meterlo en la bolsa para traerlo a casa, cosa que no consiguen, deciden ir a lo seguro y pasar por el C.I., que tiene de todo.
Y ASÍ ES Y ASÍ QUEDÓ


Y de nuevo


¡FELIZ NAVIDAD!

sábado, 12 de diciembre de 2015

Semana del 6  al 12 de diciembre del 2015

Por lo que se ve, a la Surfi esto de las listas le ha encantado. Este fin de semana ha llegado volando a pocos centímetros de la superficie del mar, cosa que ha podido hacer porque había una calma chicha; ni levante, ni poniente, ni, por supuesto, norte/sur. Y para colmo traía colgando del pico una especie de bolsa de plástico, de esas que más de una noche de luna hace ‘picar’ a alguna de las gaviotas costeras, hambrienta y desventurada, al creer que el reflejo que provocan es el de una sardina o una caballa que se ha acercado a la superficie.


Nada más llegar, y ante las ‘’chuflas’’ del resto, ha dicho muy digna:

- No sé de qué os burláis. Haciendo caso al Pirulo he hecho una ‘’Lista de Regalos’’ especial. La de los que haría a cada uno de vosotras. Y como no me ha dado tiempo a comprarlos, he redactado un vale para cada una, con el compromiso de que os los traeré antes de Reyes.

Hubo graznidos de todo tipo, jaleándola, tales como ‘’¡Viva la Surfi!’’, ‘’¡Olé por el huevo en el que te incubaron!’’, ¡La Surfi for President!’’,…

Cuando los ánimos se calmaron, la Surfi fue sacando vales de la bolsa, leía con cierta fruición para quién era el regalo y en qué consistía, y acompañaba la enumeración de obsequio y obsequiado con un pequeño comentario que, a veces, se transformaba en justificación. Más o menos, la ‘’Lista de Regalos’’ fue la siguiente:

Al Pisha, un disfraz de funcionario de horario ‘flexible’ cuyo principal elemento no fue ni los vaqueros deshilachados, ni las chanclas, ni la camiseta veraniega con el eslogan ‘’YO SOY EL MEJOR’’, sino un dispositivo semejante a esos que permiten la apertura automática a distancia de las puertas de los garajes, pero con dos botoncitos E y S. El primero, para fichar la entrada desde la cafetería o bar más próximos al lugar de trabajo, mientras te tomas tranquilamente el café con unos tejeringos o cualquier otra cosa; y el otro, para fijar la hora de salida desde ese mismo lugar cuando te estás degustando una caña con la tapa correspondiente antes de irte a comer a casa. El período de tiempo entre una y otra pulsación y las actividades en las que se emplee puede decidirse ‘ad libitum’, recomendándose darse por lo menos un paseo por el puesto de trabajo cargado de papeles que estén mínimamente mecanografiados.

Al Guindilla, un videojuego de guerra en el que se debe luchar con los monos del Peñón y en el que, por cada mono abatido, se le dará derecho a pasar un par de cartones de tabaco de contrabando. El videojuego ha sido diseñado por personal residente en Gibraltar, construido por los chinos (¡naturalmente!), y regalado en una promoción navideña en los estancos y licorerías inglesas, siempre que los compradores adquieran tabaco o bebidas de alta graduación por un valor igual o superior a 50 euros. Además, las autoridades del Peñón han habilitado un lugar de entrada y salida de la colonia sin vigilancia y camuflada para que los posibles usuarios de este videojuego, que deberán llevarlo personalmente, y que gracias a un chip incorporado que acumula el número de monos abatidos, controla los cartones de tabaco transportados y una vez chequeados ambos (monos y cartones) abre automáticamente la citada salida camuflada.

Al Filloas, una cosa sencilla: una botella de aguardiente gallego para que en estas fechas se haga una buena queimada, se la engulla a orillas del mar, y se le quite esa morriña navideña de la que luego se lamenta durante todo el año.

A la Txuri-Txori, una aplicación de esas que se llaman Apps, o como sea, para móviles iPad, iPod, iPut,…, y ¡hasta para tablets! Lleva incorporado un programilla para piratear wifi en cualquier lugar en que se ponga en marcha. Y ¿para qué?, ¿con qué utilidad? Pues para confeccionar árboles genealógicos creíbles a partir de una foto, el DNI y los dos primeros apellidos. La virtualidad de esta aplicación es que enlaza con uno de los servidores existentes con más datos de la población mundial y logra unos árboles genealógicos….¡euskaldunes cien por cien! A la Txuri-Txori le encantó, pues percibió claramente las posibilidades de tal programilla, y comentó que, en cuanto lo tuviese en sus manos, lo iba a poner a disposición de la directiva de la Real para que ‘euskaldunizasen’ a alguno de los jugadores foráneos que despuntaban (Rulli, Vela,…) y se los ofreciesen al Athletic por un pastón. Hasta sugirió que con el tal Williams había pasado algo parecido.

El regalo del Borni era de características similares, aunque con otra finalidad que se adaptaba mucho mejor al ambiente y circunstancias que se vivían en su zona. Era un protocolo que, aplicado a cualquiera de los habitantes de la Catalonia, lo clasificaba en una de las siguientes categorías: catalán de pro, catalán más o menos, catalán menos o más, y charnego espiritual. Entre otras cosas, el protocolo contenía situaciones y pruebas a las que había que someter al sujeto para, posteriormente, analizar sus reacciones comportamentales. Como ejemplos, los siguientes:

Situación A

Por la calle, el entrevistador se coloca se coloca detrás del sujeto a analizar, se le golpea suave y educadamente en el hombro, y se le pregunta de sopetón:

Ascolta, noi, Ets catalá?

1.       Si contesta ‘’Naturalment’’, te sonríe, te invita a una caña, tomáis lo que sea y, al final, cada uno tiene que pagar lo suyo → CATALÁN DE PRO
2.       Si hace exactamente lo mismo, pero al final paga toda la consumición de ambos, aunque el entrevistador se haya puesto ‘’morao’’ de tapas  → CHARNEGO ESPIRITUAL
3.       En cualquier otro caso será un más o menos, menos o más o, incluso, puede ser un turista.

Situación B

Se aborda al sujeto de frente y con una sonrisa, siendo conveniente ir bien vestido pero sin barretina. Tampoco es aconsejable llevar txapela para no inducir a una interpretación errónea. Humildemente, se dice en catalán

Ascolta, noi. Tinc un problema seriós. He de aconseguir una medicina i com no accepten la targeta de la SS, he de pagar en metàl·lic. Però només tinc quatre euros catalans. ¿Me'ls pot canviar per dos euros normals dels que estan en circulació?

1.       Si te contesta ‘’Em preses per gili ...? 'Vés a prendre pel cul!’’ → CATALÁN DE PRO
2.       Si pone cara de asombro, se encoge de hombros, y te contesta al estilo indio frases como ‘’Yo, no entender’’, ‘’Tú, ¿qué querer?’’, puede ser un turista o un CATALÁN DE PRO que está espabilando.
3.       Si, después de mirar alrededor por si hay gente mirando o escuchando, te contesta muy amable ‘’¡Perdón!, no te entiendo muy bien el catalán, pero si lo que necesita son dos euros, se los puedo dar’’ → CHARNEGO ESPIRITUAL
4.       En el resto de casos hay más de un 80% de posibilidades de que sea más o menos, o, menos o más.

A la Tatiqui, y por su gran amor a las plantas y a los adornos navideños se le ha prometido que para la próxima reunión estaríamos rodeados de pascuaros y y guirnaldas de luces de colores.



Y el regalo del Pirulo fue el más manido desde los tiempos de la infancia de esos jubilados del viaje al Japón, a saber, un ‘’SÍ, SEÑOR’’ y un ‘’MANDE USTED’’



¡¡¡FELIZ NAVIDAD!!!

domingo, 6 de diciembre de 2015

Semana del 29  de noviembre al 5 de diciembre del 2015

Este fin de semana, el Pirulo ha propuesto hablar de lo que se aproxima, ¡otra vez!, con una celeridad espacio temporal que ni Einstein había previsto: LA NAVIDAD. O como dicen ahora algunos, las FIL (Fiestas Invernales Laicas). Y según la Tatiqui, que ha metido baza en cuanto ha podido, no hay mejor manera para hablar de ellas que comentar las infinitas listas que en estas fechas se hacen en todos los hogares para que no se olvide uno ni de un detalle. Así que cada una de las presentes ha intervenido a su aire, planteando el contenido y/o otras características de la lista que más le gusta o más le ha llamado la atención.


ATARDECER 


LA CONCHA

- Para mí, la mejor es la ‘’Lista de Compras’’, ha dicho el Pisha sin dejar a las demás ni poner en marcha sus cerebritos. Lo primero es decidir de qué te vas a alimentar en estas fechas. Y lo más divertido son las pegas y las dudas que surgen en cuanto se nombran una de las ‘delicias gourmet’ que se permiten los jubilados con la paga extraordinaria. ¡Menudos diálogos que se montan! En cualquiera de sus casas os podéis imaginar la siguiente:

·         En Nochebuena tomaremos algo ligero y de preparación sencilla. Por ejemplo, unos langostinos con mayonesa y un poco de foie del bueno.

·         ¡Estás loco! ¡Foie por la noche! ¡Y luego pesadillas!. Por no decir, que no lo digieres hasta el día de Reyes. Y respecto a los langostinos, con prudencia y mesura. Tres o cuatro, que ya sabes cómo te sube la urea y lo pesado que te pones si se te inicia de nuevo la gota.

·         ¡Vale! Hago un cambio, y no es para quedar bien como el que hizo el Rafa Benítez con el ruso en el Carranza. En vez de foie francés,…¡embutido español!

·         ¡De acuerdo! Pero como eso dispara el colesterol te doy dos opciones: o tomas Danacol como por un tubo, o, traes solo jamón de bellota que espero que eso, además de no crear adicción por el precio que tiene, no engorda.

·         ¿Cómo que no engorda?

·         Pues porque no puedes comprar más de 150 gramos. Y además, pondremos un caldito de esos de Aneto que solo tienes que calentar y entona el estómago.

·         Y de dulces, ¿qué?¿Como el año pasado? Jijona, yema, figuritas de mazapán, fruta escarchada, pan de Cái,…

·         ¡Para, para! Ya vale, que luego tienes que tomar el café sin azúcar hasta marzo para bajar la glucosa en sangre.

·         En el plan que te pones de ‘’vida saludable’’ voy a tener que hacerme análisis de sangre cada dos días.

·         No exageres. Además no te olvides de apuntar en la lista lo que tenemos que comprar para diario con el fin de equilibrar la dieta: judías verdes, purés de verduras mediterráneas y similares, y…¡fruta! ¡Mucha fruta!

·         ¡Pero si no hemos acabado! Solo hemos hablado de Nochebuena.

·         Pues ya basta por hoy, que el día de Navidad ya tomaremos algo ligero, como un besuguillo de esos que traen del mar de Alborán. Y para fin de año, ya hablaremos más adelante.


ALIMENTOS SALUDABLES

Después de este diálogo, que lo dramatizó el Pisha ayudado por la Surfi, intervino muy serio el Guindilla.

- Pues lo que a mí me asusta más en estas fechas es la ‘’Lista de Revisiones’’, que los jóvenes no conocen pero que, a los que ya hemos olvidado nuestra fiesta de jubilación, nos trae por la calle de la amargura. Que si el oftalmólogo porque últimamente ves un poco desenfocado por ojo derecho, y lo primero que te dice es …’’que no te preocupes’’, ‘’que eso es cosa de la edad’’. ‘’que mire usted más hacia el frente que es donde están los objetos con los que se puede tropezar’’,…

- ¡ Hombre, Guindilla!. ¡Que no será para tanto!, le dijo la Surfi intentando consolarlo.

- ¿Qué no es para tanto?, contestó el aludido. Pues mira, después de lo que me dijo la oftalmóloga sobre eso de tropezar, no sabes los equilibrios que tuve que hacer para no caerme de bruces cuando casi me llevé por delante una baldosa de la acera que estaba desnivelada. Y a raíz de eso decidí ir al podólogo por si tenía el pie ‘’caído’, y…

- O sea, que te aconsejan que mires de frente, le interrumpió el Filloas, y en vez de mirar por dónde vas, para no tropezar ni pisar cagarrutas de perro, andas por ahí contemplando las nubes y los pajaritos, ¿no?

- ¡Qué te lo has creído, Filloas! ¡Que esta vez fue por causa justificada! ¡Que se me cruzó una gachí que provocó más de una rotura de cadera entre los jubilados! A unos por girar bruscamente la cintura para seguirla con la vista, y a otros por hacer posturitas para llamarle la atención. Que os lo digo yo, que el paso de algunas por delante del grupo de jubilados de turno es la demostración más fehaciente de la existencia de esas ondas gravitacionales que están buscando los científicos.

Y después de unos cuantos suspiros y de poner los ojos en blanco, no se sabe si por recordar a la gachí o por rememorar la situación de peligro que había vivido, prosiguió.

-Pero a lo que iba. Fui al podólogo, y cuando le pregunté si lo del pie ‘caído’ tenía remedio, me contestó ‘’que contento tenía que estar si eso era lo único que tenía caído’’. ¡Encima cachondeo!


Cachondeo, cachondeo, fue el que se organizaron todas las presentes, lo que molestó tanto al Guindilla que, sin previo aviso, levantó el vuelo y dejó al resto plantadas, con la palabra en la boca. La Tatiqui salió detrás de él para evitar una deserción en toda regla, y el resto decidió, aceptando una sugerencia del Pirulo, volver a reunirse para seguir comentando las listas que se nos ocurrieran o de las que hubiesen tenido alguna experiencia por haberles afectado personalmente. 

lunes, 30 de noviembre de 2015

Semana del 22  al 28 de noviembre del 2015 (Viaje a Japón XI)

Nuevo fin de semana en el que el Pirulo y la Tatiqui  han dejado abandonado al grupo a su suerte. Menos mal que fueron previsores y, para que se entretuviesen las que acudieron a la reunión semanal, les dejaron un nuevo capítulo del viaje de los jubilados que, con voz engolada y orgullosa, les leyó el Filloas.

Día 28 de junio del 2005


No nos encandiló la vista de Kyoto que se vislumbraba desde la ventana de la habitación del hotel, ni nos extrañó que, cuando enfocamos los ojos a la zona más cercana, nos encontrásemos que delante de nuestras narices estuvieran las obras de ampliación del hotel.





Lo realmente fascinante fue lo que observamos al bajar la mirada hacia el suelo y ver las ceremonias que hacían el grupo de trabajadores implicados en las obras. En primer lugar, se distribuyeron en equipos de unas nueve personas formando círculos, y uno de ellos se dirigió al resto en unos términos que ni nos enteramos pues, aparte de hablar en japonés, nosotros estábamos detrás de una ventana cerrada situada en la cuarta o quinta planta.



Cuando los vimos romper el círculo y creíamos que iban a incorporarse a su correspondiente puesto de trabajo, nos quedamos con la boca abierta al verles reagruparse de nuevo en círculos, pero esta vez el número de integrantes de los mismos llegaban a ser de quince o dieciséis personas.



Esto nos enganchó, y a pesar del peligro de tener que elegir entre desayunar o saciar nuestra curiosidad ya que nos quedaban pocos minutos para la hora de tener que estar en el ‘’meeting point’’ para salir hacia la visita turística programada, esperamos atentos a lo que pudiese pasar. Y pasó. Transcurridos unos minutos se deshicieron las circunferencias casi perfectas que formaban los cascos multicolores, aunque predominaba el blanco, y se giraron, unos más y otros menos, orientándose todos en la misma dirección. 


Y en esa postura y disposición debieron recibir la arenga general del jefe máximo de las obras, acabada la cual dieron un grito al unísono y se dispersaron. ¡Igualito que aquí! Por estas tierras lo que seguro que hacen al unísono es gritar ‘’¡la hora!’’, y reunirse, entre las 10 y 10,30 am para tomarse el bocata y comentar los resultados de fútbol del pasado fin de semana (martes y miércoles) o ir adivinando ‘razonadamente’ lo que va a pasar el próximo (jueves y viernes) Los lunes no se dice ni ‘mu’ pues la gente suele estar recuperándose del fin de semana y de los ajetreos familiares.

En la primera visita del día, la del Castillo Ninjo, nos obligaron a quitarnos los zapatos o cualquier otro calzado que llevásemos puesto, y a dejarlos en unos habitáculos ‘ad hoc’, con lo que se nos pusieron a nuestra disposición, y sobre todo a nuestra vista, las características podológicas de cada una de las razas presentes. Y nos convencimos de que, a partir de ese momento, íbamos a poder identificar la raza de cualquier individuo solo con fijarnos en sus pies. Por lo menos, los del hindú que nos acompañaba eran perfectamente diferenciables del resto. Enormes, planos y casi sin empeine, y con los dedos desparramados de tal manera que daba la sensación de que su dedo gordo era prensil. Esta imagen, y la que teníamos de cuando estuvo haciendo el ganso en la entrada al Palacio, nos corroboró de que, por lo menos, le faltaba un ‘hervor’. 


Lo que mejor recuerdo de esta visita turística es el famoso Pabellón de Oro y que Paz desapareció durante más minutos de los necesarios y previsibles. En un momento indeterminado decidió aventurarse en la búsqueda de un baño y…’’¡si te he visto no me acuerdo!’’  Pasaron los minutos, el grupo al que pertenecíamos inició de nuevo el recorrido previsto y yo, indeciso entre esperar a Paz o perder el grupo. Y además, recordando una situación parecida vivida hacía años en el barrio árabe de Jerusalén, en la que se extravió, con la agravante de que no tenía documentación que la identificase. Permanecí a la espera, con un ojo siguiendo la marcha del grupo para no perderlo de vista, y con el otro en la zona por donde había desaparecido. Cuando ya la banderita de nuestra guía se perdía en lontananza, apareció Paz y, acelerando el paso (en aquellos tiempos aun podíamos hacerlo) nos acoplamos a la cola del grupo para completar el recorrido previsto, antes de acercarnos a visitar el Palacio Imperial.







Y a las puertas del Palacio Imperial, antes de entrar, se nos aplicó otra de las múltiples normas organizativas de los japoneses; nos tuvimos que poner en fila, pero ni india , ni de otro número cualquiera, sino de a cinco para facilitar las cuentas al currito que controlaba la entrada. El grupo de jóvenes australianos que nos acompañaba se lo tomaron a pitorreo, pero tuvieron que ‘’reblar’’ (como se dice en fabla aragonesa), y hasta que no cumplieron la norma no nos dieron la orden de seguir adelante.




Del Palacio Imperial lo más destacado, dejando aparte los enormes edificios de madera, fue la escrupulosa limpieza de todos los ámbitos, tanto abiertos como cerrados. El personal de mantenimiento, que por otra parte iban más pulcros que el de quirófano de cualquier hospital, controlaban todo: ponían en línea tatamis, rastrillaban la arena y, creo, que si hubiesen visto una colilla, se harían el ‘’harakiri’’ ‘ipso facto’.













PERSONAL DE MANTENIMIENTO


Si no recuerdo mal, al salir del Palacio Imperial nos dieron un tiempo libre en una zona comercial próxima, donde entramos en lo que parecía un bar para comer algo de picoteo, siguiendo la costumbre española. Con tan buena suerte que nos encontramos con una pareja de castellanos-manchegos, con la que charlamos un buen rato en castellano, que ya lo teníamos un poco oxidado, y que nos contaron una anécdota que denota el respeto por lo ajeno que tienen los japoneses, y que más tarde la corroboraríamos nosotros mismos. Resulta que habían en una especie de bar/tasca tomando algo, y al cabo de varias horas, cuando ya estaban de compras, se dieron cuenta de que se habían dejado en el citado bar lo que denominamos aquí con la palabra, ahora políticamente incorrecta y discriminatoria, de ‘’mariconera’’. Apurados, pues contenía parte de su documentación y dinero, regresaron al bar y preguntaron, por señas, por ella. Y asombrados les dijeron que si la habían dejado allí, allí tenía que estar. Y efectivamente, al acercarse a la mesa donde habían estado, se la encontraron en el mismo sitio y en la misma posición en la que la habían abandonado.

Después de la charla, nos indicaron dónde podíamos comprar los regalos típicos japoneses de todo tipo y precio, desde perlas cultivadas hasta los ‘’tabi’’ o calcetines japoneses con receptáculo para el dedo gordo, uno de cuyos fines es que la tirilla de las denominadas ‘getas’ o chinelas japonesas no dañase los laterales de los dedos entre los que mete. Allí nos fuimos, allí nos entretuvimos mirando miles de chuminadas, allí compramos regalitos, y allí…nos entretuvimos tanto que casi perdimos el autobús a Nara, al que tuvimos que hacer señas desde la acera de enfrente para que no arrancase y nos dejase tirados en medio de la nada.



domingo, 22 de noviembre de 2015

Semana del 15  al 21 de noviembre del 2015 (Viaje a Japón X)

A las gaviotas autonómicas no había quien las aguantase después de las victorias de la Real, el Depor y, sobre todo, la del Barça. Así que el Pirulo decidió mantenernos tranquilas y calladas leyéndonos el reportaje del penúltimo día de estancia en Japón de los famosos jubilados y de cuyo viaje había interrumpido hace meses la información que nos iba dando, allá por abril de este mismo año.

Día 27 de junio del 2005

Aquí, en Japón, la gente exprime el día al máximo. Y lo digo porque nos levantaron prontísimo (para nosotros), pues creo que ni había amanecido. Como el servicio de comedor para los desayunos empezaba a las 7 a.m., bajamos eufóricos a las 7,05 a.m., y…¡nos encontramos con que ya no había sitio para sentarse! Aunque la organización japonesa es ejemplar, no deja por eso de ser un poco aburrida: nada de tumulto en torno al buffet, nada de griterío como en los viajes del IMSERSO, y mucha paciencia y respeto a los turnos, pues no se colaban ni los más pequeños. Está todo tan bien organizado que hasta pudimos recuperar el pastillero que llevábamos siempre con nuestras píldoras de fibra Leo, y que dejamos olvidado en la mesa. Eso sí, con la dificultad añadida de no saber nada de japonés y de tener que explicar al personal de comedor, sólo por gestos, lo que habíamos extraviado.

El viaje en autobús a Aichi estuvo amenizado con una charla de la guía en la que nos explicó el por qué en Japón se conduce por la izquierda a pesar de ser un país donde la influencia inglesa ha sido nula. Resulta que, en la Edad Media y en las estrechas calles de las ciudades japonesas, los samuráis se veían obligados a circular por su izquierda para que, con su mano derecha, pudieran desenvainar su espada con rapidez y efectividad en caso de conflicto, ya que si andaban por su derecha ese acto, que para ellos era reflejo, se veía impedido por las edificios colindantes. De ahí que personas y carruajes circulen por la izquierda desde antes de que los ingleses se hubiesen inventado la norma.

La visita de la Expo de Aichi, que había sido la excusa fundamental para nuestro viaje al Japón, la hicimos prácticamente en solitario. La iniciamos y acabamos con el grupo internacional en el que estábamos ‘integrados’ desde nuestra salida de Tokyo, pero la compañía de los hindúes acabó convenciéndonos de que ‘’mejor solos que mal acompañados’’. Para colmo, cada vez que se ponían delante de nosotros, sus aparatos digestivos empezaban a funcionar sin respetar la más mínima norma de convivencia, y se expresaban autónomamente a base de ventosidades de sonidos y olores de los más ‘’exóticos’’.


VISTA GENERAL CON 'INFILTRADA'


Y ese paseo por la Expo en solitario nos deparó descubrimientos y detalles que aun contamos en el 2015 como rasgos de la idiosincrasia del pueblo japonés, aunque después de diez años y de la catástrofe de Fukushima han podido cambiar sustancialmente.

Lo primero que detectamos es que ponían a disposición del visitante dos circuitos fundamentales para recorrer el espacio en el que estaban distribuidos los distintos pabellones, y que estaban situados a distinta altura. Eso sí, intercomunicados en diversos puntos por ascensores y escaleras mecánicas que, a pesar de su número, siempre las vimos rebosantes de gente de toda las edad, clase y condición.




Y para aquellos que no querían andar, tenían sus condiciones físicas limitadas o, simplemente, eran unos vagos, existían variados medios alternativos para desplazarse: teleférico para tener una visión cenital del conjunto; cochecitos eléctricos bipersonales; una especie de tranvías que circulaban a baja velocidad, lo que permitía a una persona-guía ir por delante avisando y apartando  a los viandantes;…


TELEFÉRICO



SI TE FIJAS, VERÁS EL COCHECITO







Pero el que más nos gustó y utilizamos fue el ‘rickshaw’ adosado a una bicicleta con tracción ‘’animal’’ (los velo-taxis de oriente), y ayudado por un pequeño motorcillo eléctrico que facilitaba los traslados sobre todo en las suaves cuestas que existían. Y encima con la suerte de que quien pedaleaba era una japonesa escultural que había aprendido el castellano en una de sus estancias en España, en concreto en Granada.



  
La mayoría de la gente que vimos visitando la Expo eran japoneses y enseguida nos llamó la atención su manera de comportarse, tan diferente a lo que conocíamos en situaciones similares vividas en Sevilla durante la Expo-92. Aquí todo el mundo respetaba no solo lo legal, como no ir por sitios prohibidos o saltarse los consejos y recomendaciones de los encargados de regular los flujos de personal, sino que cumplían con unas normas concretas de convivencia y conducta, supongo que aplicadas desde hacía tiempo y en todos los ámbitos. En nuestras latitudes era impensable ver a unos cuantos cientos de personas esperando a que abrieran el pabellón de la casa Toyota sin gritar ni moverse, sin empujar a los más próximos para colocarse en situación más ventajosa de cara a acceder al pabellón,… Aquí habrían sacado las guitarras y la tortilla de patatas para hacer la espera más amena, o se habría formado un tumulto, con griterío añadido, para amedrentar a los encargados del pabellón y forzar a que éstos abriesen las puertas de acceso cuanto antes. En las colas que se formaban ante los expositores preferidos no había barullo, se movían lenta y armoniosamente, y no existían ni ejercían los ‘’listillos’’. Esas personas que en cualquier cola, sea en un cine, una pescadería, una lotería,…, se hacen las despistadas, y en vez de ponerse al final de los que esperan pacientemente, se adscriben al grupo amorfo de personas que siempre se forma cuando la cola cambia de dirección. O esas otras que siempre encuentran a un familiar, un vecino o un amigo en la cabecera de los que esperan, y allí se quedan a disfrutar de las prerrogativas del vecino, amigo o familiar. Y si a alguien se le ocurre llamarle la atención, lo que hacen es pasarle el encargo o intenciones que tiene al vecino, amigo o familiar para que las haga efectivas cuando llegue su turno. Eso sí, apartándose de la cola con gesto despectivo y de dignidad herida, para dar la sensación de que lo suyo no era colarse sino departir con el vecino, amigo o familiar.


 DETRÁS DE LA 'INFILTRADA', UNA 'PEQUEÑA' COLA


Percibimos, e incluso experimentamos, un detalle de la sociedad japonesa que nos produjo nostalgia de aquello que vivíamos en otros tiempos y que, en gran parte, ya se ha perdido por estas tierras, el respeto a los mayores. Se veían grupos familiares que podían comprender hasta tres o cuatro generaciones, y la gente joven y de mediana edad, si se cruzaban contigo, o hacían un gesto de saludo, o te dejaban el camino expedito o, simplemente, te daban preferencia en el acceso a cualquiera de los ascensores con la mejor de sus sonrisas. Al ver estos grupos, nos retrotrajimos automáticamente a aquellos tiempos en los que ningún crío o joven dejaba de levantarse de su asiento en tranvías y autobuses para cederlo a una persona mayor (aunque entonces ‘mayor’ era la persona que pasaba de los 50), y que si lo hacías con la suficiente diligencia te llevabas un buen ‘’capón’’ del adulto que te acompañaba. Y por eso saltaron a nuestra vista los numerosos grupos escolares que visitaban la Expo, y que se distinguían porque iban perfectamente uniformados, y sin producir ninguna alteración en el tranquilo transitar del resto de visitantes aunque, según nos dijeron, el ir uniformados era señal de que pertenecían a un centro privado.



Vimos unos cuantos pabellones, asistimos a la proyección de una película de la casa Mitsubishi en que nos explicaban los últimos avances en transporte público, en concreto la construcción y las pruebas de un prototipo de tren que circularía sobre un colchón de aire creado mediante un campo magnético, y que circularía a mucha más velocidad que el tren-bala, y, como es natural, nos hicimos la típica foto teniendo como fondo al citado tren-bala. Lo malo fue que salí de la sesión cinematográfica como papel corrugado, y con necesidad de un planchado al vapor para volver a mi aspecto natural, por culpa del hindú de más de 100 kilos que se sentó a mi vera, y que me obligó a apañarme con el 10% del espacio vital correspondiente a mi butaca.



TREN BALA



TORRE DEL AGUA


PABELLÓN DE ESPAÑA, LA ENTRADA




PABELLÓN DE ESPAÑA, DE LEJOS




EXPLANADA DE SALIDA Y LLEGADA DE VISITANTES



Y cansados, pero satisfechos, cogimos el tren que nos iba a trasladar a Kyoto desde la estación de Nagoya.



ESTACIÓN DE NAGOYA