Semana del 13 al 19 de diciembre del 2015
Sigue la preparación de las
fiestas navideñas. Aunque, si ha de decirse la verdad, donde no se ha notado
esta fase previa a la época vacacional ha sido en la programación televisiva.
En este aspecto, por culpa del 20-D, todo ha sido reportajes de mítines;
retransmisión de debates a dos, a tres, o a cuatro candidatos; noticias
actuales o pasadas de cabezas de listas electorales que puedan denigrarlos o,
por lo menos, presentar luces y, sobre todo, sombras de su historia
personal;…¡Hasta las noticias de Catalonia han desaparecido o se emiten con
sordina!
De ahí que los miembros de
nuestra bandada de gaviotas se hayan mantenido cada cual en su ciudad o zona de
origen hasta ver lo que pasa a raíz del 20-D, al que todo el mundo teme más que
a un ‘tsunami’. Hasta ya han aparecido algunos agoreros que, pase lo que pase,
afirman que todo será consecuencia del cambio climático.
Por todo ello, el Pirulo y la
Tatiqui se han limitado a reunirse en la playa para ver ponerse el sol detrás
de Sierra Bermeja, y para rememorar situaciones y conversaciones que vivían
parejas, en apariencia veteranas, sobre labores propias de un cambio de época
tan liviano y, al mismo tiempo, tan sobrevalorado como el que supone la noche
que separa el 31 de diciembre del 1 de enero. El primero que comentaron fue el
referente al proceso de adornar el hogar para estas fiestas navideñas
Adornar la casa (incluidas
terrazas)
- ¡Cariño! Tenemos que subir las cosas de navidad
del trastero para irlas poniendo.
(El apelativo,
tiene múltiples variaciones: ¡Chati!/ ¡Oye, tú!/¡Pichurrín!/¡Maridito mío!/ ¡Mi
osito!, si está de buen ver/…)
- ¿Todas las cajas y todas las bolsas?
- ¡Claro! Así desechamos todo lo que no nos
guste, esté pasado de moda o estropeado.
- ¡Vale! Vamos
a planificarlo
- ¡Qué planificar ni qué cuernos! ¡Ahora
mismo!
- ¡Hombre, espera un poco! Que estoy echando
unas partiditas a las ‘’bombas’ en el ordenador.
-¡Deja esa chorrada! Que como se entere la
Seguridad Social te quitan o reducen la pensión, pues pasas tantas horas con el
dichoso juego en el ordenador que parece que tienes un tele-trabajo remunerado.
¡Ni que fueras funcionario de oposición! Además, llevas más de mil partidas y
no pasas del 1% de juegos finalizados.
- ¡Vale! ¡Vale! Que tú por disminuir mi
autoestima no sabes qué hacer.
Bajan al
trastero, cargan con cajas y mochilas que, previa revisión, contienen todos los
adminículos y objetos navideños (luces, figuras y figuritas de nacimiento de
distintos tamaños, bolitas y bolazas doradas o plateadas, espumillón,…), y
suben de nuevo al apartamento haciendo equilibrios para abrir las puertas y
evitar cierres automáticos e imprevistos del ascensor. Más que jubilados de
pro, parecen dos mochileros de esos que se vislumbraban en los inexistentes
arcenes de las carreteras de los 70 del siglo pasado haciendo autoestop. Y una
vez en casa siguen con la tarea.
- Bueno. Vamos a empezar con las luces de la
terraza y así las podremos encender esta noche.
- Creo que lo mejor será probarlas a ver si
funcionan para evitar esfuerzos y riesgos inútiles.
- Por esta vez te voy a dar la razón. Pero
no te ‘’demores’’(dicho con acento mejicano y con un deje de pitorreo), pues tú
eres capaz de sentarte y, como estás cómodo en tu postura preferida, estás
chequeando bombillitas una por una hasta
Semana Santa, y acabaremos poniendo las lucecitas para la Feria de Abril.
Van enchufando
las guirnaldas una a una hasta que, al conectar una de ellas, saltan los
diferenciales de la casa después de dar un chispazo de tal magnitud que hace
que ambos acaben abrazados mutuamente (de otra manera no podía ser), no por el
cariño que se profesan (que también), sino por equilibrarse, también
mutuamente, y evitar así una caída inoportuna. Desenchufan la guirnalda de
marras de un tirón desde el extremo más alejado de la conexión con la red, por
si acaso, colocan el diferencial en la posición adecuada, comprueban que todo
funciona normalmente, y respiran aliviados.
- ¡Bueeeeno! Menos mal que no ha pasado nada
grave. Ni te has electrocutado, ni nos hemos cargado la radio ni la TV, que es
lo importante. Pues ahora, coge la escalera y vamos a la terraza a colocar las
que funcionan.
Salen a la
terraza con casi todas las guirnaldas apelotonadas, cada una en un haz que, a
primera vista, parece imposible que pueda desenredarse, y comienza la faena.
- Para animarnos, vamos a colocar la de ‘tubo’
que es la que menos liada está. El inicio colócalo a lo largo de la pares y
luego yo te ayudo a pasarlo por las vigas.
Se inicia la
colocación, se sube él a la escalera, comprueba en sus propias carnes que si
sigue subiendo el golpe con la viga le esmocha el poco pelo que conserva
alrededor de la coronilla, se baja, cambia de posición la escalera y
recomienza, optimista, la G-15. ¿Y qué es la G-15? Sencillamente, la
trayectoria que va a llevar la Guirnalda en el 2015: pásala por abajo, y luego
por arriba, y una vez más por abajo, y así sucesivamente. Después de unos
cuantos dimes y diretes (¡por ahí no, por abajo!; ¡por esa no, por la
siguiente!;... ), y de hacer filigranas posturales para pasarla entre las
tramas de la buganvilla para evitar dolorosos pinchazos de sus espinas-aguja,
la guirnalda-tubo queda colocada en la posición adecuada.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgdOn7zho1bPdGWxJwyu4Euwac-afZgjsJggpk0N_SGk3e526yC9YJS6uV3gbdJYigazpoa37RFiOqc54szxHJjB-CaLbh6K9v8faCX6FBfMrUj8Yo3txi74NiuwAwPt1wm-SY4luUY1R2c/s400/15-12-17-guirnalda+tubo.JPG)
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhp7WZmS76Odp2M1167720BckmIAnCozicvSNBSOCrSE3Qb3Ad4N5IdDHoyOwwP-LgoVDSnTRhpaCqBRQKVYR5A9CHY1YmB-fhMS-6lfxM2su8F2Wh60bDFQkrsCQij6f-4m7rbbXdANOUU/s400/15-12-17-guirnalda+tubo+%25282%2529.JPG)
Baja de la
escalera, se acomoda en el último escalón, pide un ‘tiempo muerto’ porque se
siente vivo, y se fuma un cigarrillo aunque sabe a ciencia cierta que le
acorta, según dicen, la vida. ¿Pero más que estos zambombazos de adrenalina que
soporta subido a la escalera?, se pregunta internamente, inhalando y expeliendo
con fruición el humo.
Después del
merecido descanso, la colocación del resto de guirnalda es coser y cantar, solo
enturbiado el proceso por los esfuerzos que hay que hacer para dar la vueltas a
la columna que sujeta las viguetas, con la agravante de que los ‘’abrazos’’ a
la citada columna se ven obstaculizados por la ya conocida buganvilla que trepa
por ella. Y cuando parece que todo llega a su fin, se topan con parte más
complicada, no porque la parte en sí lo sea, sino por el esfuerzo para retirar
y volver a colocar en su sitio las múltiples macetas, y por el contorsionismo
que hay que practicar para situar adecuadamente el paño con el Niño Jesús y sus
correspondientes bombillitas que lo hagan resaltar en la obscuridad.
Pero, aunque
parezca mentira, todo llega a su fin, hasta esta operación ornamental. ¡Y ya
solo queda el interior!
- Este año vamos a cambiar un poco. En vez de
poner un nacimiento solo con la familia, vamos a ampliarlo.
-¡Ah! ¡Muy bien!
- ¡Tú siempre dando el ‘conforme’! Pero, ¿qué
te parece la idea? Y, ¡dónde lo ponemos?
- Donde quieras
-Donde quiera, donde quiera,…¡Siempre lo mismo!
¿Te parece bien en el arcón de entrada?
-¡Fenómeno! ¡Muy buena idea!, contesta
el aludido gesticulando como puede y poniendo
la cara más alegre posible. ¡A mí también
se me había ocurrido ese sitio! Es que estamos tan compenetrados que siempre se
nos (y recalca el ‘nos’) ocurre lo
mismo.
- ¡Déjate de bobadas y al tema!
Ponen el
belén, él mirando y ella muy afanosa colocando hasta un paño rojo cubriendo
primorosamente el arcón. Bueno, él ayuda un poco, acercando las figuras del
belén.
Por último, él
coloca el adorno acostumbrado en el dintel de la puesta de entrada mientras
ella, más mañosa, adorna la mesa del salón.
Una vez
acabado todo, dan una vuelta por toda la casa congratulándose por lo bien que
ha quedado, pero…
- Creo que el belén está un poco pobre. Lo
mejor sería comprar en un chino un portal para que quede más de acuerdo con la
tradición.
-No te preocupes, eso está hecho.
Y después de
visitar unos cuantos chinos en busca de un portal que no se desmorone al
meterlo en la bolsa para traerlo a casa, cosa que no consiguen, deciden ir a lo
seguro y pasar por el C.I., que tiene de todo.
Y ASÍ ES Y ASÍ QUEDÓ
Y
de nuevo
¡FELIZ NAVIDAD!