Semana del 27 de octubre al2
de noviembre del 2013 (de Amigos)
Lo del accidente con mi pico y su
posterior arreglo dio mucho que hablar, y lo que me ocurrió con el globito se
extendió de costa a costa, desde el Cantábrico hasta el Ampurdán. Aunque a
decir verdad, la historia que se contaba
muchas de las veces no tenía ningún parecido con la realidad. Que si
había confundido una patera con un atún; que me lo había destrozado en una
pelea por una gaviota que me hacía tilín; que me lo había provocado un disparo
de la guardia civil al acercarme en vuelo rasante a un pesquero que faenaba
cerca de Gibraltar;…En fin, el caso es que cuando se enteraron mis amigos de
que me había puesto una prótesis metálica y un poco ganchuda para ampliarme el
abanico de presas a capturar, y así facilitarme una alimentación más variada,
vinieron a verme. Y no solo acudieron los de la costa andaluza, sino que
también se presentaron la Txuri-Txori y el Borni. Como sabían que todavía
estaba en la fase de rehabilitación muscular y de aprendizaje en el uso de mi
nueva prótesis, casi todos llegaron con alimentos ‘ad hoc’.
El Pisha me proporcionó un batido
de tortilla de camarones con Barbadillo blanco que estaba de cine, y que duró
menos que la paga de un jubilado con hijos/as en paro, pues en su desaparición
se empeñaron en participar todos los asistentes a la reunión.
La Surfi se excusó diciendo que
en su zona solo encontraba bocatas de arena, pues lo de dentro se lo comían los
surfistas centroeuropeos que llegaban con mucho pelo y pocos euros. No obstante
me sacó con mucho misterio un envoltorio de debajo de las alas y me dijo:
- Al pasar por Estepona he podido agenciarme estos higos ‘culito de
miel’ que son tan tiernos que podrás sorberlos hasta con el pico cerrado
Se me abrieron los ojos como
platos, y antes de intentar decir nada ya estaba la Txuri-Txori preguntando:
-¿Qué dishes, puesh?¿’Culito de miel’?
- ¡¡Sí!! ¡¡’Culito de miel’!! ¡Que esto no lo tenéis por allí, en el
norte! -y continuó explicando- Son
unos higos a los que les ponen una gota de aceite cuando se empiezan a abrir y,
no sé por qué, producen más azúcar y son mucho más dulces. O no les ponen nada,
y se cierra el agujerito con una gota que parece miel. Pero el caso es que son
especiales, muy dulces.
Todos levantamos las cejas
extrañados, pero cuando los probamos le dimos la razón. Eran muy tiernos, muy
dulces y se podía comer hasta la piel.
- Pues para frutas con nombres raros podíais haber traído ‘’huevos de
fraile’’ y el Pirulo podría hacer un licuado con ellos, intervino el
Guindilla.
- ¡Aizu! ¿Qué es eso?, dijo con un tono casi imperceptible la
Txuri-Txori.
-¡Pues qué va a ser! ¡Esas ciruelas moradas y ovaladas que se dan en
esta época!, aclaró despectivamente el Guindilla.
Al mismo tiempo desenvolvía una
copa de champán con caviar y me la entregaba con una sonrisa de ‘’¡Aquí estoy yo!’’ e hinchando los
pectorales.
- ¡Con estas proteínas hasta tu pico va a brillar como el oro!
A la Txuri-Txori se le veía
cabizbaja, con el entrecejo fruncido y dolida de su propia ignorancia en
relación con el lenguaje y las denominaciones de esta zona y, mirándonos
desafiante, nos mostró un envase transparente que a todos nos pareció
chocolate. Los presentes empezaron a animarla
- ¡Así me gusta Txuri-Txori! ¡Chocolate y en cantidad!
- ¡Eso! ¿Y los tejeringos?
- ¿También has traído un infiernillo para calentarlo?
A medida que nos oía, la
Txuri-Txori se iba animando y, ni corta ni perezosa, extrajo de no sé dónde
unos vasitos de plástico, los fue llenando sin decir ‘esta boca es mía’, y no
los repartió advirtiéndonos que esperásemos pues lo que nos daba era para
brindar. Levantó el vaso y, haciendo un esfuerzo de pronunciación, dijo:
- ¡Por la grasia andalusa y olé!
E inició el gesto de bebérselo,
pero sin completarlo, mientras que todos los demás nos echábamos el brebaje al
coleto. ¡Y brebaje que era! Lo escupimos todos como pudimos, pues nos supo al
típico puchero andaluz.
- Pero, ¿qué es esto?
- ¿Intentas eliminarnos y pedir
la independencia?
- ¿Esto es lo que ha hundido vuestras cooperativas?
Mientras que las carcajadas de la
Txuri-Txori se oían hasta en el vertedero de Beasain, y entre lágrimas e
hipidos nos aclaró:
- ¡¡Son alubias de Tolosa en puré!! ¡Lo mejor de Euskadi!
Aceptamos su pequeña venganza con
gallardía y montamos un buffet con lo que quedaba de lo que habían traído, incluyendo
la butifarra con monchetas del Borni y los boquerones robados por la Tatiqui en
el caladero de Gibraltar.
Fue una noche mágica en la que
acabamos cantando hasta el ‘Boga boga’ en honor a la Txuri-Txori, pero con
acento andaluz, antes de irnos a dormir a la zona más tranquila de los
alrededores: Guadalmina.
Nota.-Lo del engaño del chocolate responde a un hecho real
que perpetraron unos nietos a su abuela en una tarde lluviosa del norte, hace
muchos, muchos años. ¡Y dio resultado!
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