Semana del 3 al 9 de marzo del 2019
Las nuevas vistas del Paseo de san Pedro de Alcántara y de la desembocadura del río Guadaiza. Ya se puede ir andando por el borde del mar desde San Pedro hasta Marbella
LA SILLA DE RUEDAS: PAUTAS PARA UN MANEJO
RESPONSABLE(I)
RESPONSABLE(I)
Las sillas de ruedas no entran en
los hogares solamente porque sí. Siempre hay alguna razón, algo que compensar,
o algo que aportar a la vida cotidiana. Y si ésta última mejora en cualquiera
de sus aspectos,…¡bienvenida sea!
Pero como con cualquier medio de
transporte, también en la compra de una silla de ruedas hay que tener muy
claros los criterios de elección del tipo y modelo porque, aunque parezca
mentira, éstos se han multiplicado en los últimos tiempos: de tracción eléctrica y de tracción animal;
de ruedas grandes o pequeñas; de conducción mediante ‘stick’ o con mandos en
los manillares; con baterías de plomo, de gel, de litio,…; plegables o rígidas;
de mucho peso o algo más ligeras;… Por eso, si tienes alguien de confianza y
exento de malas intenciones que la empuje, si es la primera vez que la
necesitas, y la vas a utilizar en tus desplazamientos en coche, lo mejor es que
decidas comprar una con las siguientes características: de tracción ‘animal’,
plegable, y con las menores dimensiones y peso posibles. Y siempre que puedas,
alquila previamente una por un período corto de tiempo y. a poder ser, con un
viaje de por medio, para poder probar experimentalmente sus prestaciones y
efectos positivos en quien/quienes estén implicados en su utilización.
Y si por primera vez te vas a
dedicar a ser el impulsor y conductor de uno de estos artilugios es mejor que
te hagas a la idea de que tienes por delante un periodo de aprendizaje más o
menos largo en función de tus posibilidades de esfuerzo rápido y corto, en
determinadas situaciones estáticas, y de esfuerzo prolongado y constante en las
dinámicas.
Para comenzar, debes de ensayar
el plegado y desplegado de la silla que, aunque parece sencilla, a veces se
estanca de tal manera que ya no sabes si tirar del asiento hacia arriba,
sentarte en él y descansar un rato, o apoyar la silla contra la pared más
cercana y empujar hacia ella el reposabrazos más alejado de la misma. Y para no
aburrirte, lo mejor es unir a este ejercicio el de subir y bajar la silla
plegada del maletero del coche, para descubrir cuál es la mejor manera de
colocarla en el mismo sin que al final se impida el cierre del mismo. Y todo
ello con la parsimonia adecuada, como en los ejercicios de tai-chi, para
acertar con las posturas de tu propio cuerpo que impidan tirones musculares y,
sobre todo, los temidos ataques de lumbago, que pueden provocar la necesidad de
una silla de ruedas suplementaria. Y en ese caso, ¿quién las empujaría? Al
final todo se reduce a adquirir la coordinación y destreza necesarias para
hacer, sucesivamente, las siguientes operaciones hasta completar el ciclo:
Desmontar los adminículos de la
silla -----> Plegar la silla ----->Subir
la silla al maletero ----->
----->Colocarla adecuadamente ----->Cerrar el maletero ----->
TRASLADO A LA ZONA DE
PASEO ----->
Abrir maletero -----> Bajar
la silla -----> Colocar
reposapiés -----> Desplegar la silla
----->
Echar el freno -----> Sentarse (el otro)
-----> Pasear ambos
-----> Volver al coche
y….¡a
empezar de nuevo!
Aun sin
adquirir las destrezas necesarias para hacer lo anteriormente citado con
soltura y armonía, es necesario iniciarse en la denominada ‘’tracción animal’’.
Y lo primero que recomiendan es que cuando se empuje la silla, se haga desde
una posición corporal erguida o, según dicen los expertos, en base a los
esfuerzos que hagamos con la masa muscular de los brazos. Tal que así
Esa postura es la ideal, pero lo
que normalmente ocurre es que los de edad tienen bastante atrofiados, por falta
de ejercicio ¡claro!, tanto el bíceps braquial como el deltoides y todos los
demás. Por lo que tienen que recurrir a ‘tirar’ de riñones que, por cierto es
la postura clave para subir las cuestas por pequeñas que sean, tal que así
De todas maneras, esta postura
tiene una ventaja y es que el transportista (¿) y el transportado tendrán sus
cabezas muy próximas, por lo que las posibilidades de mantener una conversación
fluida y agradable son altas. Claro está, siempre que ambos estén bien
avenidos. De todas maneras, cuando se suba una cuesta, y sobre todo si son
empinadas o prolongadas, hay que estar preparado para bloquear las ruedas de la
silla y así impedir que le arrastre a uno marcha atrás cuando se le acabe el
resuello. En cualquier caso, el bloqueo siempre servirá para descansar un rato
a mitad de trayecto y así poder normalizar la respiración.
Las cuestas abajo son siempre
agradables para quien empuja, pero no tanto para quien es trasladado, que
siempre piensa que a quien lleva la silla puede ésta escapársele de las manos y
dejarle a él o ella en una situación de peligro inminente, sobre todo si no
están a su alcance los sistemas de frenado. De todas maneras, siempre es útil
utilizar el cuerpo para disminuir o contrarrestar el efecto de la gravedad poniéndose
en la postura adecuada, tal que así
Capítulo aparte merecen las maniobras
necesarias y habituales que hay que practicar para salvar desniveles. Las
primeras veces que tropiezas con ellos tiendes a salvarlos intuitivamente, cosa
que no te lo suele permitir la persona transportada, sobre todo si se baja de
nivel. La idea de que se va a caer de narices por culpa de la inclinación de la
silla o de la disminución brusca de la velocidad por el efecto propio del
descenso de nivel, hace que las primeras veces no se fíe de las habilidades del
que la pasea y, o solicita explícitamente o con la mirada la ayuda de cualquier
persona que esté a su alrededor, o manda bloquear la silla para bajarse con
seguridad de la misma y salva el desnivel por su propio pie.
(continuará)
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