Semana del 28 de
enero al 3 de febrero del 2018
En este comienzo del mes de febrero, ‘el frío ha venido y
nadie sabe cómo ha sido’. Así que nuestras gaviotas, curándose en salud, se han
vuelto a refugiar en las Termas de Guadalmina donde, tanto si hay viento
racheado de poniente como si sopla el levante fuerte, hay recovecos donde
refugiarse. Y el debate ha comenzado en cuanto a la Tatiqui se le ha ocurrido
lanzar al ruedo la siguiente noticia que, según la información que tenía, Había
aparecido en ‘El País Digital’ el día 2 de febrero.
Los buenos resultados en un aula
dependen más de la disciplina que del número de alumnos.
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No ha tardado ni dos segundos en intervenir el Pirulo,
echando mano de su largo historial docente.
- ¡Eso está más claro
que el agua! A finales de los 60 y comienzos de los 70, teníamos 40 alumnos o
más en cada clase y no pasaba casi nada. Y eso que los ‘profes’ contábamos
hasta con 30 horas lectivas a la semana.
- Pues no te digo nada
si rememoramos nuestros tiempos de críos, añadió el Pisha. Las clases de cuarenta eran las menos numerosas,
y allí no se movían ni las moscas. Me acuerdo que cuando te mandaban leer en
silencio y sin articular palabra, si el de la última fila susurraba, se le oía
en la primera.
- No podéis comparar
aquellos tiempos con los actuales, sobre todo sin tener en cuenta los valores
que te inculcaban en la familia o en el ‘cole’, o en ambos, dijo el
Filloas. Yo me acuerdo de que lo que te
decían los padres ''iba a misa''. Te decían ‘’Hay que hacer esto’’, y ni se te
ocurría indagar el por qué ni hacer contraofertas. Lo hacías y punto. ¡Y que no
se te ocurriese expresar en voz alta tu desacuerdo con lo que había dicho o
mandado un profesor! Aunque fuese el copiar 10 veces y en latín un párrafo de
la ‘Guerra de las Galias’ del tal Julio César. Y si ahora dices eso de la
‘Guerra de las Galias’ en una clase, te preguntan los chavales y no tan
chavales si es el título de la nueva película de la serie de la ‘Guerra de las
Galaxias’ Entonces el maestro tenía siempre razón aunque hubiese afirmado que
el sol sale siempre por Antequera en invierno, en verano, y en cualquiera de
las autonomías. ¡Y que no se te olvidase poner el Don delante del nombre o
decir el Señor maestro cuando lo citabas! ¡Te jugabas la paga del domingo!
- Eso sería en los
colegios de pago que era a donde ibais vosotros, complementó el Guindilla. A los ‘’pringaos’’ sin posibles que
acudíamos a las famosas Escuelas Nacionales, nos pasaba lo mismo, pero por
otras razones. Al que valía para estudiar lo machacaban con la cantinela de que
de esa manera ‘’te labrabas un futuro mejor’’, y de que si desaprovechabas esa
ocasión acabarías como un ‘destripaterrones’ cualquiera, como alguien sin
oficio ni beneficio. Por todo ello, te estaban inculcando indirectamente una
responsabilidad personal respecto a los estudios que para sí quisieran muchos
de los estudiantes de ahora. Y lo último que se te ocurría era faltar al
respeto al maestro o hacer algo que le obligase a llamar y hablar con alguno de
tus progenitores.
- ¡Jopé, machos!,
exclamó la Surfi interrumpiendo al Guindilla. ¡Estáis pintando un panorama que no os lo creéis ni vosotros!¿Cómo es
posible que haya cambiado la cosa tanto? Si ahora el ‘profe’ te da un capón por
muy justificado que esté, tu padre lo denuncia por maltrato físico con el
agravante de infanticidio. Y ni te pregunta por qué lo ha hecho, ni considera
atenuante el que le hayas puesto la zancadilla cuando te has cruzado con él por
el pasillo. Ahora, para los padres y madres, el eje es el hijo y que, además,
siempre tiene razón o, por lo menos, motivos suficientes para justificar su
conducta. Y por otra parte, al hijo…,¡bueno!, al hijo eso del respeto a los
mayores, al ‘profe’ que es un ‘colegui’ y a los ‘compis’ que quieren estudiar,
le importa una higa. Su vida es su vida y los demás que se apañen como puedan
con la suya, que por lo menos el futuro de él está asegurado pues para eso
tiene a sus progenitores, que siempre estarán dispuestos a sacarle de los
charcos en los que se meta.
- Tampoco es eso,
Surfi, le medio amonestó la Tatiqui. Que
aun hay centros, tanto públicos como concertados, que mantienen la disciplina
en unos niveles aceptables gracias al funcionamiento y acción coordinada de
equipos directivos y profesores.
- ¡De acuerdo!,
insistió la Surfi. Pero del bulliyng,
¿qué? ¿No existía en vuestro tiempo?
Iba a contestar la Txuri-Txori, que no había abierto el pico
hasta el momento, cuando se desató una de esas ciclogénesis explosiva, que
antes se decía ‘borrasca repentina de narices’, que obligó a todas a buscarse
la vida con la promesa de seguir la próxima semana con eso que ahora llaman
‘’bulliyng’’, o en romance paladino es ‘’un acoso escolar prolongado en el
tiempo’’
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