Semana del 20 al 26 de agosto
del 2017
Este fin de semana, nada más
formarse el corro de gaviotas, el Pisha ha recordó al Pirulo que todos los
años, por estas fechas, les comentaba lo que había pasado en la Asamblea Anual
de Vecinos de una de las urbanizaciones de la zona. Y que, a estas alturas de
agosto, aun no ha abierto el pico para hablarles del tema. Y tanto ha insistido
que el aludido no ha podido escabullirse.
- Además, prosiguió el Pisha, hoy
tenemos con nosotros a dos congéneres
que pasan prácticamente todo el día aposentados en los tejados de la
zona expurgándose los insectos que han encontrado entre sus plumas el cobijo
necesario y que, además, pueden complementar tus acertadas observaciones.
Se escuchó un murmullo, no se
sabe si de aprobación, pero en el que se distinguía claramente la exclamación ‘’¡Pelota!’’ , pronunciada por más de
uno de los presentes. El Pirulo no se hizo de rogar.
- ¡Si tanto insistís!, exclamó. Pues
el caso es que nuestros invitados han sido uno de los objetos de discusión de
la Asamblea pues, por lo que se ve, su simple visión molesta a más de uno de
los vecinos.
- ¡Venga ya!,dijo el Borni. Si
aquí, en esta costa, estáis acostumbrados a acoger todo lo que llega a través
del estrecho y alrededores.
- Tiene razón el Borni, complementó el Guindilla. Hasta aceptamos que los gibraltareños
residan en La Línea, y hasta protegemos a los monos de Gibraltar. Como veis,
nuestra solidaridad no tiene límites.
- A ver si entendéis de una vez la situación, dijo el Pirulo,
interrumpiéndoles. Son gente del interior,
acostumbrados a los gorriones y otros pajarillos de pequeño tamaño, y a sus
diminutas cagarrutas. Pero es que cuando vosotras defecáis en vuelo…, ¡no os
imagináis cómo quedan las terrazas!
Una de las gaviotas invitadas no
le permitió continuar e intervino diciendo:
- Y nosotras, ¿qué tenemos que ver en el asunto? Precisamente estamos
descansando, y lo que teníamos que hacer, ya lo hemos hecho y dejado caer en
nuestros respectivos vuelos de aproximación. Además, no sé de qué se quejan
pues desde nuestros `puestos de observación lo que podemos concluir es que
entre gatos negros y de todos los colores, perros que no sabemos qué harán en
las terrazas pero llorar y lamentarse no dejan de hacerlo a horas intempestivas
y, sobre todo, humanos, esos pequeños humanos bajitos y de poca edad que van
pulsando timbres a diestro y siniestro, creo que ya tienen suficientes
molestias como para que no se ocupen de nosotras.
- Y por otra parte, la tienen clara, le apoyó su compañera. Porque con nosotras no van a poder.
Residimos aquí los doce meses del año así que, aunque nos asusten con
ultrasonidos, cohetes, simulación de disparos de escopeta o lo que se les
ocurra a lo largo del mes que están por estos barrios, los otros once
rondaremos por estas urbanizaciones y sobrevolaremos las que nos salgan de la
punta del pico.
- ¡Tranquilas!, aclaró el Pirulo, que como pasa en todas las Asambleas de este tipo, no han llegado a
ninguna conclusión. Y eso que ha habido propuestas de todo tipo.
Y a continuación, les enumeró las
siguientes:
*Que a los
propietarios de apartamentos con terraza se les suministre, con cargo a los
presupuestos de la Comunidad ¡claro!, matasuegras, cornetines de los que venden
los chinos, o cualquier otro artilugio que emita sonidos agudos, con la
obligación de usarlos a horas fijas que se determinarán por votación, obviando,
claro está, las de madrugada y las de la siesta vespertina o la del carnero, a
elegir.
*Que se pongan
pinchos en todos los salientes de la edificación y, a ser posible,
electrificados. (Esto último ha sido eliminada por unanimidad por el aumento
considerable que tendría la factura que Endesa pasa cada dos meses a la
Comunidad)
*Que se
instalen sirenas acopladas a las antenas comunitarias de TV, y que dispongan de
un sistema automático de puesta en marcha, y de duración, tono e intensidad
variables, al modo de los riegos automáticos (diario, semanal, a horas fijas,…;
flojito, a todo volumen, agudo, grave,…)
Aprovechando el momento en que el
Pirulo respiraba más profundamente de habitual, fue la Surfi la que le
interrumpió, preguntándole:
- Y al final, ¿qué han decidido? Lo digo para estar preparada y venir por
aquí solo cuando esto esté tranquilo.
- Surfi, a ver si estás atenta y no te despistas, contestó el Pirulo. Como os he dicho antes, no han llegado a un acuerdo. Lo han dejado en
suspenso para que la Junta lo estudie y vea si es viable. Y acabo el tema
tratando de expresar correctamente la última propuesta que ha hecho alguno de
los presentes. Ha sido la siguiente:
*Que la única
medida a tomar sea la obligación del encargado de mantenimiento, y en su
defecto del jardinero o del personal de limpieza, de eliminar rápidamente a
primera hora de la mañana las defecaciones de gaviota, anotadas previamente en
el parte que estará a disposición de los propietarios en conserjería. La
limpieza se hará en orden riguroso, en función de la hora en la que la maldita
gaviota haya cometido el desaguisado, de más antiguo a más reciente, para
evitar efectos secundarios debidos a la excesiva acidez, como todo el mundo
sabe, de las citadas defecaciones. En ningún caso, los mencionados empleados
tendrán la obligación de duchar ni de jabonar las espaldas de los propietarios
que hayan tenido la desgracia de recibir, en su propio cuerpo o donde sea, el
impacto de lo que sueltan las gaviotas en vuelo, sea este rasante o no.
- ¿Y eso ha sido lo más importante de toda la reunión?, exclamaron al
unísono la Tatiqui y la Txuri-Txori
- Lo más importante, no; pero lo más discutido, sí, respondió el
Pirulo. La propuesta de más enjundia fue
la de uno de los propietarios, de los llamados prepotentes: PROHIBIR DESTINAR
LAS VIVIENDAS A ALQUILER DE TURISMO VACACIONAL.
La carcajada que esta respuesta
provocó en el Borni, debió de oírse en las costas gaditanas.
-¿Y en esas estáis ahora?, exclamó. Lo único que me faltaba por ver: que os contagiéis por aquí de las
ideas de la alcaldesa más famosa de nuestra tierra. Si eso se propaga por la
Costa del Sol, ¿dónde vais a meter a los grupos de turistas ingleses que vienen
a pasar unos días por aquí?
- Lo malo no es eso, puntualizó la Tatiqui. Lo peor es que la mayoría de los compradores de segunda vivienda en
esta zona lo hacen para sacar un rendimiento a sus ahorrillos. Así que ya me
diréis qué éxito va a tener ese planteamiento cuando un porcentaje alto de los
propietarios de apartamentos en estas urbanizaciones llevan haciéndolo los
últimos diez años.
Como durante unos momentos no
intervino nadie, los aprovechó el Filloas para intentar zanjar la
cuestión y así evitar el seguir hablando
de un tema que no interesaba a la mayoría.
- En resumen, que no ha habido nada nuevo en esa Asamblea Anual de
Vecinos, sino solamente las discusiones de siempre sobre asuntos que, simple y
llanamente, incomodan a los que pasan aquí un par de semanas al año.
- Yo no estoy muy seguro de lo que afirmas, le replicó el Pirulo. Por lo menos, hasta que se lea el Acta de la
reunión, pues aquí, en concreto, tienen la mala costumbre de redactarla de tal
manera que en vez de reflejar lo que ocurrió en la Junta General, se limitan a
expresar las decisiones particulares que
toman, a escondidas y manipulando lo que se ha dicho, los prepotentes de turno.
Y como el tema no daba más de sí,
la mayoría aceptó la invitación de la pareja de gaviotas que habían asistido
por primera vez, y que consistía, nada menos, en ir a cenar a un lugar privado
que ellas tenían localizado en la zona del Isdabe, al otro lado del río
Guadalmina.