lunes, 29 de mayo de 2017

Semana del 21 al 27 de mayo del 2017

No se sabe lo que ha ocurrido esta semana, pero todos (y todas) han llegado en plan reivindicativo. El primero en plantear sus quejas ha sido el Borni, y lo ha hecho de una manera indirecta, como si no fuesen suyas. ¡Muy de su estilo, vamos! Como si el problema no fuese con él, ha comunicado al resto que iba a leer un escrito redactado por sus compañeras de las costas de Catalonia con el que no estaba totalmente de acuerdo, pero que reflejaba el ambiente que se respiraba en la población, la gente, el pueblo, en fin, en la mayoría del conjunto de gaviotas que zascandileaban desde Perpiñán hasta el Maestrazgo. Y que decía, más o menos, lo siguiente.


Nosotras, las abajo firmantes, ‘’gavines’’ de pro y auto nombradas, por arte de birlibirloque, representantes del resto de ‘’gavines’’  que malviven en las costas de la antigua provincia romana denominada Tarraconensis, más tarde reducida a la Marca Hispánica sin consulta ninguna, y en un futuro próximo republicanísima Catalonia, a todo el resto de gaviotas del clan hispánico para su consideración, lectura, asunción o lo que quieran, le comunicamos lo que viene a continuación.

Y antes de comenzar con el meollo del asunto se advierte que el orden de las peticiones, decisiones propias,  y demás zarandajas que se citan, no tiene ninguna relación con su importancia intrínseca, cuya determinación es de exclusiva competencia de las abajo firmantes y rubricantes.

Que a partir de este momento no obedeceremos ni daremos cumplimiento a ninguna orden ni norma emanadas o decididas por el clan hispánico, a no ser que nos favorezca material o pecuniariamente

Que en cuanto lleguemos a un acuerdo (si es que esto ocurriese), nuestras relaciones serán de tú a tú: tú nos pagas, tú nos financias, tú nos aguantas, tú solucionas nuestros problemas, et sic de ceteris.

Que, no obstante y para demostraros nuestra admiración,  admitiremos regalos en metálico y en especie, sobre todo jamón(excepto el serrano), gambas de Huelva, caviar de Riofrío, chuletas de ternara de Ávila, bonito del Cantábrico y percebes gallegos.

Que, a cambio, ofreceremos excedentes de cava, de pera leridana, langostinos de San Carlos, y de otros productos catalanes, siempre que se compensen con obra pública e infraestructuras. Además, y para que no se nos tache de interesados, regalaremos al clan hispánico tiques del autobús turístico de Barcelona a disfrutar por los que participen en viajes del IMSERSO, pero sin pasarnos: 1 viaje por cada 100 jubilados.

 Que en caso de perder turistas por nuestra mala cabeza, el clan hispánico enviará suficiente personal del suyo para compensar el descenso, a ser posible bilingües para poderlos contabilizar como turistas, y a gastos pagados…por el clan que los envía, ¡claro!

Que, si es posible, en el próximo campeonato de Liga arbitrarán al Barça sólo colegiados catalanes, para que no ocurra lo que en esta Liga 2016-2017 en la que solo se han permitido en contadas ocasiones los piscinazos del Neymar, los mordiscos de no sé quién, y las sugerencias de expulsión de contrarios de algún defensa.

  

El resto debían ser perogrulladas de tal calibre que el Borni no se atrevió a leerlas, y la Surfi aprovechó la ocasión que le dieron los pocos segundos en que se calló, para preguntar que quienes eran las ‘’gavines’’ que firmaban el escrito. A lo que contestó que las firmas eran ilegibles por aquello de la minuciosidad del trabajo de la fiscalía, pues aun conociendo quienes eran las españolistas que ejercían esa función, no se atrevían a tomar medidas drásticas contra ellas.

Se produjo un silencio, más consecuencia del aburrimiento inducido por el lloriqueo del Borni que por el asombro producido por el contenido de las peticiones, y que rompió la Txuri-Txori que, en un tono conmiserativo, le dijo:

- Borni, no aprenderéis ni  a palos. Mira lo que hemos conseguido nosotros en un par de reuniones: arreglamos el tema del cupo; tenemos al Alavés en la final de la Copa del rey para intentar daros un disgusto; la Real está en la Europa League, y el Athletic infiltra a uno de los suyos en el vestuario del Barça. Y con el calor que hace, y que parece que no se va a ir, en un par de años esto va a ser la Riviera Maya de Europa, es decir, la Euskoriviera.

- Y consuélate Borni, que en otras autonomías no está la cosa para echar las campanas al vuelo, añadió el Guindilla. Por aquí el corredor mediterráneo se ha reducido a un ir y venir de carretas del Rocío. Y con el lío que tenemos con los estibadores de Algeciras, tampoco va a ser muy necesario, pues el ‘’comercio’’ de la zona va a quedar reducido al trapicheo del tabaco de Gibraltar y a las zódiac que enlazan nuestras costas con el norte de África. ¡Y no hablemos de la ‘’carrerita’’ que ha hecho nuestra Jefa de Triana! Se parece al Alonso. Se cree que pilota un Mercedes, y resulta que lo que lleva es un McLaren-Honda que le deja siempre tirado a mitad de camino.

- Ni que lo digas, Guindilla, complementó el Pisha. Que la de Triana vuelve a centrarse aquí y se encuentra que todo anda manga por hombro. Mareas blancas en Granada, Huelva y Cái; líos en Educación donde tendrán que pagar al colegio concertado que dice que funciona mejor eso de ‘’las chicas con las chicas, y los chicos con los chicos’’. Y no porque les hayan convencido, sino por sentencia del Tribunal Superior. Y no te digo nada de los medicamentos que se recetan, pues por lo que se ve no llegan a las farmacias no se sabe bien por qué. Y para colmo, una parte de los suyos mirando hacia otro lado para ver si les llega el maná del ‘’resucitado’’, y la otra parte abriendo el pico como polluelos por si les cae una subvención de lo que sea o para lo que sea, que da lo mismo. En fin, que por aquí estamos en horas bajas y con la autoestima por los suelos. Además…

- ¡Solo falta que empecéis a hablar de vuestros achaques!, le interrumpió el Pirulo. No sé de qué os preocupáis porque todo lo que habéis dicho y comentado a quienes afecta es a los que han estado chupando del bote estos años, o, tienen la ‘’sopa boba’’ de un puestecillo aunque sea el de conserje del IMBA. Nosotros seguiremos viviendo como hasta ahora: unos días cenando bien, y otros yéndonos a dormir con el estómago semi-vacío.

- ¿Y qué es eso del IMBA?, preguntó muy intrigada la Surfi

- ¡Qué va a ser! Pues uno más de los muchos organismos autónomos que tiene la Junta para proporcionar la ‘’sopa boba’’ a quien le parece, le contestó el Pirulo. Con la diferencia de que éste me lo acabo de inventar yo solito: Instituto para la Mejora del Boquerón Alboreño, es decir, del mar de Alborán

La deriva que habían tomado las intervenciones hizo que el Borni, dando el máximo volumen a sus graznidos, gritase

-Vosaltres ni ens enteneu ni ens entendreu. Ens voleu subjugar, limitar les nostres aspiracions, però no ho aconseguireu. La independència és a prop!

Y antes de que nadie pudiese reaccionar, y no precisamente por lo que había dicho pues las frases las había ‘’escupido’’ en catalán, alzó el vuelo y tomó dirección nor-noreste por lo que todos se imaginaron hacia donde se dirigía.

- ¡Tranquilos! Que la suya es una reacción normal dada la situación en que se encuentra, dijo el Pirulo tomando de nuevo la palabra. ¡Y eso que ganaron la Copa del Rey! Al lado de esa la de la República Catalana va a ser una copichuela. Y nosotros a lo nuestro, que os he preparado una buena cena en la trasera del Asador Guadalmina.


Oír el nombre del asador y alzar el vuelo al unísono fue inmediato, con lo que al Pirulo no le dio tiempo para advertirles que, igual, la Tatiqui y él no estaban por estas tierras el próximo fin de semana.

domingo, 21 de mayo de 2017

Semana del 14 al 20 de mayo del 2017

No se sabe qué pasó. Tal vez fuera el terral que sopló algunos de los días de la semana, quizás los cambios de temperatura, pero el caso es que cuando fueron llegando se generalizaron las conversaciones a tres y cuatro bandas, y no había quien impusiese un poco de orden y rigor en los intercambios de información, saludos, puyas o lo que fuese.

Así que cuando el Pirulo intentó comunicar al grupo lo que quedaba de sus disquisiciones educativas, no pudo superar el volumen de los graznidos del resto de los presentes, ni aun agitando compulsiva y violentamente los folios que llevaba preparados para repartirlos, y acabó utilizándolos para desperdigar a todos a su alrededor y en torno a él, interrumpiendo todos los posibles diálogos.

- ¡Vale!, ¡vale!, graznó el Pisha. Si querías que nos callásemos te hubiese bastado con gritar …’’¡Que viene la Tatiqui!’’.

Había que haber visto la cara que se le puso cuando se dio cuenta que la citada estaba justo detrás suyo y con cara de pocos amigos. Disimuló como pudo y se trasladó al lugar diametralmente opuesto, sin dejar de murmurar por lo bajinis ‘’¡Perdón!’’, ‘’¡perdón!’’, ‘’¡Era sin intención de ofender!’’…

Como casi siempre, la Surfi salió al rescate del Pisha.

- No es para tanto, Tatiqui. Lo que pasa es que cuando el Pirulo se pone a hablar de Educación con mayúscula, es más pesado que la oposición con el tema de la corrupción. Llevamos ya dos fines de semana  aguantándolo, y en éste habíamos acordado no dejarle hablar ni repartir folio alguno. Bueno, por lo menos por un rato.

- En parte tenéis razón, contemporizó la Tatiqui. Pero por lo menos vamos a permitirle que nos resuma de viva voz lo que tenía preparado, con una condición, y es que permita intervenir al resto de los presentes.

La propuesta fue aceptada por unanimidad, se acomodaron en corro silenciosamente, y el Pirulo dio un par de saltitos para colocarse dentro del círculo que se había formado, y en una posición que favoreciese el alcance de sus graznidos y, al mismo tiempo, la percepción de las modulaciones que les imprimía.

- Lo mío de hoy iba a ser muy resumido, comenzó. Porque tengo muy claro que la Administración educativa, y más si es la estatal, tiene poco margen de maniobra para tomar medidas respecto a los deberes, esfuerzo y control de resultados de los alumnos.

Ante los murmullos que se originaron al escuchar esta afirmación tan categórica, sobre todo por parte del Borni y de la Txuri-Txori, el Pirulo guardó unos instantes de silencio y, cuando ese ‘zurrumurru’ descendió en decibelios, prosiguió.

- Lo que quiero decir es que cuando desde el estado se intenta regular los contenidos, capacidades, objetivos, o cualquier otro elemento del proceso de aprendizaje, se lo impiden las autonomías en nombre de las competencias transferidas.

El Borni no pudo aguantarse y, alzando la voz más de lo que aconsejaba la prudencia, exclamó indignado:

- ¡Naturalmente! Si no, ¿para qué nos han transferido las competencias?

Antes de que el Pirulo pudiese contestarle, le interpeló el Pisha

- ¿Y para qué queréis las competencias? ¿Para rebautizar a Cervantes  para afirmar que su verdadero nombre era Sirvent y que el Quijote es una mala traducción del catalán? ¿O `para inventaros la existencia de un reino catalano-aragonés? ¿O para…

- No sigas por ese camino Pisha, le interrumpió la Txuri-Txori. Que a vosotros no hace falta que os transfieran competencias, que os las inventáis vosotros si es necesario. Y si no, ¿ a qué viene que el Kichi prohíba a las carretas del Rocío pasearse por Cái? Y encima con la excusa de que van tiradas por mulas y eso constituiría un espectáculo animal. Eso es como si a nosotros nos prohibieran el arrastre de piedra, o nos obligaran a cambiar los bueyes por animales de dos patas, a poder ser de Bilbao que son siempre los más fuertes, los más guapos y…¡los más todo!

Al verse apoyado, el Borni trató de rematar al Pisha

- Además ya me he enterado que nos tenéis envidia y que vais a montar una Academia Andaluza de la Lengua. ¿No os basta con el librillo ‘’El Habla de Cádiz’’ de un renombrado filólogo gaditano? Que si ‘bolichero’, ‘bombista, ‘mirrunio’, ‘mocha,…

Tuvo que ser la Tatiqui la que puso un poco de orden y cordura en aquel gallinero y, cuando vio que el grupo volvía a una situación mínimamente silenciosa, hizo una serie de gestos al Pirulo que no querían decir otra cosa que acabase pronto y rápido. Y el Pirulo no se hizo de rogar y soltó la siguiente parrafada casi sin respirar para evitar posibles interrupciones.

-Pues como os decía, y ahora lo puedo afirmar con más motivos por las protestas que me he visto obligado a escuchar,  que si a esa misma Administración se le ocurre plantear una evaluación del sistema educativo mediante pruebas sin efecto académico para el alumnado, sino como mera recogida de datos, pasaría lo mismo: que las autonomías se opondrían frontalmente. Y si alguno de los gurús educativos expresa la conveniencia de poner reválidas en las distintas etapas, con o sin efectos sobre la elección de estudios posteriores, las autonomías y cualquiera que se considere de izquierdas pondrán el grito en el cielo y lo calificarán de discriminatorio. Y esto aunque existan recorridos y pasarelas para que cualquier persona entre 16 años y su edad de jubilación pueda hacer los estudios que le apetezcan, ¡Estudiando y esforzándose, claro está!

Y después de respirar profundamente durante unos segundos, levantó la voz de tal manera que pudieron escucharle hasta las gaviotas que se habían unido a la huelga de estibadores de Algeciras, y concluyó

-¡AQUÍ HEMOS PASADO DEL ‘’DERECHO A LA EDUCACIÓN’’ AL ‘’DERECHO A LA TITULACIÓN’’!

Se hizo un profundo silencio que al cabo de unos minutos rompió la Surfi con tono conciliador

- ¡Hombre, Pirulo!, Por lo que nos has dado a leer las semanas pasadas la cosa no será tan grave. Algo se podrá hacer.

El Filloas, que no había abierto el pico en varios meses,  y con su hablar medio socarrón, medio gallego le aclaró a la Surfi

- ¡Mira, Surfi! Lo que creo que está planteando hoy el Pirulo es que, según su entender que no tiene por qué ser acertado, legislen lo que legislen las administraciones educativas, sea la estatal, sean las autonómicas, son los centros, el profesorado y las familias los que tienen en sus manos la solución a la problemática que surja, sean deberes, exámenes, nivel alcanzado por el alumno,…, siempre que actúen coordinadamente y con objetivos comunes respecto a lo que quieren de sus alumnos, hijos, tutelados, o como quieran llamarlos. ¡ Hasta pueden llegar a un acuerdo para que aprueben todos! Eso sí, siendo conscientes de lo que puede pasar a posteriori si cambian de nivel, centro o tipo de estudios, y sabiendo que están prohibidas las reclamaciones. ¿No es así, Pirulo?

- ¡Más o menos! ¡Más o menos!, contestó el aludido

Y sin despedirse ni mirar a nadie en concreto, levantó el vuelo y desapareció entre las urbanizaciones próximas.

-Bueno, vamos a dejar este tema de la educación cerrado, que no trae más que discusiones interautonómicas, dijo la Tatiqui. Y a ver si la próxima semana  traéis algún tema más divertido entre los muchos posibles, pues estos días vamos a tener de todo: primarias del PSOE, final de la Liga con partido estrella en Málaga, moción de censura que más parece una monición bíblica, pero… ¡se prohíbe traer a colación la corrupción! Y ahora,… ¡ a buscar el condumio que se hace de noche!


Y entre aplausos y gritos de ¡Viva la Tatiqui!, echaron a volar hacia los distintos chiringuitos de la playa. Bueno, todos no. La Tatiqui ascendió casi verticalmente, y empezó a describir circunferencias cada vez más amplias sobre la zona de viviendas, intentando localizar al Pirulo.

lunes, 15 de mayo de 2017

Semana del 7 al 13 de mayo del 2017

Y el Pirulo siguió con su rollo macabeo, haciéndonos un resumen no muy breve de su época de profesor de Enseñanzas Medias Y no sin antes enseñarnos las últimas flores (calas e ibiscos) que estaban adornando su terraza preferida
















Empecé a dar clase en centros públicos hace ya 50 años, primero como profesor interino y, una vez superadas las correspondientes oposiciones, como profesor titular. Y, como es natural y comprensible, he tenido que ejercer como profesor de Física y Química y materia afines en distintos tipos de centro, con alumnado de procedencia diversa, y con compañeros de trabajo en situaciones laborales y personales de todo tipo.

Allá a finales de los 60 inicié mi andadura profesional en Barcelona, en un instituto situado cerca de lo que era el Hospital de san Pablo, concretamente en la calle Industria. Y tal como estaban establecidas las relaciones entre el profesorado, los padres y el alumnado, los ‘deberes’ eran para el profesor, ya que hasta tenía que preparar actividades para los días festivos, pues los laboratorios estaban abiertos y los alumnos acudían voluntariamente a hacer prácticas, sobre todo de Ciencias Naturales y de Física y Química. ¡Y siempre había voluntarios!

¿Problemas con los deberes? Ninguno. Tal vez la razón era, entre otras, la implicación de los padres, profesores y dirección en el proceso de formación de los alumnos (antes se llamaba así), unido a la coordinación de sus actuaciones. ¡Ah! Y quizás la oferta de actividades ‘divertidas’ animaba a los chavales a realizarlas, y reforzaban el principio que tenían más o menos asumido: ‘’Que su obligación en esos momentos era estudiar y conseguir las mejores calificaciones posibles para poder seguir haciéndolo’’.

Pasé luego algunos años, en los comienzos de los 70, dando clases en un centro con internado y cuyos alumnos eran casi todos becados. Es decir, que el principio citado en las líneas precedentes era de obligado cumplimiento ya que los alumnos lo que se estaban jugando era la beca, y eso de volver a su población de origen suponía dejar los estudios y ponerse a trabajar.

Con todo, y como profesor, aprendí algo muy importante: a centrarme en los aprendizajes de los temas fundamentales para proseguir con comodidad los estudios posteriores y dejar el resto, que se desarrollarían si el curso y el tiempo disponibles daban de sí, para ampliar conocimientos.

En consecuencia el tema de los ‘deberes’ y de los trabajos complementarios solo suponía el necesario esfuerzo del profesor para seleccionar los más idóneos, ya que las horas obligatorias de estudio que los alumnos internos tenían todas las tardes aseguraba el tiempo necesario para cumplir con ellos.

En los 80, y debido a que no tenía asignado un destino definitivo, pasé por dos centros que, por las características del alumnado, profesorado y entorno, tenían un funcionamiento completamente distinto.

El primero de ellos era in Instituto que estaba situado en el vértice oeste de la provincia de Madrid, colindante con las provincias de Ávila y Toledo. En consecuencia, tenía unos estudiantes procedentes de los pequeños pueblos de las tres provincias que llegaban al centro en autobuses a eso de las 10 h de la mañana y del que no se iban hasta media tarde. Y el profesorado algo parecido. Venían casi todos de la capital del reino: sustitutos, interinos y algún que otro agregado y catedrático en espera de que quedase alguna vacante más próxima a su domicilio. Todos o casi todos comían en el comedor habilitado en el centro, por lo que el ambiente que se respiraba tenía una mezcla entre familiar y escolar que limaba muchas asperezas entre los distintos estamentos. Si a esto se añade el que muchos alumnos disponían de horas libres debido a que su horario de clases no se correspondían con las horas comprendidas entre la llegada y salida de los autobuses, teníamos como resultado que contaban con el tiempo necesario para estudiar o repasar lo explicado en las clases del día y/o hacer los ‘deberes’, si algún profesor se le había ocurrido siquiera insinuarlos o recomendarlos como ‘’muy convenientes’’. Además, contaban con la ventaja de tener siempre a profesores disponibles y accesibles en la mayoría de los casos.

Esta accesibilidad al profesorado tuvo un efecto curioso. Uno de mis alumnos, al que suspendí en junio, me planteó su situación, para ver si se me ocurría alguna solución. Resulta que su familia se iba todo el verano de vacaciones a un pueblo de Tarragona donde iban a tener dificultades para encontrar a alguien que le ayudase a preparar los exámenes de septiembre. Y su padre había pensado que la única solución era volverse a mediados de agosto. Nos reunimos los tres, y acordamos hacer una recuperación por correo, ya que entonces no existían otros medios de ponerse en comunicación, ni whatsapps, ni correos electrónicos, ni internet. Así que, carta hacia Tarragona con ejercicios y actividades; respuesta del alumno con los resultados; corrección de lo que había hecho y reenvío con nuevas actividades;….Un verano entretenido, con cartas de ida y vuelta cada diez o quince días que a mí, como profesor, me sirvieron para seleccionar lo fundamental de la asignatura y desechar el resto, con el fin de que las actividades y los ejercicios intercambiados se centrasen en lo imprescindible.

Al curso siguiente, recalé, por razones que no vienen al caso, en el Instituto de una población de Álava colindante con Vizcaya, en una época en que el profesorado estaba más preocupado por las cuestiones políticas que por las educativas. En consecuencia, las relaciones entre los profesores se limitaban a las estrictamente necesarias y, a veces, ni aun éstas existían. Prueba de ello fue lo que describo a continuación.

Me asignaron la tutoría de un curso de BUP en la que los alumnos me plantearon que, si disponía de tiempo, les diese una clase de matemáticas por la tarde, fuera de su horario escolar. Como el profesorado que acudíamos desde Vitoria/Gasteiz salíamos juntos hacia las seis de la tarde para coordinar nuestros traslados, casi todos disponíamos de horas libres, por lo que acepté. No obstante, les dije que antes tenía que consultar con la profesora que les daba clase de matemáticas por si había algún inconveniente,…¡y vaya si lo hubo! Puso el grito en el cielo, me lo prohibió sin dar razones y, además, se negó a darles ella la clase de refuerzo. ¡Cosas de la enseñanza pública y de la mal llamada ‘libertad de cátedra’!

De esos años de profesor en centros con distintas características, con tipos de alumnado de entornos significativamente diferentes, y con compañeros de claustro con intereses y objetivos personales dispares, se pueden sacar una serie de conclusiones en relación con lo pueden denominarse ‘’deberes’’ o ‘’actividades complementarias’’

*Al alumnado debe interesarles la materia a la que se refieran o, por lo menos, convencerse de la necesidad de realizarlas inducidos por una exigencia personal o externa. Si ellos no quieren o no les apetece, y ven que si no las hacen, no les afecta en su acceso a cursos superiores, ni en sus relaciones familiares, no hay nada que hacer.

*El Profesor tiene que tener claro lo esencial de su asignatura, aislándolo de lo accesorio, sobre todo en aquellas materias en las que entender o aprehender lo que se explica no es lo mismo que tenerlo aprendido.

*Por otro lado, debe favorecerse la coordinación del profesorado y aprovechar la dedicación vocacional de muchos de los profesores para poner en marcha mecanismos de apoyo voluntario al alumnado, presenciales o no presenciales

*Los padres, progenitores, familia, o como se quiera denominar, deben tener claros los niveles de necesidad de los distintos niveles de estudios para sus hijo, vástagos, tutorizados o como se llame, y, por lo tanto, los niveles de exigencia de esfuerzo aplicables, y no tanto de resultados. Y en cualquier desacuerdo con lo que ven o les comunican, consultar y coordinar con el centro y los profesores.

Y la Administración, ¿qué? De la Administración ya hablaremos otro día, pues si se aclaran o son evidentes las posiciones de los tres elementos citados, muchas soluciones a los problemas que surgen, se encuentran y aplican sin necesidad de acudir a más altas instancias.

jueves, 11 de mayo de 2017

Semana del 30 de abril al 6 de mayo del 2017

Esta semana el Pirulo, aun ‘’impactado’’ por el tamaño del aparato de oxigenoterapia que le han ‘’recetado’’ a la Tatiqui, no ha dejado a nadie del grupo ni saludarse entre sí, con la excusa de no alterar la respiración de la ‘’oxigenada’’ forzosa. 





¡Hasta los geranios se han puesto 'rechulos'!

Así que se ha limitado a entregarnos algo que él mismo había redactado para ilustrarnos sobre temas educativos de última hora y nos ha obligado a leerlo, pero advirtiendo que no admitía comentario alguno para evitar así consumir el poco oxígeno que contenía el aire que alimentaba el aparato unido al pico de la susodicha Tatiqui.

Y esto era lo que contenían los folios que entregó a cada uno de los presentes


He leído hace un par de semanas un artículo titulado ‘’Los deberes escolares’’ de Álvaro Marchesi (ABC del 19 de abril), al que se le califica como ‘’el arquitecto de la LOGSE’’ en distintos medios de comunicación.

Y después de intentar descifrarlo, revisándolo un par de veces, no tengo nada claro ni la esencia del problema ni sus posibles soluciones. Creo que es o representa una visión cenital de la cuestión que trata de resolverse con los instrumentos que nunca podrá aplicar una administración educativa: financiación, y más financiación. Y lo que sí queda claro en el artículo, pero que muy claro, es que las reválidas de la LOMCE (esas que se han suprimido de un plumazo), son ‘’absurdas e injustas’’. ¿Por qué absurdas? ¿Para quién injustas?

Lo peor de todo es que no puedo, ni quiero, rebatir, complementar, y ni siquiera matizar lo que en esas líneas se expresa y/o se da  por sobreentendido, y solo me resta la posibilidad de hablar desde mi experiencia de alumno, profesor o funcionario de la administración educativa.

En los diez años que estuve en el colegio, entre los 7 y los 17 años, tenía claro que me movía dentro de un triángulo cuyos vértices eran mis padres, mi profesor o profesores correspondientes al curso en que estaba, y el centro con su normativa explícita o implícita. Y yo buscaba automática e intuitivamente una relación con ellos que equilibrase las tensiones que me podían provocar cada uno de ellos. Lo que tenía muy claro era que mi misión era estudiar; que mis padres siempre darían la razón a los profesores y siempre estarían de acuerdo con la aplicación de la normativa del centro para juzgar mis actuaciones; y que el profesorado contaba con ese respeto de mis padres a las decisiones que tomasen y que afectasen a mi persona. 

Y todo esto durante mi recorrido a lo largo de la primaria, del bachillerato elemental y del bachillerato superior, en los cuales me sometían a una evaluación semanal, repito, semanal, cuyo resultado lo leía en público el director del centro los viernes y que debía de ser revisado y firmado por uno de mis progenitores. Hasta el entorno social apoyaba este funcionamiento, pues aun recuerdo que, si las notas eran buenas, el primero que las veía era el farmacéutico de la familia quien me premiaba con una cajita de pastillas JUANOLA para animarme a seguir por el ‘’buen camino’’.

Así que si me mandaban ‘deberes’ no dudaba en que tenía que hacerlos, fuesen ejercicios o fuese aprenderme una lección de cualquiera de las asignaturas. Porque, además, el profesorado tenía la buena o mala costumbre (según la mirada sea cenital o a ras de tierra) de comprobar al día siguiente si se había realizado lo encomendado, con el sencillo sistema de sacar a la pizarra a cuatro o cinco alumnos elegidos aleatoriamente, o eso creíamos. Y en cuanto a las notas semanales, ¿qué más puedo decir? Que cualquier ‘descuido’ quedaba reflejado en ellas, y que los padres, en mi caso, tomaban siempre las medidas que consideraban oportunas: reducción o supresión de la paga semanal, confiscación del carnet de socio de la Real por uno o más partidos,….

También conocí casos en que, en la clase, siempre había algún compañero experto en falsificación de firmas que te resolvía el control paterno mediante favores que pasaban a ser pecuniarios con la edad. E incluso simulación de rotura de boletines motivada por cabreos paternos que los dejaba inservibles.

Y todo esto, ¿por qué lo cuento? Porque en aquella época los tres vértices del problema de los ‘deberes’, es decir centro, profesores y padres, tenían claro que el alumno lo que debía de hacer era estudiar y avanzar en sus aprendizajes con mayor o menor esfuerzo. Y esto último, el esforzarse, debía quedar evidente y claro para los tres vértices citados. 

Por otra parte, el alumno tenía asumido todo esto desde que había comenzado la primaria, y tenía comprobado que el que no se esforzaba quedaba descolgado y no seguía en el pupitre de al lado como si no hubiese pasado nada. Y en aquellos tiempos ni conocíamos la existencia de la mayoría de los órganos y estructuras administrativas con las que, supongo, se relacionaría el centro a través de sus órganos directivos. Eso sí, los niveles de exigencia que aplicaban los profesores podían variar de uno a otro, pero a lo largo de un ciclo educativo esos niveles se compensaban.

Y desde mi perspectiva de alumno me atrevo a sacar alguna conclusión:

*Los ‘deberes’ tendrían que ser consensuados y coordinados por los tres vértices que rodean o inciden en la vida del estudiante.

*El resultado de esos ‘deberes’ deberían ser controlados y aclarados con la inmediatez apropiada por el profesor.

*El profesorado debería encontrar y aplicar los mecanismos o sistemas más adecuados para valorar y reforzar el esfuerzo realizado

(CONTINUARÁ)



lunes, 1 de mayo de 2017

Semana del 23 al 29 de abril del 2017

Como esta semana el Pirulo y la Tatiqui se la han pasado en Madrid, no queda más remedio que ver la cantidad de flores que han aparecido en estos días, a pesar de las tormentas.

El cambio de la buganvilla en una semana




                                          23 de abril                                               1 de mayo


       


                                         23 de abril                                                    1 de mayo

Las primeras rosas 






Los Hyperastium siempre han sido rojos ‘sangre de toro’, pero no se sabe por qué este año han surgido unos blancos