lunes, 6 de febrero de 2017

Semana del 29 de enero al 4 de febrero del 2017

Este fin de semana, y al amparo de la lluvia para que no se mojasen los papeles, el Pirulo ha entregado a todos unas copias de dos estadísticas que han aparecido publicadas estos días en el ABC. Una referente a las personas que van a ser más influyentes en el 2017, y otra sobre datos de la incidencia del cáncer y sobre los casos que se han producido en España a lo largo del año 2015 (ABC del pasado 31 de enero). 



Ante tal acumulación de datos, todos los del grupo permanecieron más de media hora en silencio, hasta que el Borni, con graznidos algo más que impetuosos, espetó, como quien escupe:

- ¡Ascolta!¡Vaya merda aixó dels 100 més influyents! ¡Molts politics y cap catalá!...

- ¡Para! ¡Para! Habla en cristiano que si no yo me pongo a hablar en caló, y no os enteráis una merda como dices tú, le cortó el Pisha. Además, entre los 100 más influyentes figuran más catalanes que los que os corresponden por cuota de población.

- ¡Y encima en el sector que más os gusta! ¡En el económico! Como veis, se cumple eso de que la pela es la pela. ¿O es que queríais que os incluyeran a jugadores del Barça?, remachó la Surfi

- Lo que queda claro es que el norte y el centro de la península se lleva la palma y gana por goleada, y que de Madrid para abajo, lo residual, añadió el Filloas con retranca después de darse cuanta que tenían tantos ‘’influyentes’’ como el País Vasco.

- Eso porque no han tenido en cuenta ni al Picardo y ni al sector turístico, que si no…, añadió humildemente el Guindilla, y que cerró el pico en cuanto percibió las miradas que le lanzaba el resto del grupo.

- Pero,…¡vamos a ver!, insistió el Borni. Si en las Artes aparece el Bisbal, ¿dónde quedan Serrat, Estopa y Els Catarres? ¿Es que lo han hecho por abecedario y no han pasado de la B? Y encima ponen a un torero Enrique Ponce junto a nuestro Joan Roca. ¡A dónde vamos a parar! Me gustaría que la Vanguardia publicase sus, y digo sus más influyentes. Ibais a ver lo que vale un peine. ¿O es que defenderíais que en vez del Dalmau hubiesen escogido a un diseñador o diseñadora de trajes flamencos?

La Tatiqui, viendo que iba a resucitar el eje Norte-Sur y, si se descuidaba, el Este-Oeste, prefirió echar un cuarto a espadas, en su verdadero significado, y con un tono de ‘’magister’’ les dijo:

- Vamos a ver si no cogemos el rábano por las hojas. Esta lista refleja la opinión del o de los que la han redactado con criterios que no conocemos. Y cada cual puede hacer su lista de ‘’más influyentes’’. Otra cosa es que lo sean y, sobre todo, de cara al 2017. Esta fecha, tal vez, es la que encierra el mayor error, a no ser que presupongamos que los que han seleccionado al personal para confeccionar la lista tengan una varita mágica, una bola de cristal o, incluso, les hayan bendecido con el carisma de la profecía. Pero dejemos el tema, quedándonos con la idea de que entre políticos y economistas anda el juego y que, como siempre, estamos en sus manos. ¿Y qué me decís de la estadística del cáncer?





- ¡Pues que está fatal! ¡Que tiene un fallo de raíz que la invalida completamente!, farfulló el Pisha.

-Pero,.. ¿qué dices, Pisha? ¿En qué te basas?, le preguntó el Pirulo

- Pues muy fácil, contestó a bote pronto el Pisha. Que solo tiene en cuenta dos géneros, a saber, hombres y mujeres. ¿Y donde están incluidos el resto de géneros agrupados en los LGTB?

- ¡No exageres, Pisha!, le contestó muy calmado el Filloas. El que se considere del género masculino que se incluya en los datos relativos a los hombres, y el que no, en mujeres.

- Además, complementó el Guindilla, la experiencia me dice que los médicos, cuando detectan un cáncer, no preguntan al afectado, sino que se fijan de cintura para abajo, y deciden poner el dato de pertenencia a un grupo u otro con un criterio muy simple: les cuelga algo, hombres; no les cuelga nada, mujeres.

Para evitar que la conversación derivase por derroteros peligrosos, intervino la Tatiqui de nuevo, intentando centrar el tema.

- Dejemos el problema de los géneros o como se llame para los científicos que analizan la situación estadísticamente, y a ver si podemos concretar nuestro análisis en las cifras, tal como están expuestas.

El Pirulo fue el primero que intervino, tratando de resumir su visión de las cifras de la manera más clara posible, cosa que para él era de un grado alto de dificultad, ya que su inveterada costumbre era ligar frases sacadas de distintos contextos que él solo conocía y que, al unirlas o enunciarlas una detrás de otra, daba la sensación de entrar en una zona oscura en la que no se podía ni distinguir ni identificar intelectualmente nada de nada. Como consecuencia, los integrantes del grupo solo se quedaron con la prolongada frase que dijo al final:

- Está claro, que a nivel global, que los hombres padecen más cánceres que las mujeres, y que esta preponderancia se refleja también en cada uno de los tipos, exagerándose las diferencias en los cánceres más frecuentes.

- Bueno, ¿y qué?, preguntó intrigada la Surfi.

- Pues alguna razón habrá, Surfi, le dijo paternalmente el Guindilla. Nadie sabe cuál es esa razón, pero alguna tiene que haber.

- ¿Y no puede ser que el estrés en el mundo laboral es mayor que en los trabajos del hogar?, volvió a preguntar ingenuamente la Surfi.

Al oír esto, la Txuri-Txori, que había permanecido en silencio hasta entonces, saltó como un resorte:

- ¡No digas tontadas, Surfi! ¡No empieces ahora con la discriminación a la inversa! A ti te querría ver en un caserío llevando las cosas de ‘’casa’’, mientras el hombre está en la fábrica. Él haciendo algo más o menos mecánico y monótono, esperando la hora en que toca la sirena para irse a tomar unos txikitos con los amigotes y tú, mientras, ocúpate de todo lo de la casa, la cuadra, la huerta y los críos, si los tienes. ¡Que no todo es surfear, que es lo único que ves tú en Tarifa!

- ¡Cálmate, Txuri-Txori!, dijo el Pirulo. Que no todas las mujeres que se quedan en casa tienen que atender un caserío. Además no sabes lo que es, para muchos hombres, aguantar en el trabajo a un jefe más o menos inútil. Y encima algunos, cuando vuelven a casa, tienen que aguantar a otra jefa, que si bien está mucho mejor preparada, también es más inflexible en sus órdenes y…’’sugerencias’’.

- Pues que la gente se fije en otra diferencia entre hombres y mujeres que puede ser más significativa para explicar la diferencia de número de afectados por el cáncer, replicó la Txuri-Txori. Y me refiero a la fidelidad. No creo que nadie discuta que en las parejas siempre han sido más infieles los varones. Y esa infidelidad sí que les provoca estrés. Atender a dos frentes sin que se mezclen ni interfieran; inventarse excusas y situaciones laborales extrañas, e incluso extravagantes, para justificar ausencias e incumplimientos en relación a citas u horarios; simular actitudes y gestos que compensen posibles o imaginarios desaires; bregar con una doble vida que puede derivar en una esquizofrenia; cargar con el sentimiento de culpabilidad que te reconcome como un gusanillo a una manzana;…¡Eso sí que produce estrés!

El resto del grupo asistía asombrado y en silencio a esta perorata de la Txuri-Txori que, desde hacía mucho tiempo, no había tenido una intervención tan larga y visceral. Y la verdad era que nadie se atrevía a abrir el pico ni para contraponer razones científicas ni para apoyar sus teorías abiertamente. Fue el Pisha el que, sin pensárselo dos veces, exclamó:

- ¡Así se habla, Txuti-Txori! No sé si tendrás razón, pero por lo menos es seguro que les haces pensar a los encargados de redactar análisis estadísticos para que no echen toda la culpa al tabaco, la alimentación, la carne roja,….Lo único que yo afirmo sin ningún temor a equivocarme es que, con razonamientos tan vehementes y llenos de contenido, a mí me ha dado un dolor de cabeza que no se me quita hasta los Carnavales. Así que un menda, sintiéndolo mucho, se abre. ¡Hasta la semana que viene! Y espero que os inventéis algún otro tema más divertido que estos de hoy.

Y sin más, hizo un guiño a los presentes y alzó el vuelo, lo que provocó que el resto le siguiese, menos la Txuri-Txori que, cabizbaja, seguía dialogando con la Tatiqui y el Pirulo.


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