domingo, 24 de julio de 2016

Semana del 17 al 23 de julio del 2016

Este comienzo de semana, la Tatiqui y el Pirulo se han ido a pasar un par de días a las costas que domina el Pisha, concretamente a Cádiz. Y eso ha sido por un par de motivos.


El primero, visitar al Pisha en su ambiente pues cada vez tiene menos posibilidades de volar solo a grandes distancias, ya que los años pesan y no perdonan. Pero aunque le caigan los años o los lustros encima, sigue con su costumbre de aparecer siempre con su mejor y más elegante ‘’look’’, por lo que sigue con la manía de ‘’peinarse’’ los plumones de la cabeza cada vez que tiene que volar a la contra del levante, que en Cái sopla en todas las direcciones. Y no lo pasaron mal. Lo celebraron en ‘El Faro’, donde sirven las mejores, más sabrosas y menos grasientas o aceitosas de todas las tortillitas de camarones que nacieron en la zona, y que ahora se sirven hasta en los más desconocidos chiringuitos de la Costa del Sol. Y la Tatiqui ni dudó en probar la dorada de estero. Esa dorada que se cría en las salinas que rodean la bahía de Cádiz y que en este restaurante la preparan de una manera especial, la que tienen patentada como sistema infalible para que la coman los ‘señoritos’ sin mancharse los dedos ni  preocuparse por las espinas. El Pirulo no se quedó atrás, y engulló un guiso de rabo de toro al vino que, por el tamaño de los huesos pelados que dejó, debía haber pertenecido a un miura de más de 500 kilos. Y al final de la comida, lo de siempre: el Pirulo jugando al despiste e inventándose las mil y una fórmulas matemáticas para que diese como resultado que el que tenía que pagar menos fuese él.


EL FARO


DORADA DE ESTERO


QUIÉN PAGA MÁS?


JUBILADOS GASTÁNDOSE LA EXTRAORDINARIA


El segundo motivo del viaje fue el poderse poner en el papel de turistas veraniegos. De esos que llegan a su segunda residencia y hacen todo lo posible para hacer ver a los residentes, y pobladores de la zona en general, que si no fuera por ellos vivirían en ‘’la porca miseria’’. Que son ellos los que permiten la supervivencia de los comercios del pueblo donde estén gracias a sus gastos veraniegos y que eso, además, les da patente de corso para manifestar distintos comportamientos a los que los aborígenes no están acostumbrados el resto del año: saltarse los turnos, protestar por los precios y calidad de los productos comparándolos con los de sus lugares de origen (que son siempre mejores y más baratos), aparcar en la puerta con sus coches de alta gama sin preocuparse del tráfico ni de las molestias que ocasionan,… Y sobre todo…¡mirar por encima del hombro a los que les rodean!



EL PIRULO DE TURISTA

La Tatiqui y el Pirulo no actuaron así, fundamentalmente porque no hicieron uso de los comercios u otros servicios propios de las ciudades, sino que se limitaron a sobrevolar algunas de las zonas de Cádiz en las que nunca antes se habían posado. Y encontraron una preciosa: la iglesia y el parque de San José. Y allí descansaron un rato aposentándose en la estatua del General San Martín, libertador de Argentina, Chile y Perú. Y por lo que dice la historia, fue en este último país donde, una vez liberado parcialmente del yugo español, cedió su ejército a Simón Bolívar para que finalizase la guerra por la que iba a lograr su independencia. Y cuando lo vieron nuestros turistas lo primero que pensaron fue…¡en el Kichi y su amor por la revolución bolivariana! ¿Creará un parque en honor a Simón Bolívar? ¿Con estatua a caballo o a pie enjuto? ¿Pedirá una subvención a los vascos para hacerlo en base a que Simón Bolívar era de la estirpe de los Bolivarjauregui?



IGLESIA DE SAN JOSÉ


ESTATUA DEL GENERAL SAN MARTÍN


Y con estas y otras preguntas y reflexiones, el Pirulo y la Tatiqui se volvieron tranquilamente a sus pagos de San Pedro de Alcántara

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