Semana del 8 al 14 de noviembre del 2015
Esta semana han acudido todos y
todas cabizbajos porque había llegado a sus oídos, a cada uno por conductos
distintos, la noticia de que el Borni había sido retenido en su Catalonia natal
por causas que no lograban desentrañar sus cortas y diminutas inteligencias. El
Pisha trató de tranquilizar al grupo.
- ¡No os preocupéis! Seguro que es porque tiene mucha vista para eso de
descubrir las intenciones de los que le rodean. Bizquea un poco, pero eso no es
óbice, como dirían los entendidos en significantes y significados, para que su
cerebro funcione a las mil maravillas, y siempre encuentre la palabra adecuada
para convencer a los indecisos.
-Y, ¿de qué les va a convencer?, le preguntó el Filloas. ¿De que salgan por piernas de esas costas y
se refugien en las Pitiusas por un tiempo?
- ¡Hombre. Filloas!, intervino el Guindilla con un poco de guasa. Tú que cuidas tanto el lenguaje desde que te
entretuviste con los escritos y sermones de Fray Luis de León, eres el menos
adecuado para utilizar esa expresión de ‘’por piernas’’ aplicado a unas
gaviotas que andamos por tierra peor que un pato cojo.
-¡Mira el que habla!, contestó despectivamente el aludido. Uno al que nos costó dios y ayuda
convencerle de que los chillidos de los monos del Peñón no eran palabras
inglesas pronunciadas con acento andaluz, sino solo eso, chillidos.
- No discutir, ¡porfa!, dijo la Surfi. Que esto es muy serio. Que al pobre Borni le ha podido pasar cualquier
cosa. Acordaos que nos dijo que se iba a disfrazar de paloma de la paz para ver
si arreglaba el zurriburri que se había organizado en su tierra. ¡Hasta se
había llevado una rama de olivo de los campos de Jaén!
Se quedaron todos en silencio, abatidos,
pero los graznidos y aleteos de la Txuri-Txori les espabilaron en un santiamén
y, siguiendo la dirección de su mirada, se dieron cuenta del motivo. Se
acercaba una gaviota dando bandazos que, por sus características morfológicas,
podía ser el Borni, conclusión que entraba en contradicción con su manera de
volar y el zigzagueo de su trayectoria. Cuando la distancia disminuyó lo
suficiente como para apreciar más detalles, la mayoría se dio cuenta de que le
faltaban bastantes de las plumas timoneras o rectrices, lo que provocaba el
vuelo errático y desacompasado que llevaba el Borni. Y en el intervalo de
tiempo que transcurrió hasta su ‘’aterrizaje’’, se oyeron frases de todo tipo
- ¡Borni, que te la das!
- ¡Ánimo! ¡Que si volaras en grupo serías más peligroso que el Valentino
Rossi ese!
-¡Das más bandazos que un partido político en campaña electoral!
Todos esperaron en silencio a que
el Borni recuperara el aliento pues estaban verdaderamente intrigados por las
explicaciones que pudiera dar sobre cómo había podido llegar a esa situación.
- No os lo vais a creer, comenzó, pero éste ha sido el viaje más
complicado y abracadabrante que he hecho en mi corta vida. Ya sabéis que en vez
de ir por la costa hasta mi tierra se me ocurrió, en mala hora, subir por Despeñaperros
hasta Madrid. Y ahí empezaron mis desdichas. ¡Ni os imagináis lo que me
encontré!
- Desde luego que si no lo cuentas más rápido, nos dan aquí mismo las
campanadas de fin de año, le dijo el Pisha. ¿Te mandaron al Tribunal Constitucional por volar sin llevar encendidas
las luces de cola? ¿Te prohibieron desayunar, como haces siempre, en el Mercado
central? ¿O qué?
- Nada de eso, continuó el Borni. Con
la excusa de que la contaminación era muy alta me conminaron a volar a baja
velocidad y casi a ras de suelo. Como me negué en redondo, se me engancharon
dos palomos a las plumas timoneras y, por culpa de los tirones que dieron al
intentar yo zafarme de ellos, perdí las primeras plumas de la cola. Lo malo fue
que cuando llegué a mi refugio habitual en la azotea del Edificio España, me la
encontré totalmente ocupada por una manifestación de las palomas de la zona
centro de Madrid.
-Pero, ¿ese edificio no estaba vacío? ¿No lo había comprado un chino
para hacer un súper-súper-súper-market chino y un hotel con maquinitas de esas
que les gustan a los orientales?, preguntó el Pirulo.
- Algo de eso hay, le confirmó el Borni. Pero ahora la alcaldesa quiere
obligar al chino a que el 10% de la superficie habitable se lo ceda para okupas
y desahuciados y eso, para las palomas, es peligrosísimo.
- Y eso, ¿por qué?, preguntaron al unísono varios de los presentes.
- Pues porque creen que con esos nuevos inquilinos sus vidas no van a
valer ni un euro, ya que se convertirán en la primera opción de ingesta semanal
de carne, les aclaró el Borni. Pero
lo importante es que la situación me obligó a emprender de nuevo el vuelo en
dirección a Zaragoza y con el timón de cola parcialmente averiado.
Se produjo un ‘impasse’ en el que
cada uno/a comentaba lo escuchado con el más próximo, hasta que la Tatiqui
invitó al Borni a proseguir con su relato.
- Y cuando llegué a Zaragoza, ¡otra sorpresa! Las palomas del Pilar,
indignadas; los estorninos de la avenida de los Reyes Católicos igual. Y todos
por lo mismo: el nuevo alcalde pretende o pretendía (no se sabe) actualizar los
nombres de todo aquello que, según su criterio, no fuese lo suficientemente
laico o molestase al pensamiento ‘’democrático’’ de los que le habían votado.
Aprovechando que el pabellón deportivo se denominaba ‘del Príncipe Felipe’, y
éste ya no lo era sino que se había transmutado en rey Felipe VI, han decidido
dejarlo innominado y, según se dice, rebautizarlo (civilmente, ¡claro!) con el
nombre que se elija por votación popular. Y encima están pensando hacer otros
cambios, entre los cuales se habla de los siguientes:
La Basílica del Pilar pasaría a llamarse
Monumento a la invasión judeo-cristiana
La Aljafería retornaría a su denominación
original: Al-yafariya
La avenida de los Reyes Católicos se
transformaría en Avenida de Al-Muqtadir, rey taifa de Zaragoza
-Menos mal que el río Ebro seguirá llamándose EBRO, ¿no?, planteó
con un poco de cachondeo la Tatiqui.
- Pues por ahora, sí, contestó el Borni. Y lo que hice yo, para evitar que mi navegador cerebral se contaminase
con la nueva nomenclatura, fue posarme tranquilamente en él y dejarme arrastrar
por la corriente hasta la altura de la Cartuja Baja, donde pasé un par de días
descansando, para que se me regenerasen las plumas timoneras. Y una vez
repuesto, reemprendí el viaje siguiendo su curso hasta su desembocadura.
- Y cuando llegaste al delta del Ebro, ¿qué hiciste? ¿Tomar rumbo sur por
la costa tarraconense?, le preguntó la Txuri-Txori
- ¡Qué va! Mi estómago y el hambre atrasada me traicionaron ante el panorama
que se me presentó. Resulta que estaban esquilmando los caladeros de
langostinos de la zona de San Carlos de la Rápita para acelerar la venta de los
mismos en todas las autonomías por si se cerraban las fronteras antes de
Navidades. Así que las bandadas de gaviotas no daban abasto con las sobras que
se generaban y, tanto es así, que aumentó la mortandad por indigestión entre
las congéneres de la zona. Y cuando ya estaba tan tranquilo integrándome
socioeconómicamente en la nueva colonia llegaron dos gaviotas de la agrupación
de la Barceloneta a ‘’rogarme’’ que les acompañase pues llevaban esperándome
más de dos semanas. Lo de ‘’rogarme’’ era un eufemismo, pues se colocaron a
ambos lados y, a base de empujones, aletazos traidores y malas mañas, me
obligaron a emprender vuelo, situándose ellos a mis flancos. Y no os voy a
aburrir con disquisiciones. En resumen:
Volamos hasta la Barceloneta
Me presentaron a su jefe y guía
De no muy buenas maneras, me obligaron a
unirme a un nutrido grupo de gaviotas que, según me cuchichearon, habían venido
de todas las autonomías con costa.
Nos pintaron las plumas de la cola y de las
alas de colos rojo y amarillo alternativamente, y una estrella azul en la parte
pectoral
Y, por último, nos ordenaron estar
preparadas para volar todas a Madrid y sobrevolar en formación el Bernabeu
durante todo el primer tiempo del partido que iba a celebrarse el 22 de este
mes. Y que si pudiésemos defecar al unísono en esos momentos, tendríamos premio
- Pues yo ni me he enterado, dijo la Txuri-Txori
- ¡Ni yo tampoco!, añadió el Filloas
- Pues compañeras vuestras, sí había, les contestó el Borni. Y gracias a ellas formamos un grupito que,
al anochecer y con la excusa de buscar alimentos, nos dimos a la fuga. Nos
bañamos repetidamente en el puerto donde, debido a la capa superficial de
residuos petrolíferos, nos libramos de la pintura, y emprendimos vuelo a ras de
agua a nuestros lugares de origen. ¡Y aquí estoy!
A partir de ese momento, y
después de pasar uno por uno a felicitar al Borni por sus hazañas, nos dispersamos alegres y
satisfechos por tener un congénere con esos redaños.
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