domingo, 15 de noviembre de 2015

Semana del 8  al 14 de noviembre del 2015

Esta semana han acudido todos y todas cabizbajos porque había llegado a sus oídos, a cada uno por conductos distintos, la noticia de que el Borni había sido retenido en su Catalonia natal por causas que no lograban desentrañar sus cortas y diminutas inteligencias. El Pisha trató de tranquilizar al grupo.

- ¡No os preocupéis! Seguro que es porque tiene mucha vista para eso de descubrir las intenciones de los que le rodean. Bizquea un poco, pero eso no es óbice, como dirían los entendidos en significantes y significados, para que su cerebro funcione a las mil maravillas, y siempre encuentre la palabra adecuada para convencer a los indecisos.

-Y, ¿de qué les va a convencer?, le preguntó el Filloas. ¿De que salgan por piernas de esas costas y se refugien en las Pitiusas por un tiempo?

- ¡Hombre. Filloas!, intervino el Guindilla con un poco de guasa. Tú que cuidas tanto el lenguaje desde que te entretuviste con los escritos y sermones de Fray Luis de León, eres el menos adecuado para utilizar esa expresión de ‘’por piernas’’ aplicado a unas gaviotas que andamos por tierra peor que un pato cojo.

-¡Mira el que habla!, contestó despectivamente el aludido. Uno al que nos costó dios y ayuda convencerle de que los chillidos de los monos del Peñón no eran palabras inglesas pronunciadas con acento andaluz, sino solo eso, chillidos.

- No discutir, ¡porfa!, dijo la Surfi. Que esto es muy serio. Que al pobre Borni le ha podido pasar cualquier cosa. Acordaos que nos dijo que se iba a disfrazar de paloma de la paz para ver si arreglaba el zurriburri que se había organizado en su tierra. ¡Hasta se había llevado una rama de olivo de los campos de Jaén!

Se quedaron todos en silencio, abatidos, pero los graznidos y aleteos de la Txuri-Txori les espabilaron en un santiamén y, siguiendo la dirección de su mirada, se dieron cuenta del motivo. Se acercaba una gaviota dando bandazos que, por sus características morfológicas, podía ser el Borni, conclusión que entraba en contradicción con su manera de volar y el zigzagueo de su trayectoria. Cuando la distancia disminuyó lo suficiente como para apreciar más detalles, la mayoría se dio cuenta de que le faltaban bastantes de las plumas timoneras o rectrices, lo que provocaba el vuelo errático y desacompasado que llevaba el Borni. Y en el intervalo de tiempo que transcurrió hasta su ‘’aterrizaje’’, se oyeron frases de todo tipo

- ¡Borni, que te la das!

- ¡Ánimo! ¡Que si volaras en grupo serías más peligroso que el Valentino Rossi ese!

-¡Das más bandazos que un partido político en campaña electoral!

Todos esperaron en silencio a que el Borni recuperara el aliento pues estaban verdaderamente intrigados por las explicaciones que pudiera dar sobre cómo había podido llegar a esa situación.

- No os lo vais a creer, comenzó, pero éste ha sido el viaje más complicado y abracadabrante que he hecho en mi corta vida. Ya sabéis que en vez de ir por la costa hasta mi tierra se me ocurrió, en mala hora, subir por Despeñaperros hasta Madrid. Y ahí empezaron mis desdichas. ¡Ni os imagináis lo que me encontré!

- Desde luego que si no lo cuentas más rápido, nos dan aquí mismo las campanadas de fin de año, le dijo el Pisha. ¿Te mandaron al Tribunal Constitucional por volar sin llevar encendidas las luces de cola? ¿Te prohibieron desayunar, como haces siempre, en el Mercado central? ¿O qué?

- Nada de eso, continuó el Borni. Con la excusa de que la contaminación era muy alta me conminaron a volar a baja velocidad y casi a ras de suelo. Como me negué en redondo, se me engancharon dos palomos a las plumas timoneras y, por culpa de los tirones que dieron al intentar yo zafarme de ellos, perdí las primeras plumas de la cola. Lo malo fue que cuando llegué a mi refugio habitual en la azotea del Edificio España, me la encontré totalmente ocupada por una manifestación de las palomas de la zona centro de Madrid.

-Pero, ¿ese edificio no estaba vacío? ¿No lo había comprado un chino para hacer un súper-súper-súper-market chino y un hotel con maquinitas de esas que les gustan a los orientales?, preguntó el Pirulo.

- Algo de eso hay, le confirmó el Borni. Pero ahora la alcaldesa quiere obligar al chino a que el 10% de la superficie habitable se lo ceda para okupas y desahuciados y eso, para las palomas, es peligrosísimo.

- Y eso, ¿por qué?, preguntaron al unísono varios de los presentes.

- Pues porque creen que con esos nuevos inquilinos sus vidas no van a valer ni un euro, ya que se convertirán en la primera opción de ingesta semanal de carne, les aclaró el Borni. Pero lo importante es que la situación me obligó a emprender de nuevo el vuelo en dirección a Zaragoza y con el timón de cola parcialmente averiado.

Se produjo un ‘impasse’ en el que cada uno/a comentaba lo escuchado con el más próximo, hasta que la Tatiqui invitó al Borni a proseguir con su relato.

- Y cuando llegué a Zaragoza, ¡otra sorpresa! Las palomas del Pilar, indignadas; los estorninos de la avenida de los Reyes Católicos igual. Y todos por lo mismo: el nuevo alcalde pretende o pretendía (no se sabe) actualizar los nombres de todo aquello que, según su criterio, no fuese lo suficientemente laico o molestase al pensamiento ‘’democrático’’ de los que le habían votado. Aprovechando que el pabellón deportivo se denominaba ‘del Príncipe Felipe’, y éste ya no lo era sino que se había transmutado en rey Felipe VI, han decidido dejarlo innominado y, según se dice, rebautizarlo (civilmente, ¡claro!) con el nombre que se elija por votación popular. Y encima están pensando hacer otros cambios, entre los cuales se habla de los siguientes:

La Basílica del Pilar pasaría a llamarse Monumento a la invasión judeo-cristiana

La Aljafería retornaría a su denominación original: Al-yafariya

La avenida de los Reyes Católicos se transformaría en Avenida de Al-Muqtadir, rey taifa de Zaragoza

-Menos mal que el río Ebro seguirá llamándose EBRO, ¿no?, planteó con un poco de cachondeo la Tatiqui.

- Pues por ahora, sí, contestó el Borni. Y lo que hice yo, para evitar que mi navegador cerebral se contaminase con la nueva nomenclatura, fue posarme tranquilamente en él y dejarme arrastrar por la corriente hasta la altura de la Cartuja Baja, donde pasé un par de días descansando, para que se me regenerasen las plumas timoneras. Y una vez repuesto, reemprendí el viaje siguiendo su curso hasta su desembocadura.

- Y cuando llegaste al delta del Ebro, ¿qué hiciste? ¿Tomar rumbo sur por la costa tarraconense?, le preguntó la Txuri-Txori

- ¡Qué va! Mi estómago y el hambre atrasada me traicionaron ante el panorama que se me presentó. Resulta que estaban esquilmando los caladeros de langostinos de la zona de San Carlos de la Rápita para acelerar la venta de los mismos en todas las autonomías por si se cerraban las fronteras antes de Navidades. Así que las bandadas de gaviotas no daban abasto con las sobras que se generaban y, tanto es así, que aumentó la mortandad por indigestión entre las congéneres de la zona. Y cuando ya estaba tan tranquilo integrándome socioeconómicamente en la nueva colonia llegaron dos gaviotas de la agrupación de la Barceloneta a ‘’rogarme’’ que les acompañase pues llevaban esperándome más de dos semanas. Lo de ‘’rogarme’’ era un eufemismo, pues se colocaron a ambos lados y, a base de empujones, aletazos traidores y malas mañas, me obligaron a emprender vuelo, situándose ellos a mis flancos. Y no os voy a aburrir con disquisiciones. En resumen:

Volamos hasta la Barceloneta

Me presentaron a su jefe y guía

De no muy buenas maneras, me obligaron a unirme a un nutrido grupo de gaviotas que, según me cuchichearon, habían venido de todas las autonomías con costa.

Nos pintaron las plumas de la cola y de las alas de colos rojo y amarillo alternativamente, y una estrella azul en la parte pectoral

Y, por último, nos ordenaron estar preparadas para volar todas a Madrid y sobrevolar en formación el Bernabeu durante todo el primer tiempo del partido que iba a celebrarse el 22 de este mes. Y que si pudiésemos defecar al unísono en esos momentos, tendríamos premio

- Pues yo ni me he enterado, dijo la Txuri-Txori

- ¡Ni yo tampoco!, añadió el Filloas

- Pues compañeras vuestras, sí había, les contestó el Borni. Y gracias a ellas formamos un grupito que, al anochecer y con la excusa de buscar alimentos, nos dimos a la fuga. Nos bañamos repetidamente en el puerto donde, debido a la capa superficial de residuos petrolíferos, nos libramos de la pintura, y emprendimos vuelo a ras de agua a nuestros lugares de origen. ¡Y aquí estoy!


A partir de ese momento, y después de pasar uno por uno a felicitar al Borni  por sus hazañas, nos dispersamos alegres y satisfechos por tener un congénere con esos redaños.

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