lunes, 30 de noviembre de 2015

Semana del 22  al 28 de noviembre del 2015 (Viaje a Japón XI)

Nuevo fin de semana en el que el Pirulo y la Tatiqui  han dejado abandonado al grupo a su suerte. Menos mal que fueron previsores y, para que se entretuviesen las que acudieron a la reunión semanal, les dejaron un nuevo capítulo del viaje de los jubilados que, con voz engolada y orgullosa, les leyó el Filloas.

Día 28 de junio del 2005


No nos encandiló la vista de Kyoto que se vislumbraba desde la ventana de la habitación del hotel, ni nos extrañó que, cuando enfocamos los ojos a la zona más cercana, nos encontrásemos que delante de nuestras narices estuvieran las obras de ampliación del hotel.





Lo realmente fascinante fue lo que observamos al bajar la mirada hacia el suelo y ver las ceremonias que hacían el grupo de trabajadores implicados en las obras. En primer lugar, se distribuyeron en equipos de unas nueve personas formando círculos, y uno de ellos se dirigió al resto en unos términos que ni nos enteramos pues, aparte de hablar en japonés, nosotros estábamos detrás de una ventana cerrada situada en la cuarta o quinta planta.



Cuando los vimos romper el círculo y creíamos que iban a incorporarse a su correspondiente puesto de trabajo, nos quedamos con la boca abierta al verles reagruparse de nuevo en círculos, pero esta vez el número de integrantes de los mismos llegaban a ser de quince o dieciséis personas.



Esto nos enganchó, y a pesar del peligro de tener que elegir entre desayunar o saciar nuestra curiosidad ya que nos quedaban pocos minutos para la hora de tener que estar en el ‘’meeting point’’ para salir hacia la visita turística programada, esperamos atentos a lo que pudiese pasar. Y pasó. Transcurridos unos minutos se deshicieron las circunferencias casi perfectas que formaban los cascos multicolores, aunque predominaba el blanco, y se giraron, unos más y otros menos, orientándose todos en la misma dirección. 


Y en esa postura y disposición debieron recibir la arenga general del jefe máximo de las obras, acabada la cual dieron un grito al unísono y se dispersaron. ¡Igualito que aquí! Por estas tierras lo que seguro que hacen al unísono es gritar ‘’¡la hora!’’, y reunirse, entre las 10 y 10,30 am para tomarse el bocata y comentar los resultados de fútbol del pasado fin de semana (martes y miércoles) o ir adivinando ‘razonadamente’ lo que va a pasar el próximo (jueves y viernes) Los lunes no se dice ni ‘mu’ pues la gente suele estar recuperándose del fin de semana y de los ajetreos familiares.

En la primera visita del día, la del Castillo Ninjo, nos obligaron a quitarnos los zapatos o cualquier otro calzado que llevásemos puesto, y a dejarlos en unos habitáculos ‘ad hoc’, con lo que se nos pusieron a nuestra disposición, y sobre todo a nuestra vista, las características podológicas de cada una de las razas presentes. Y nos convencimos de que, a partir de ese momento, íbamos a poder identificar la raza de cualquier individuo solo con fijarnos en sus pies. Por lo menos, los del hindú que nos acompañaba eran perfectamente diferenciables del resto. Enormes, planos y casi sin empeine, y con los dedos desparramados de tal manera que daba la sensación de que su dedo gordo era prensil. Esta imagen, y la que teníamos de cuando estuvo haciendo el ganso en la entrada al Palacio, nos corroboró de que, por lo menos, le faltaba un ‘hervor’. 


Lo que mejor recuerdo de esta visita turística es el famoso Pabellón de Oro y que Paz desapareció durante más minutos de los necesarios y previsibles. En un momento indeterminado decidió aventurarse en la búsqueda de un baño y…’’¡si te he visto no me acuerdo!’’  Pasaron los minutos, el grupo al que pertenecíamos inició de nuevo el recorrido previsto y yo, indeciso entre esperar a Paz o perder el grupo. Y además, recordando una situación parecida vivida hacía años en el barrio árabe de Jerusalén, en la que se extravió, con la agravante de que no tenía documentación que la identificase. Permanecí a la espera, con un ojo siguiendo la marcha del grupo para no perderlo de vista, y con el otro en la zona por donde había desaparecido. Cuando ya la banderita de nuestra guía se perdía en lontananza, apareció Paz y, acelerando el paso (en aquellos tiempos aun podíamos hacerlo) nos acoplamos a la cola del grupo para completar el recorrido previsto, antes de acercarnos a visitar el Palacio Imperial.







Y a las puertas del Palacio Imperial, antes de entrar, se nos aplicó otra de las múltiples normas organizativas de los japoneses; nos tuvimos que poner en fila, pero ni india , ni de otro número cualquiera, sino de a cinco para facilitar las cuentas al currito que controlaba la entrada. El grupo de jóvenes australianos que nos acompañaba se lo tomaron a pitorreo, pero tuvieron que ‘’reblar’’ (como se dice en fabla aragonesa), y hasta que no cumplieron la norma no nos dieron la orden de seguir adelante.




Del Palacio Imperial lo más destacado, dejando aparte los enormes edificios de madera, fue la escrupulosa limpieza de todos los ámbitos, tanto abiertos como cerrados. El personal de mantenimiento, que por otra parte iban más pulcros que el de quirófano de cualquier hospital, controlaban todo: ponían en línea tatamis, rastrillaban la arena y, creo, que si hubiesen visto una colilla, se harían el ‘’harakiri’’ ‘ipso facto’.













PERSONAL DE MANTENIMIENTO


Si no recuerdo mal, al salir del Palacio Imperial nos dieron un tiempo libre en una zona comercial próxima, donde entramos en lo que parecía un bar para comer algo de picoteo, siguiendo la costumbre española. Con tan buena suerte que nos encontramos con una pareja de castellanos-manchegos, con la que charlamos un buen rato en castellano, que ya lo teníamos un poco oxidado, y que nos contaron una anécdota que denota el respeto por lo ajeno que tienen los japoneses, y que más tarde la corroboraríamos nosotros mismos. Resulta que habían en una especie de bar/tasca tomando algo, y al cabo de varias horas, cuando ya estaban de compras, se dieron cuenta de que se habían dejado en el citado bar lo que denominamos aquí con la palabra, ahora políticamente incorrecta y discriminatoria, de ‘’mariconera’’. Apurados, pues contenía parte de su documentación y dinero, regresaron al bar y preguntaron, por señas, por ella. Y asombrados les dijeron que si la habían dejado allí, allí tenía que estar. Y efectivamente, al acercarse a la mesa donde habían estado, se la encontraron en el mismo sitio y en la misma posición en la que la habían abandonado.

Después de la charla, nos indicaron dónde podíamos comprar los regalos típicos japoneses de todo tipo y precio, desde perlas cultivadas hasta los ‘’tabi’’ o calcetines japoneses con receptáculo para el dedo gordo, uno de cuyos fines es que la tirilla de las denominadas ‘getas’ o chinelas japonesas no dañase los laterales de los dedos entre los que mete. Allí nos fuimos, allí nos entretuvimos mirando miles de chuminadas, allí compramos regalitos, y allí…nos entretuvimos tanto que casi perdimos el autobús a Nara, al que tuvimos que hacer señas desde la acera de enfrente para que no arrancase y nos dejase tirados en medio de la nada.



domingo, 22 de noviembre de 2015

Semana del 15  al 21 de noviembre del 2015 (Viaje a Japón X)

A las gaviotas autonómicas no había quien las aguantase después de las victorias de la Real, el Depor y, sobre todo, la del Barça. Así que el Pirulo decidió mantenernos tranquilas y calladas leyéndonos el reportaje del penúltimo día de estancia en Japón de los famosos jubilados y de cuyo viaje había interrumpido hace meses la información que nos iba dando, allá por abril de este mismo año.

Día 27 de junio del 2005

Aquí, en Japón, la gente exprime el día al máximo. Y lo digo porque nos levantaron prontísimo (para nosotros), pues creo que ni había amanecido. Como el servicio de comedor para los desayunos empezaba a las 7 a.m., bajamos eufóricos a las 7,05 a.m., y…¡nos encontramos con que ya no había sitio para sentarse! Aunque la organización japonesa es ejemplar, no deja por eso de ser un poco aburrida: nada de tumulto en torno al buffet, nada de griterío como en los viajes del IMSERSO, y mucha paciencia y respeto a los turnos, pues no se colaban ni los más pequeños. Está todo tan bien organizado que hasta pudimos recuperar el pastillero que llevábamos siempre con nuestras píldoras de fibra Leo, y que dejamos olvidado en la mesa. Eso sí, con la dificultad añadida de no saber nada de japonés y de tener que explicar al personal de comedor, sólo por gestos, lo que habíamos extraviado.

El viaje en autobús a Aichi estuvo amenizado con una charla de la guía en la que nos explicó el por qué en Japón se conduce por la izquierda a pesar de ser un país donde la influencia inglesa ha sido nula. Resulta que, en la Edad Media y en las estrechas calles de las ciudades japonesas, los samuráis se veían obligados a circular por su izquierda para que, con su mano derecha, pudieran desenvainar su espada con rapidez y efectividad en caso de conflicto, ya que si andaban por su derecha ese acto, que para ellos era reflejo, se veía impedido por las edificios colindantes. De ahí que personas y carruajes circulen por la izquierda desde antes de que los ingleses se hubiesen inventado la norma.

La visita de la Expo de Aichi, que había sido la excusa fundamental para nuestro viaje al Japón, la hicimos prácticamente en solitario. La iniciamos y acabamos con el grupo internacional en el que estábamos ‘integrados’ desde nuestra salida de Tokyo, pero la compañía de los hindúes acabó convenciéndonos de que ‘’mejor solos que mal acompañados’’. Para colmo, cada vez que se ponían delante de nosotros, sus aparatos digestivos empezaban a funcionar sin respetar la más mínima norma de convivencia, y se expresaban autónomamente a base de ventosidades de sonidos y olores de los más ‘’exóticos’’.


VISTA GENERAL CON 'INFILTRADA'


Y ese paseo por la Expo en solitario nos deparó descubrimientos y detalles que aun contamos en el 2015 como rasgos de la idiosincrasia del pueblo japonés, aunque después de diez años y de la catástrofe de Fukushima han podido cambiar sustancialmente.

Lo primero que detectamos es que ponían a disposición del visitante dos circuitos fundamentales para recorrer el espacio en el que estaban distribuidos los distintos pabellones, y que estaban situados a distinta altura. Eso sí, intercomunicados en diversos puntos por ascensores y escaleras mecánicas que, a pesar de su número, siempre las vimos rebosantes de gente de toda las edad, clase y condición.




Y para aquellos que no querían andar, tenían sus condiciones físicas limitadas o, simplemente, eran unos vagos, existían variados medios alternativos para desplazarse: teleférico para tener una visión cenital del conjunto; cochecitos eléctricos bipersonales; una especie de tranvías que circulaban a baja velocidad, lo que permitía a una persona-guía ir por delante avisando y apartando  a los viandantes;…


TELEFÉRICO



SI TE FIJAS, VERÁS EL COCHECITO







Pero el que más nos gustó y utilizamos fue el ‘rickshaw’ adosado a una bicicleta con tracción ‘’animal’’ (los velo-taxis de oriente), y ayudado por un pequeño motorcillo eléctrico que facilitaba los traslados sobre todo en las suaves cuestas que existían. Y encima con la suerte de que quien pedaleaba era una japonesa escultural que había aprendido el castellano en una de sus estancias en España, en concreto en Granada.



  
La mayoría de la gente que vimos visitando la Expo eran japoneses y enseguida nos llamó la atención su manera de comportarse, tan diferente a lo que conocíamos en situaciones similares vividas en Sevilla durante la Expo-92. Aquí todo el mundo respetaba no solo lo legal, como no ir por sitios prohibidos o saltarse los consejos y recomendaciones de los encargados de regular los flujos de personal, sino que cumplían con unas normas concretas de convivencia y conducta, supongo que aplicadas desde hacía tiempo y en todos los ámbitos. En nuestras latitudes era impensable ver a unos cuantos cientos de personas esperando a que abrieran el pabellón de la casa Toyota sin gritar ni moverse, sin empujar a los más próximos para colocarse en situación más ventajosa de cara a acceder al pabellón,… Aquí habrían sacado las guitarras y la tortilla de patatas para hacer la espera más amena, o se habría formado un tumulto, con griterío añadido, para amedrentar a los encargados del pabellón y forzar a que éstos abriesen las puertas de acceso cuanto antes. En las colas que se formaban ante los expositores preferidos no había barullo, se movían lenta y armoniosamente, y no existían ni ejercían los ‘’listillos’’. Esas personas que en cualquier cola, sea en un cine, una pescadería, una lotería,…, se hacen las despistadas, y en vez de ponerse al final de los que esperan pacientemente, se adscriben al grupo amorfo de personas que siempre se forma cuando la cola cambia de dirección. O esas otras que siempre encuentran a un familiar, un vecino o un amigo en la cabecera de los que esperan, y allí se quedan a disfrutar de las prerrogativas del vecino, amigo o familiar. Y si a alguien se le ocurre llamarle la atención, lo que hacen es pasarle el encargo o intenciones que tiene al vecino, amigo o familiar para que las haga efectivas cuando llegue su turno. Eso sí, apartándose de la cola con gesto despectivo y de dignidad herida, para dar la sensación de que lo suyo no era colarse sino departir con el vecino, amigo o familiar.


 DETRÁS DE LA 'INFILTRADA', UNA 'PEQUEÑA' COLA


Percibimos, e incluso experimentamos, un detalle de la sociedad japonesa que nos produjo nostalgia de aquello que vivíamos en otros tiempos y que, en gran parte, ya se ha perdido por estas tierras, el respeto a los mayores. Se veían grupos familiares que podían comprender hasta tres o cuatro generaciones, y la gente joven y de mediana edad, si se cruzaban contigo, o hacían un gesto de saludo, o te dejaban el camino expedito o, simplemente, te daban preferencia en el acceso a cualquiera de los ascensores con la mejor de sus sonrisas. Al ver estos grupos, nos retrotrajimos automáticamente a aquellos tiempos en los que ningún crío o joven dejaba de levantarse de su asiento en tranvías y autobuses para cederlo a una persona mayor (aunque entonces ‘mayor’ era la persona que pasaba de los 50), y que si lo hacías con la suficiente diligencia te llevabas un buen ‘’capón’’ del adulto que te acompañaba. Y por eso saltaron a nuestra vista los numerosos grupos escolares que visitaban la Expo, y que se distinguían porque iban perfectamente uniformados, y sin producir ninguna alteración en el tranquilo transitar del resto de visitantes aunque, según nos dijeron, el ir uniformados era señal de que pertenecían a un centro privado.



Vimos unos cuantos pabellones, asistimos a la proyección de una película de la casa Mitsubishi en que nos explicaban los últimos avances en transporte público, en concreto la construcción y las pruebas de un prototipo de tren que circularía sobre un colchón de aire creado mediante un campo magnético, y que circularía a mucha más velocidad que el tren-bala, y, como es natural, nos hicimos la típica foto teniendo como fondo al citado tren-bala. Lo malo fue que salí de la sesión cinematográfica como papel corrugado, y con necesidad de un planchado al vapor para volver a mi aspecto natural, por culpa del hindú de más de 100 kilos que se sentó a mi vera, y que me obligó a apañarme con el 10% del espacio vital correspondiente a mi butaca.



TREN BALA



TORRE DEL AGUA


PABELLÓN DE ESPAÑA, LA ENTRADA




PABELLÓN DE ESPAÑA, DE LEJOS




EXPLANADA DE SALIDA Y LLEGADA DE VISITANTES



Y cansados, pero satisfechos, cogimos el tren que nos iba a trasladar a Kyoto desde la estación de Nagoya.



ESTACIÓN DE NAGOYA

domingo, 15 de noviembre de 2015

Semana del 8  al 14 de noviembre del 2015

Esta semana han acudido todos y todas cabizbajos porque había llegado a sus oídos, a cada uno por conductos distintos, la noticia de que el Borni había sido retenido en su Catalonia natal por causas que no lograban desentrañar sus cortas y diminutas inteligencias. El Pisha trató de tranquilizar al grupo.

- ¡No os preocupéis! Seguro que es porque tiene mucha vista para eso de descubrir las intenciones de los que le rodean. Bizquea un poco, pero eso no es óbice, como dirían los entendidos en significantes y significados, para que su cerebro funcione a las mil maravillas, y siempre encuentre la palabra adecuada para convencer a los indecisos.

-Y, ¿de qué les va a convencer?, le preguntó el Filloas. ¿De que salgan por piernas de esas costas y se refugien en las Pitiusas por un tiempo?

- ¡Hombre. Filloas!, intervino el Guindilla con un poco de guasa. Tú que cuidas tanto el lenguaje desde que te entretuviste con los escritos y sermones de Fray Luis de León, eres el menos adecuado para utilizar esa expresión de ‘’por piernas’’ aplicado a unas gaviotas que andamos por tierra peor que un pato cojo.

-¡Mira el que habla!, contestó despectivamente el aludido. Uno al que nos costó dios y ayuda convencerle de que los chillidos de los monos del Peñón no eran palabras inglesas pronunciadas con acento andaluz, sino solo eso, chillidos.

- No discutir, ¡porfa!, dijo la Surfi. Que esto es muy serio. Que al pobre Borni le ha podido pasar cualquier cosa. Acordaos que nos dijo que se iba a disfrazar de paloma de la paz para ver si arreglaba el zurriburri que se había organizado en su tierra. ¡Hasta se había llevado una rama de olivo de los campos de Jaén!

Se quedaron todos en silencio, abatidos, pero los graznidos y aleteos de la Txuri-Txori les espabilaron en un santiamén y, siguiendo la dirección de su mirada, se dieron cuenta del motivo. Se acercaba una gaviota dando bandazos que, por sus características morfológicas, podía ser el Borni, conclusión que entraba en contradicción con su manera de volar y el zigzagueo de su trayectoria. Cuando la distancia disminuyó lo suficiente como para apreciar más detalles, la mayoría se dio cuenta de que le faltaban bastantes de las plumas timoneras o rectrices, lo que provocaba el vuelo errático y desacompasado que llevaba el Borni. Y en el intervalo de tiempo que transcurrió hasta su ‘’aterrizaje’’, se oyeron frases de todo tipo

- ¡Borni, que te la das!

- ¡Ánimo! ¡Que si volaras en grupo serías más peligroso que el Valentino Rossi ese!

-¡Das más bandazos que un partido político en campaña electoral!

Todos esperaron en silencio a que el Borni recuperara el aliento pues estaban verdaderamente intrigados por las explicaciones que pudiera dar sobre cómo había podido llegar a esa situación.

- No os lo vais a creer, comenzó, pero éste ha sido el viaje más complicado y abracadabrante que he hecho en mi corta vida. Ya sabéis que en vez de ir por la costa hasta mi tierra se me ocurrió, en mala hora, subir por Despeñaperros hasta Madrid. Y ahí empezaron mis desdichas. ¡Ni os imagináis lo que me encontré!

- Desde luego que si no lo cuentas más rápido, nos dan aquí mismo las campanadas de fin de año, le dijo el Pisha. ¿Te mandaron al Tribunal Constitucional por volar sin llevar encendidas las luces de cola? ¿Te prohibieron desayunar, como haces siempre, en el Mercado central? ¿O qué?

- Nada de eso, continuó el Borni. Con la excusa de que la contaminación era muy alta me conminaron a volar a baja velocidad y casi a ras de suelo. Como me negué en redondo, se me engancharon dos palomos a las plumas timoneras y, por culpa de los tirones que dieron al intentar yo zafarme de ellos, perdí las primeras plumas de la cola. Lo malo fue que cuando llegué a mi refugio habitual en la azotea del Edificio España, me la encontré totalmente ocupada por una manifestación de las palomas de la zona centro de Madrid.

-Pero, ¿ese edificio no estaba vacío? ¿No lo había comprado un chino para hacer un súper-súper-súper-market chino y un hotel con maquinitas de esas que les gustan a los orientales?, preguntó el Pirulo.

- Algo de eso hay, le confirmó el Borni. Pero ahora la alcaldesa quiere obligar al chino a que el 10% de la superficie habitable se lo ceda para okupas y desahuciados y eso, para las palomas, es peligrosísimo.

- Y eso, ¿por qué?, preguntaron al unísono varios de los presentes.

- Pues porque creen que con esos nuevos inquilinos sus vidas no van a valer ni un euro, ya que se convertirán en la primera opción de ingesta semanal de carne, les aclaró el Borni. Pero lo importante es que la situación me obligó a emprender de nuevo el vuelo en dirección a Zaragoza y con el timón de cola parcialmente averiado.

Se produjo un ‘impasse’ en el que cada uno/a comentaba lo escuchado con el más próximo, hasta que la Tatiqui invitó al Borni a proseguir con su relato.

- Y cuando llegué a Zaragoza, ¡otra sorpresa! Las palomas del Pilar, indignadas; los estorninos de la avenida de los Reyes Católicos igual. Y todos por lo mismo: el nuevo alcalde pretende o pretendía (no se sabe) actualizar los nombres de todo aquello que, según su criterio, no fuese lo suficientemente laico o molestase al pensamiento ‘’democrático’’ de los que le habían votado. Aprovechando que el pabellón deportivo se denominaba ‘del Príncipe Felipe’, y éste ya no lo era sino que se había transmutado en rey Felipe VI, han decidido dejarlo innominado y, según se dice, rebautizarlo (civilmente, ¡claro!) con el nombre que se elija por votación popular. Y encima están pensando hacer otros cambios, entre los cuales se habla de los siguientes:

La Basílica del Pilar pasaría a llamarse Monumento a la invasión judeo-cristiana

La Aljafería retornaría a su denominación original: Al-yafariya

La avenida de los Reyes Católicos se transformaría en Avenida de Al-Muqtadir, rey taifa de Zaragoza

-Menos mal que el río Ebro seguirá llamándose EBRO, ¿no?, planteó con un poco de cachondeo la Tatiqui.

- Pues por ahora, sí, contestó el Borni. Y lo que hice yo, para evitar que mi navegador cerebral se contaminase con la nueva nomenclatura, fue posarme tranquilamente en él y dejarme arrastrar por la corriente hasta la altura de la Cartuja Baja, donde pasé un par de días descansando, para que se me regenerasen las plumas timoneras. Y una vez repuesto, reemprendí el viaje siguiendo su curso hasta su desembocadura.

- Y cuando llegaste al delta del Ebro, ¿qué hiciste? ¿Tomar rumbo sur por la costa tarraconense?, le preguntó la Txuri-Txori

- ¡Qué va! Mi estómago y el hambre atrasada me traicionaron ante el panorama que se me presentó. Resulta que estaban esquilmando los caladeros de langostinos de la zona de San Carlos de la Rápita para acelerar la venta de los mismos en todas las autonomías por si se cerraban las fronteras antes de Navidades. Así que las bandadas de gaviotas no daban abasto con las sobras que se generaban y, tanto es así, que aumentó la mortandad por indigestión entre las congéneres de la zona. Y cuando ya estaba tan tranquilo integrándome socioeconómicamente en la nueva colonia llegaron dos gaviotas de la agrupación de la Barceloneta a ‘’rogarme’’ que les acompañase pues llevaban esperándome más de dos semanas. Lo de ‘’rogarme’’ era un eufemismo, pues se colocaron a ambos lados y, a base de empujones, aletazos traidores y malas mañas, me obligaron a emprender vuelo, situándose ellos a mis flancos. Y no os voy a aburrir con disquisiciones. En resumen:

Volamos hasta la Barceloneta

Me presentaron a su jefe y guía

De no muy buenas maneras, me obligaron a unirme a un nutrido grupo de gaviotas que, según me cuchichearon, habían venido de todas las autonomías con costa.

Nos pintaron las plumas de la cola y de las alas de colos rojo y amarillo alternativamente, y una estrella azul en la parte pectoral

Y, por último, nos ordenaron estar preparadas para volar todas a Madrid y sobrevolar en formación el Bernabeu durante todo el primer tiempo del partido que iba a celebrarse el 22 de este mes. Y que si pudiésemos defecar al unísono en esos momentos, tendríamos premio

- Pues yo ni me he enterado, dijo la Txuri-Txori

- ¡Ni yo tampoco!, añadió el Filloas

- Pues compañeras vuestras, sí había, les contestó el Borni. Y gracias a ellas formamos un grupito que, al anochecer y con la excusa de buscar alimentos, nos dimos a la fuga. Nos bañamos repetidamente en el puerto donde, debido a la capa superficial de residuos petrolíferos, nos libramos de la pintura, y emprendimos vuelo a ras de agua a nuestros lugares de origen. ¡Y aquí estoy!


A partir de ese momento, y después de pasar uno por uno a felicitar al Borni  por sus hazañas, nos dispersamos alegres y satisfechos por tener un congénere con esos redaños.

domingo, 8 de noviembre de 2015

Semana del 1  al 7 de noviembre del 2015


¡Vaya semanita! ¡La de la borrasca loca! Lo mismo estaba por esta zona que la tormenta se trasladaba a las tierras del Borni. Aunque por allí no faltan tormentas, broncas, desplantes, ‘amparos’,…, y lo que se tercie, con tal de estar en el candelero y dar la nota.

Por esta costa han desaparecido hasta las gaviotas, pues el oleaje se ha desmelenado y, en algunas playas, hasta han desmantelado más de un chiringuito.

El Pirulo y la Tatiqui se han refugiado en el interior y, como el año pasado por estas fechas, se han instalado unos días en Benahavís, dedicándose  a sus quehaceres…¡místicos!. Sobre todo después de que, por las noticias que aparecen en los periódicos, a las borrascas meteorológicas se les hayan unido las religiosas, que han surgidos en todos los ámbitos.

‘’Por 84 euros, se celebra la Primera Comunión laica en el Ayuntamiento de Rincón de la Victoria’’

‘’El Vaticano detiene a un cura español del Opus acusado de filtrar papeles y grabaciones del Papa’’

‘’Destrozan una Virgen en un templo de Rincón de la Victoria y escriben en la pared la palabra Alá’’

‘’Rincón suprime el Belén en el Ayuntamiento <<por ser un edificio aconfesional>>’’


Pero mejor es no comentarlo y disfrutar de las vistas del hotel de Benahavís y sus alrededores.








domingo, 1 de noviembre de 2015

Semana del 25  al 31 de octubre del 2015

Hoy han llegado todos revolucionados, no se sabe si porque está al llegar el día de los muertos, la fiesta de Halloween  o el puente de primeros de noviembre. El caso es que todos querían hablar al mismo tiempo hasta que la Tatiqui ha impuesto el orden y ha ‘’propuesto’’ que las intervenciones se hiciesen por sorteo, método que todos han ‘’aceptado’’ sin discusión. Cada uno ha tenido que elegir un objeto que lo identificase e introducirlo en una bolsa de súper que revoloteaba por allí.

El Pisha se ha conseguido, rebuscando en la arena, una concha de chirla que es lo que más recuerdos le trae de la playa de La Caleta.

El Guindilla, una colilla de tabaco de contrabando que, además, ha propuesto que forme parte del logo de La Línea.

La Surfi, una de las plumas de la cola de una gaviota-macho que le tiene suspirando en todos los atardeceres, pero con la condición de que le sea devuelta.

El Filloas, después de rebuscar en un contenedor próximo, ha traído, enganchada por la anilla de la tapa, una lata de mejillones de marca blanca y, claro está, más vacía que el bolsillo de un parado a fin de mes.

La Txuri-Txori, una mini-txapela que ha encontrado tirada en la terraza de un eusko-veraneante con nietos.

El Borni, para no ser menos, pretendía traer una mini-barretina pero, al no encontrarla, se ha tenido que conformar con aportar un corcho que él se creía que era de cava de su tierra. Menos mal que el resto le ha convencido que de ‘eso’ no hay mucho por esta zona y que, si se fijaba, en su parte superior ponía ‘’Sidra el Gaitero’’.

Como es natural, tanto el Pirulo como la Tatiqui no han puesto nada que los identificase, pues ya habían advertido al resto que ellos tenían trato preferencial y podrían intervenir cuando lo consideraran oportuno.

Una vez introducidos todos los elementos identificativos en la bolsa del súper y, previa advertencia de la Tatiqui de que el turno de palabra debería emplearse en trasmitir noticias  reales de carácter autonómico o nacional, el Pirulo inició el gesto de meter el pico en la bolsa para extraer el primer objeto. Pero el coro de graznidos que se formó, le obligó a levantar la cabeza antes de atrapar ninguno de ellos, con un gesto de perplejidad que venía a decir ‘’Pero, ¿qué pasa?’’. Fue la Surfi la que le aclaró que no se fiaba nadie de él, que hacía más trampas que esos que van a Andorra como quien va a comprar el pan, que ya tenían experiencia de sorteos anteriores, que… Para calmar a todos fue la Tatiqui la que extrajo el objeto que iba a determinar quién era el primero en tomar la palabra, y mostró a todos…¡el corcho de Sidra el Gaitero!

- ¡Por fin se hace justicia! ¡Visca el Barça y todo lo demás!, comenzó el Borni. Y tengo mucho que contar. Y que conste que del gobierno hablaré otro día. Voy a empezar por algo de lo que la mayoría no habrá tenido noticia: ha habido un terremoto de 4,2 grados en el Empordá.

-¿Y dónde estaba el epicentro?, le ha interrumpido el Pisha. ¿En el Parlament? O, ¿en Andorra?

La Tatiqui no le ha dejado continuar y ha tenido que calmar los ánimos del Borni, al que las preguntas le habían sonado a pitorreo. Una vez tranquilizado, ha proseguido.

- Pues para que os enteréis, somos la ‘nació’ que antes hemos tomado medidas para seguir la recomendación de la OMS de sustituir los productos cárnicos por otras fuentes de proteínas. Y hay una noticia que lo demuestra: ‘’La Universidad de Lleida cría grillos ricos en proteínas para el consumo humano’’

- Como que por mucho que lo diga la OMS, el catalán medio va a escoger un plato de grillos de Lleida frente a un buen plato de jamón de Jabugo o, incluso, de butifarra de Seo de Urgell. ¡Y que además está camino de Andorra!, le aclaró la Txuri-Txori.

A todos les sorprendió, pero en ese momento intervino el Guindilla

- Ya que estamos de siglas ‘mundiales’, a mí lo que me mosquea y no sé cómo interpretarlo es lo que ha dicho el FMI que ‘’considera un riesgo que la gente viva más de lo esperado’’, ¿A qué o a quién se refiere? ¿A los políticos que están enciscándolo todo? ¿A los corruptos que van a dejar sin pensión a los jubilados? ¿O a los chinos a los que han dado ‘barra libre’ en eso de tener hijos?

- ¡Eso es por las jubilaciones, Guindilla!, le aclaró el Pisha. Por lo menos en Andalucía. Y, si no, haz la cuenta. Un tío ‘apañao’, con eso de los PER, trabaja diez días y cobra un mes. Está así durante diez años y se va al paro. ¡Y a cobrar el paro durante diez meses!. Al cabo de ese tiempo le contratan en una empresa ‘institucional’ y se beneficia de un ERE. ¡Otros añitos disfrutando del sol y de la pesca playera! Y para cerrar el ciclo se prejubila a los 55. Con un poco de suerte se muere a los 85. ¡Calcula! Ha estado el doble de años cobrando sin trabajar que cotizando a la SS.

- ¡Que por siglas, esto no pare!, dice la Surfi. Ahora entiendo el por qué la CEOE pide ‘’retirar la prestación a los parados si rechazan un trabajo, aunque sea en Laponia’’

En ese momento, la Tatiqui, sin decir palabra, provocó primero un profundo silencio y, acto seguido, un tsunami de graznidos y revoloteos acelerados en torno a dos bandejas con los productos típicos de este fin de semana y que colocó en el centro del grupo: ¡buñuelos de viento! Y…¡huesos de santo! Y nadie sabrá quién se aprovechó más del condumio


BUÑUELOS DE VIENTO


HUESOS DE SANTO



Hasta la próxima