Semana del 4 al 10 de octubre del 2015
Este fin de semana han llegado
todos sin emitir un graznido, casi sin aleteos innecesarios, silenciosamente.
Venían preocupados de cómo encontrarían a la Tatiqui y al Pirulo pues, tal como
les habían dejado, dudaban de que la primera hubiese superado la gripe aviar
esa que le dejaba respirar solo a duras
penas. Y se llevaron una sorpresa, pues oyeron sus característicos graznidos antes siquiera de identificarles en la
lejanía. Nada más llegar, y sin dejar saludar a los que allí estaban
aguardándolos, les dijo el Pirulo:
- ¡Buenas a todos! Y esta semana el que quiera hablar que se acuerde
que hemos celebrado el día que llaman ahora del ‘’docente’’. Para entendernos,
del maestro, del ‘’profe’’, en fin, de los que nos aguaron nuestras esperanzas
a unos y nos las multiplicaron por mil a otros en nuestros años mozos, e
intentaron meter algo de su buen saber y hacer en nuestras minúsculas
cabecitas.
- ¡Que buenos años pasamos!, intervino el Pisha. Yo de quien me acuerdo es del que llamábamos ‘’Chapete’’. Regordete,
bajito,…¡vamos!, la misma silueta que cuando colocamos una pelota de tenis en
lo alto de un balón de fútbol, y ¡con dos patitas! Nos daba Mate, pero sobre
todo nos hacía sumar y restar números mentalmente y a velocidades que iban ‘in
crescendo’.
- ¿Eso hacíais? Intervino la Surfi ¿Y cómo os arreglabais para hacerlo si entonces no teníais calculadora?
-Es que nos entrenaba, le contestó el Pisha. Al principio nos decía los números lentamente: 4,…menos 2,…más 5,…; y
luego iba amentando la velocidad y el valor de los números. Y al que acertaba
el resultado,… ¡un caramelo! Lo sacaba del bolsillo de su chaqueta, pues en
aquel tiempo los ‘profes’ iban con chaqueta y corbata, lo sacudía un poco para
quitar la pelusilla que se le podía haber pegado en los rincones del bolsillo
y…¡a empezar con otra serie de números!
- ¿Y os comíais el caramelo en clase?, volvió a preguntar la Surfi
con una cara de asombro que denotaba que aquello, para ella, era como si le
hablasen del sistema educativo vigente en el paleolítico.
- ¡Ni hablar!, le aclaró el
Pisha. Y no porque no pudiésemos, sino
por simple precaución alimentaria ya que entonces no existía eso de las fechas
de caducidad. Al salir al recreo intentábamos ‘pelarlo’, y si el papel estaba
pegoteado y salía a tiras, deducíamos que podía llevar meses en los bolsillos
del ‘Chapete’, y lo dejábamos caer al suelo disimuladamente.
- A mí eso de cálculos mentales me suena a piedrecitas en la cabeza, como
lo de cálculos renales, le interrumpió de nuevo la Surfi. Eso de hacer sumas y restas sin papel ni
calculadora ni siquiera me había imaginado que existiese. ¿Y también se pueden
multiplicar y dividir números sin calculadora?
-¡Pues claro que sí!, le contestó el Pisha. Mira, te voy a demostrar cómo se hace. Por ejemplo,…
1947-GRUPO DE ALUMNOS EXPERTOS EN CALCULO MENTAL
Iba a continuar, pero el Filloas
le interrumpió
- ¡Pisha! Déjate de hacer juegos malabares con los números y déjanos
comentar a los demás algo de nuestros ‘profes’, porque yo recuerdo sobre todo a
uno de Literatura. Le llamábamos el ‘’Dandy’’. Siempre iba impoluto, repeinado,
y creo que engominado, y dejando tras de sí un aroma a ‘Atkinson’ que echaba
‘p’atrás’. Y lo que más le gustaba era recitar, al comenzar la primera clase,
los primeros versos de la Divina Comedia pero…¡en italiano! Aun los recuerdo:
Nel mezzo del cammin di noastra
vita
Me ritrovai per una selva oscura
Y lo mejor era que al finalizar estas frases se quedaba como traspuesto
esperando que la clase lo abucheara. Eso sí, de libros y autores de todas las
épocas sabía lo que no os podéis imaginar. Y eso que entonces no existía ni el
Google ni nada parecido.
La Surfi que, por su edad, había
vivido épocas de la enseñanza mucho más recientes, no perdía ocasión para
apostillar lo que se decía con detalles actualizados.
- Pues ahora, lo mismo nos hacen comentar un capítulo del Kamasutra que
un artículo del Mundo o, incluso, del Marca. ¡Y hay que ver las tanganas
verbales que se organizan en clase! ¡Eso sí que es comentario de textos!
- Es que desde que los maestros y profesores se convirtieron en
‘trabajadores de la enseñanza’, no sabes cómo ha cambiado la cosa, le
aclaró la Tatiqui. En nuestra época los
profes, a los que siempre tratabas de Vd. y con el don por delante, tenían todo
nuestro respeto. ¡Bueno! Por lo menos les teníamos temor. Yo recuerdo a un tal
Don Jacinto que era más serio que un plato de habas, pero que se enteraba de
todo. Si te escapabas de clase e ibas por el pasillo hacia el patio, te lo
encontrabas de repente detrás de ti sin saber ni cómo ni por dónde había
llegado. Total, que cuando queríamos hablar de él, utilizábamos el sobrenombre
de Don Floripondio, por eso de los jacintos. Aunque ahora, cuando eres adulto,
te das cuenta que si nos oía, seguro que se identificaba con el sobrenombre.
FLOR DEL JACINTO
- Pues yo me acuerdo del profe de Ciencias Naturales, comentó el
Pirulo. Llevaba siempre el pelo al
cepillo, cosa inusual en aquellos tiempos, y tenía un tic nervioso que le
obligaba a emitir de vez en cuando un sonido parecido al de los gorrinos,
provocado por la inspiración de aire por la nariz mientras mantenía la boca
semi-abierta. Si no recuerdo mal, se llamaba Don Silvino, pero nosotros le
apodábamos ‘’Macaco’’: bajito, cetrino, con una cabecita redondeada, y siempre
insistiéndonos que ese simio era de lo más inteligente. Incluso bastante más
inteligente que muchos de los que atendíamos sus explicaciones. Y tú, Tatiqui,
¿no te acuerdas de ninguna de tus profesoras?
AUTENTICO MACACO AL NATURAL
- Yo era muy formal, contestó la aludida. Mis profes no tenían motes y, si los tenían, yo no me enteré.
195?-ELLAS ERAN MUY FORMALES
- ¡Que formalita!, dijo irónicamente la Txuri-Txori. Pues yo me acuerdo de uno al que llamábamos
en el instituto el ‘’simpático cabrón’. Muy sonriente siempre, impartía una
clases que nos divertían y que además facilitaban el entender esas cosas abstrusas
de las que trata la FyQ, pero que te metía cada ‘cate’…Eso sí, sonriendo y
diciéndote cosas como esta: ¡Ánimo chico! ¡que el mundo no se hunde! Con poco
que trabajes apruebas ¡No has pegado ni golpe y has sacado un 2!
A partir de ese momento se fueron
haciendo grupúsculos hablando de temas más actuales, por lo que la reunión se
disolvió como un azucarillo en agua: poco a poco, sin ninguna turbulencia, y
sin darse cuenta ni los interesados
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