Semana del 13 al 19 de abril del 2014
EXTERIOR DEL MERCADO
DE LAS ATARAZANAS
Seguimos en Málaga, pero nos
hemos trasladado a la zona del Mercado de las Atarazanas que, en los años en
que lo han estado restaurando, ha servido de lugar de descanso a nuestros
congéneres de la zona. Ahora no hay quien entre en él, y si alguno penetra en
su interior sin darse cuenta, ya puede
disfrazarse de descargador de camiones y salir andando, porque si lo intenta
volando, lo único que conseguirá será darse de bruces con la magnífica vidriera
que han colocado durante su reconstrucción.
INTERIOR DEL MERCADO
DE LAS ATARAZANAS
- ¡Vaya la que tenéis montada en Málaga con la Semana Santa! ¡Hasta la
Legión! Por la cantidad de gente que hay por todos lados, esto se parece a los
Carnavales de mi Cái, dijo el Pisha.
- ¡Ni que lo digas!, corroboró la Txuri-Txori. En mi tierra, algo hay, pero no tanto como aquí, a no ser que
incluyamos el Aberri Eguna del domingo de Pascua.
- ¿Y por qué celebráis la fiesta esa en el domingo de Pascua?, preguntó
el Guindilla. Igual estáis esperando que
algún año, y en esa fiesta, ‘resucite’’ la patria vasca, ¿no?
- ¡Como no se fumen un ‘porro’ hecho con la hierba esa que han encontrado
a un ertzaina! ¡900 plantas! (DV del 7 de abril), dijo el Pisha
interviniendo de nuevo.
- ¡Que no era solo ese ertzaina!, aclaró la Txuri-Txori. Era de un grupo que, según dicen las malas
lenguas, se había constituido como si fuera una sociedad gastronómica. De esas
que aparecen en Euskadi como hongos. Tal vez su intención era llegar a 900
socios y asignar a cada uno una de las plantas. De esa manera hubiesen podido
argumentar que las plantas eran para uso personal, y que las habían reunido en
la nave donde las encontraron para ahorrar gastos de mantenimiento por eso de
la crisis.
- ¡Eso no te lo crees ni tú! Antes me creería que todos los que están
esperando el paso de las procesiones van a misa los domingos, puntualicé
yo. Pero vamos a lo nuestro. Tatiqui,
enuncia ya la segunda creencia irracional de los españoles (ABC, 5 de
abril)
- ¡Bueno!, dijo la Tatiqui. ¡Ahí
va! Dice así: ‘’Tengo que ser alguien en
la vida, aprovechar bien mis cualidades y virtudes’’. Y además especifica a
continuación: ‘’De lo contrario me
sentiría un fracasado’’.
- Y eso que has dicho, ¿por qué es irracional?, preguntó
tímidamente la Surfi.
- Mira Surfi, intervino el Borni, te
voy a hacer un pseudo-silogismo para que lo entiendas. Que de eso de los
silogismos con trampa sabemos mucho en nuestro país, pues los empleamos a
menudo para justificar cualquier cosa: las deudas del estado, la independencia,
nuestra inquebrantable adhesión a Europa,…¡Atiende!
Somos alguien en la vida y aprovechamos
nuestras cualidades
Volamos, comemos ‘pescaítos’ o lo que sea
Somos reconocidos, pues intentan espantarnos
en cuanto nos agrupamos
Nosotros, como el resto de animales, somos
irracionales
Luego la creencia enunciada es irracional
Ante esta aportación de lógica
casera, nos miramos asombrados todos, y la Tatiqui decidió aclarar un poco las
cosas más que nada para preservar la formación intelectual de la Surfi.
- No hagas demasiado caso a estos filósofos de pacotilla. Para ser
alguien, o te lo crees tú mismo, o, te lo tienen que decir y demostrar los
demás. Y si te decides por lo segundo, eso de fiarte de las opiniones de los
demás, te conviertes en un intermitente volador: ahora sí soy alguien, ahora
no; ahora sí, ahora no;…
- Lo mejor es creértelo tú misma, Surfi, apoyó la Txuri-Txori. Aunque en mi tierra, si no sabes euskera,
podrás creerte alguien, pero no conseguirás ni ser barrendero en Donostia pues,
por lo que se ve, además de barrer, tienes que tratar con cariño a las
porquerías que arrastres con la escoba y decirles con voz susurrante: ‘¡Etorri,
etorri, nire bihotza!’ Y a veces no te salva ni el euskera, y si no mira lo que
les ha pasado a los de Fagor.
- ¡Vale! ¡Callaros de una vez!, gritó la Surfi. Solo por aguantar lo que me decís, ya me siento alguien. Lo irracional,
pero lógico, sería ataros el pico con un lacito rosa para que estéis todos sin
decir palabra una buena temporada.
- Tranquila, Surfi, dijo la Tatiqui tratando de calmarla. Tú, en las playas de Tarifa, ya eres alguien.
¡Ya quisieran sentirse igual otros de latitudes boreales!
- Tiene razón la Tatiqui, dijo con sorna el Borni. Además, en estas ‘la-ti-tu-des aus-tra-les’
( y esto lo dijo silabeando), si os llamáis ‘’EDU’’ no solo sois ‘’alguien’’
sino, sobre todo, alguien con una buena cuenta bancaria en cualquier paraíso
fiscal.
La Txuri-Txori, mirándole con
asombro, le pidió explicaciones sobre lo que acababa de decir pues oír, lo
había oído todo, pero entender, no había entendido nada. Ni corto ni perezoso,
el Borni continuó:
- Es que por aquí, en esta Semana Santa, ha aparecido un tal ‘’EDU’’ que
debía tener acceso a los DNI de parados con los que rellenaba listados de
alumnos de cursos de formación que no impartía y que, según las últimas
noticias, hasta los pagaba la Junta a un precio mayor que el de mercado. ¡Y
esto llevaban haciéndolo desde hace años!
- No saquemos trapos sucios, cortó la Tatiqui. Que de esos no se libra ni la república de Barbastro, si es que la han
proclamado ya sus promotores.
Y para evitarlo, nos invitó a
todos a seguirla, iniciando el vuelo de vuelta hacia San Pedro de Alcántara,
zigzagueando por la costa para minimizar los efectos del viento de poniente.
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