Semana del 24 al 30 de
noviembre del 2013 (Remedios caseros)
En cuanto se enteraron del estado
de mi salud, todos los del grupo volaron (nunca mejor dicho) para acompañarme
en lo que creían serían mis últimos días, pues interpretaron lo del trancazo’’
en el sentido de que me había dado el ‘’moquillo’’, y eso era algo muy grave
entre las gaviotas.
Como me encontraron alicaído y un
poco desanimado por el pobre efecto que estaban haciendo las pócimas recetadas
por nuestro galeno, se pusieron a recordar remedios caseros y sus aplicaciones.
Como siempre, y para evitar que
luego le dejaran sin contar sus chascarrillos o que le escucharan dormitando
plácidamente, comenzó el Pisha:
- ¡Pirulo! Lo mejor que puedes hacer es frotarte todas las mañanas las
patitas con ‘Floïd’. Se evaporará enseguida, y sus emanaciones mentoladas te
abrirán los conductos respiratorios.
-¡No digas sandeces! ¡Si el ‘Floïd’ es una de esas lociones que se dan
los humanos después de afeitarse!, le interrumpí yo.
-¿Los humanos en plan genérico o solo los machos?, intervino la
Txuri-Txori en plan feminista.
-¡¡Genérico!! ¡Que también ‘’ellas’’ se lo aplican después de afeitarse
el bigote!, grazné yo en un tono que provocó que la Txuri-Txori se
encogiera temerosa.
-¡Tranquilo Pirulo!¡Que la Txuri-Txori no pretende etiquetarte como
machista! Ya sabes que es muy picajosa con eso del significado y el
significante, dijo la Surfi sin estar muy segura de sus aseveraciones.
- Es que parece que hoy viene con los ‘ismos’ como plumaje: que si nacionalismo,
que si feminismo, que…
Y ahí entró la Surfi como
cuchillo caliente en mantequilla:
- ¡Déjala tranquila, Pirulo! Que en cualquier momento nos sale con el
‘’facturismo’’.
- ¿Y qué es eso?, replicamos todos a coro
- Pues facturas globalizadas, es decir, facturas de miles de globos
como las de los sindicatos, aclaró la Surfi
- Sigo con lo que estaba contando, dijo el Pisha retomando el hilo de
su intervención. Es verdad lo que dices,
Pirulo. El Floïd, hace años, era lo único que había para después de afeitarse, y aun ahora creo
que es mejor y mucho más barato que esos que anuncian: que si Hugo Boss, que si
Issey Miyake, que si Paco Rabanne,…Mucho nombre, muchos euros, pero efectividad
la misma. Y cuando yo era pequeño, mis progenitores lo utilizaban lo mismo para
curar sarpullidos que nos salían cuando solo teníamos plumón, que para
desinfectar los rasguños que nos producíamos en nuestros primeros intentos de
planear desde el nido hasta la orilla del mar en la Caleta.
El Guindilla estaba
simultáneamente escuchando y mirando irónicamente al Pisha y, aprovechando el
momento en que éste tomaba aire para proseguir su monólogo, dijo con sorna:
- Si empezamos con remedios caseros, y aunque no venga al caso, os cuento
lo útiles que son las papas, y no sólo en la cocina. Y me refiero a las
aplicaciones de la ‘papa cortá’.
- ¿Papas ‘cortás’? Yo lo único que conocía son las papas arrugás, dijo
la Tatiqui haciendo alarde, como siempre que podía, del extrañamiento en
Canarias al que le obligaron por sus acciones subversivas contra los monos del
Peñón.
- Os lo voy a explicar por si a alguno le interesa. Es un método que
emplea un jardinero de los de Sotogrande. Siempre lleva una papa ’cortá’ en el
bolsillo de su mono de trabajo, que solo sustituía por otra cuando se arrugaba
o cuando la zona del corte se ponía oscura por la acción del tiempo o de la
borrilla que se le acumulaba (como a todo el mundo) en los rincones de los
bolsillos. El caso es que, cuando se producía un corte o un arañazo en las
manos, respondía con un frotamiento vigoroso en la parte afectada con la zona
de corte de la patata. El caso es, que ya fuera por la película de almidón que
se formaba, o ya porque psicológicamente actuaba sobre el sistema circulatorio
y producía una constricción de los capilares, el caso es que cesaban las
pequeñas pérdidas de sangre del arañazo y se favorecía la cicatrización. La
misma mecánica la utilizaba cuando se le producía una contractura o dolor
muscular en la mano, en los tiempos de poda, y en este caso la aplicación de la
“papa cortá” le aliviaba los dolores. Igual era por el frescor del contacto o
igual porque dominaba mentalmente el circuito de transmisión de las sensaciones
dolorosas, pero la realidad era que ningún día iniciaba su jornada de trabajo
sin haber comprobado la existencia de la “papa cortá” en su bolsillo y que,
además, estaba en perfectas condiciones de uso.
Cuando el Guindilla acabó su
disertación, nos quedamos mirándonos unos a otros sin decir ‘’este pico es
mío’’, momento que aprovechó el Borni para intervenir
- ¡Anda que andáis perduts en las autonomías! En los Països Catalans ya
están acostumbrándonos a ser distintos e independientes. Y como además, y
debido a la deuda que tiene el Govern con los farmaceutics, no van a poder
recetar nada, han puesto una nueva asignatura en todos los niveles de
enseñanza, incluidas las de adultos y las que ‘imaginativamente’ imparten los
sindicatos: ‘’Remeis alternatius’’. Os leo alguno de ellos que incluso aparecen
en internet, aunque no con tanto detalle.
Dolor de garganta: gargarismos con
Pimienta de cayena en agua caliente
Agua salada recogida en Les Escaldes
(Gerona), la Barceloneta (Barcelona), Salou/Calafell (Tarragona). Los de Lleida
podrán sustituirla por agua del Ebro y sal.
Mal aliento
Cucharada de aceite de Borges Blanques. Los
de Lleida podrán cambiar su aceite por agua salada de cualquiera de las playas
del resto.
Papiloma plantar
Machacar un ajo, a poder ser autóctono; colocarlo
en la zona del pie donde está el papiloma y vendar. Repetir la operación 2/3
veces al día, cambiando de ajo. Procurar hacerlo los fines de semana para
evitar contaminación olorosa en las oficinas de la Generalitat.
Con cáscara de plátano: Comprar un plátano
de los que importamos a través de nuestras embajadas del Caribe. Pelarlo,
comerlo, pero conservando la piel. Frotar el papiloma con la parte interior de
la piel durante sucesivas noches antes acostarnos, hasta que la piel se ponga
negra del todo. Si es necesario, comprar otro plátano y seguir el mismo
protocol.
Como con lo del plátano hubo
intervenciones de todos los gustos y colores, proponiendo mil y una
utilizaciones tanto del plátano como de la piel, el Borni se calló, no porque
lo decidiese ‘motu propio’, sino porque nadie le atendía ni le hacía caso. Ese
momento fue el que aproveché para invitarlos a las sobras de espetos que
siempre había en un chiringuito próximo, con lo que la reunión se dio por
finalizada entre picotazos, empujones e intervenciones más o menos subidas de
tono.