Semana del 25 de noviembre al
1 de diciembre del 2018
LA TELEVISIÓN Y YO (II)
(‘’El burro/a por delante para
que no se espante’’)
Series
A nuestra edad, eso de estar ‘enganchados’ a las series no
nos va. Yo, por lo menos, a la tercera o cuarta entrega ya estoy cansado del
mismo esquema del guión: presentación de la nueva situación de los personajes;
batalla dialéctica entre los protagonistas y sus oponentes; acercamientos
amorosos, eróticos y hasta sexuales entre personajes del mismo o distinto sexo,
por parejas o por tríos; …¡y vuelta a empezar!
A no ser que se les ocurra incluir un ‘flash back’ y repetirnos medio
capitulo entresacado de alguno o algunos de los precedentes.
He de confesar que me gustan las series de temas históricos
tales como ‘’Los Medici’’ o ‘’Babylon Berlin’’ cuya factura y actores suele
estar muy cuidada. O alguna que tiene un guión original y próximo a mis
estudios y aficiones como ‘’Breaking Bad’’. Pero las que podría calificar como
juveniles o familiares no las aguanto, por muchas temporadas que lleven en
antena. Y entre ellas no puedo dejar de
citar la famosa y eterna ‘’Cuéntame cómo pasó’’. He de reconocer que la primera
temporada me mantuvo a la espera de su emisión todas las semanas durante unos
cuanto meses, pero en cuanto comprobé que lo que describían que pasaba en los
madriles era sustancialmente distinto de lo que ocurría en provincias o, por lo
menos, de lo que yo había vivido y ‘padecido’, dejó de interesarme. Aunque
tengo que confesar que hay una serie de este tipo que me ha enganchado no sé si
por el contraste de ambientes, personajes y situaciones que refleja e incluye:
‘’Allá Abajo’’. Además de un guión que siempre guarda sorpresas y cambios de
dirección, su acción se desarrolla alternativamente en dos zonas de España que
las considero ‘’mías’’: Donostia, mi lugar de nacimiento, y Andalucía mi
refugio en la jubilación.
Antes de cerrar este epígrafe no quiero de dejar de citar
las series cuyo guión se basa en algún ‘best seller’, como La Catedral del
Mar’’, ‘’La vida entre costuras’’, ‘’Los pilares de la tierra’’,… En este caso,
casi siempre caigo en la tentación de ver algún capítulo, sobre todo si he
leído el libro correspondiente. Más que nada por comprobar si lo que ha
construido mi imaginación durante la lectura en cuanto a lugares o personajes,
coincide en algo con lo que han decidido los responsables del casting y el de
la ambientación de la serie. Además tienen la ventaja de que el número de
capítulos, la mayoría de las veces, es limitado y controlable. Tal vez por ser
tan ‘inconmensurable’, o tal vez por tener propagandistas y promotores de
ideologías que no me son afines, exceptúo ‘’Juego de Tronos’’, serie de la que
no he disfrutado ni padecido un solo capítulo.
Concursos
Los hay de todos los tipos y a todas las horas posibles. Y
hoy viernes, pero no 13, he tenido más de hora y media para reflexionar sobre
el por qué soporto mejor determinados concursos. Y esas reflexiones me han
surgido cuando estaba tumbado e inmóvil mientras me hacían tres RMN de manera
consecutiva y solo con una pequeña interrupción para recolocarme
convenientemente. Parecía como si estuviese ensayando mi postura de ‘difunto’
de pro, pues el frío congelador que hacía en el habitáculo ayuda a conformar la
macabra imagen.
Pero vayamos al grano. Hay concursos que debido a las horas en
que se emiten es difícil, por no decir imposible, prestar atención. ¿Quién
puede estar expectante, con los ojos abiertos y pendiente de las preguntas y
respuestas a la hora de la siesta, que es cuando está programada la emisión de
‘’Saber y ganar’’? O, ¿quién está dispuesto a que se le estropee la comida por
ver ‘’La Ruleta de la suerte’’? Porque a esa hora estás vigilando para que no
se acabe el agua con la que has puesto los huevos a cocer, y que es lo que
constituye tu magra comida junto a una crema de verduras, por eso de conservar
la línea para no tener que renovar el vestuario. Y es que nadie entiende que a
partir de los 80 te engorda hasta el respirar y, al mismo tiempo y en esas
edades, el apetito y el gusto por las exquisiteces es lo único que se mantiene
casi, casi como en tu juventud. Por tanto, lo que te apetecería comer son unas
buenas pochas con borraja o unos langostinos tigre recién cocidos con mayonesa
aunque, eso sí, siempre condicionado a lo que de de sí tu pensión. Y hay que
convencerse de que esos deseos solo los puedes hacer realidad espaciadamente,
aunque únicamente sea para no poner en riesgo tu salud.
Quedan los concursos vespertinos como ‘’Ahora caigo’’ y ‘’Boom’’,
y es este último el que sigo asiduamente, sobre todo porque precede a un telediario
que, por ahora, no me produce sarpullidos mentales ni al que tengo alergia intelectual.
Y eso que cuenta con elementos que más de una vez han provocado el que prefiera
permanecer inmerso en la lectura de una novela o el que me vaya a hacer solitarios
al ordenador. Sobre todo cuando su presentador sobreactúa en los que debe de ser
el estilo moderno o se mete en charcos originados por sus fijaciones infantiles
(aquellas de culo, pito, pis, caca, pedo,..), o alguno de sus concursantes demuestran un nivel
cultural o de razonamiento más que discutibles. ¡ Dónde han ido a parar mi amigo Sobera, el de
‘’Atrapa un millón’’, al que ahora utilizan para promover apuestas o presentar ‘Reality
show’!
Y de concursos, ya está bien.
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