sábado, 22 de abril de 2017


Semana del 16 al 22 de abril del 2017

Hace ya 13 años que el Pirulo y la Tatiqui se vinieron a vivir aquí desde tierras y costas más frías, y aun recuerdan aquellos primeros días llenos de actividad para hacerse con el entorno, y de sorpresas por las atenciones que recibían de sus nuevos vecinos. Por eso, en cuanto se reunieron todas (y todos), empezaron a rememorar situaciones que habían vivido juntos en los primeros tiempos de su estancia.

- Aun recuerdo, comentó el Pisha, lo que os costaba entender el nuevo significado de los graznidos que, para vosotros, eran demasiado rápidos y con inflexiones que los deformaban y hasta hacían ininteligibles. ‘Apañao’, ‘bulla’, ‘quillo’, ‘flama’,…

- Pues no sabes tú el lío que me hacía con los tipos de pan y café que te ofrecían por aquí, complementó el mismo Pirulo. Pedías una barra de pan y te asaeteaban con interrogantes. ¿Piña?, ¿piñita?, ¿troyano?, ¿miguelito?, ¿malagueña?, ¿masa dura?, ¿provenzal?, ¿grande o pequeño?,…Y lo mismo si entrabas en un bar y pedías un café: ¿largo?, ¿corto?, ¿nube?, ¿manchado?,…

- ¡Pues menos mal que no tropezasteis con cordobeses!, añadió el Guindilla. A esos no los entendemos ni los de La Línea.

En ese momento intervino la Txuri-Txori diciendo

- Yo os querría ver tratando de aclarar con la ayuda de un cashero de Ataun qué carretera teníais que coger para ir a Mondragón. Para empezar, no sabría de qué estáis hablando a no ser que fuese un jubilado con alta experiencia. Pues para la gente joven Mondragón no existe, pues se llama Arrasate desde hace lustros. Y si os contesta en euskera….¡aun estaríais dando vueltas por el Goierri!

Al oír a la Txuri-Txori, el Borni pareció despertarse y, tal vez influenciado  por la petición de cogobierno estilo gibraltareño que se había escuchado en el Aberri Eguna, no desaprovechó la ocasión de meter baza.

- A estas alturas, y tal como vamos con el Carles y sus viajecitos por el extranjero, el euskera es más fácil de aprender que saber lo que quieren los del Gobern. Yo creo que este año, el día de San Jordi, van a repartir margaritas en vez de rosas para que los catalanes de pro las deshojen. ¿Referéndum? ¿elecciones? ¿referéndum? ¿elecciones?... ¡Y a ver que sale!

Ante este par de intervenciones, todos se quedaron en silencio sin saber qué decir, con lo que se percibieron claramente los suspiros del Pirulo.

- ¿Qué te pasa Pirulo?, le dijo cariñosamente la Surfi. ¿Ataque de melancolía? ¿Morriña de tiempos pasados?

- ¡Nada! Recuerdos de tiempos pasados, contestó el aludido. De cuando la Tatiqui y yo iniciamos nuestra nueva vida en el apartamento.

- No te puedes quejar que tú lo tienes todo puesto y bien puesto, le dijo con retintín la Txuri-Txori. Que los que nos hemos quedado en el norte seguimos aguantando lluvia, frío y galernas. Que no sé para qué construyen viviendas con terrazas si no puedes salir a ellas ni cuatro días al año. Y si sales, tienes que llevarte un paraguas por si acaso.

- Pues aquí no te creas que lo de las terrazas es moco de pavo, le aclaró el Pirulo. Que tú te crees que tenerlas ordenadas y ‘floridas’ no implica obligaciones. Y no sabes la que se organiza en noviembre para desmontarlas y a finales de abril para volverlas a dejar tal como estaban el verano anterior. Y eso ha ocurrido cada uno de los trece años que llevamos aquí. Y menos mal que la memoria histórica de la Tatiqui permite ponerlas cada año casi de manera idéntica al de la anterior, con las únicas variaciones provocadas por roturas o pérdidas ‘involuntarias’. Y si no, mira estas fotos.





2004




2017



2004

                                                                                                


 2017

- Lo único que ha cambiado, continuó el Pirulo, es eso de que al principio teníamos vistas al mar, y ahora esa visión se ha quedado reducida a vistas al ‘’palmeral’’ de los vecinos de enfrente.



2004




2017


Y allí se quedaron un buen rato comentando lo que había cambiado todo durante estos 13 últimos años, hasta que se ocultó el sol, desperdigándose todos poco a poco por los alrededores, y dejando a la Tatiqui y el Pirulo arrullándose mutuamente con sus recuerdos.

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