lunes, 28 de noviembre de 2016

Semana del 20 al 26 de noviembre  del 2016

¡Vaya semanita de lluvia y viento! El grupo ha tenido que refugiarse en las termas romanas de Las Bóvedas para poder estar a resguardo sin perder de vista ni el mar, ni un par de restaurantes que hay por la zona. Cada una se las arreglaba como podía a lo largo del día, y a la caída de la tarde se reunían a cubierto, y no abría la boca ni el Pisha, sino que se pasaban el tiempo dando saltitos de un rincón para otro, picoteando todo lo que se movía o arrastraba por el suelo.



Al cabo de un par de días, la Tatiqui se decidió, dio un par de graznidos subidos de tono para llamar la atención de todos, incluidos los que dormitaban en algunos de los recovecos de las zonas menos iluminadas, y dijo con cierta solemnidad no exenta de pitorreo:

- ¡Ya vale de estar más mustios que una morera en invierno! A alguien se le tiene que ocurrir algo para alegrar esto, que parece un velorio sin difunto.

- Nosotros, con eso del nuevo gobierno ya tenemos bastante, dijo la Txuri-Txori. Como siempre, todo va viento en popa. Pero por mucho que se empeñen somos el culo del mundo. Y nos lo confirma Ryanair, que el día que inauguró la venta de billetes para sus vuelos a Vitoria-Gasteiz, colocó la capital alavesa nada menos que en Francia. ¡Si por lo menos la hubiera colocado pegadita a Bilbo!

El Pirulo seguía en un rincón, cabizbajo, oscilando su cabeza de un lado para el otro, y murmurando por lo bajinis. Su ‘zurrumurru’ empezó a ser molesto para el resto del grupo y el Pisha, harto, le increpó:

-¡O te callas, o aumentas el volumen y nos enteramos todos de lo que dices!

Y el Pirulo, sin inmutarse, levantó la cabeza, miró displicentemente a su alrededor, y se puso a hablar en plan recitativo

- Racionalismo, Ecologismo, Feminismo, Populismo, Marxismo,…ismo, …ismo

- ¡Basta! ¡basta!, le cortó la Tatiqui. Menos ‘ismos’ y más explicaciones. O emigramos todos a otro lado y te dejamos solo con tus benditos ‘ismos’.

- ¡Vaaale!, contestó sumiso el Pirulo. Pues lo que pasa es que estoy hasta el gorro de que se utilicen esas palabras retorciendo su significado en función de los intereses del que las pronuncia.

La Surfi, que siempre estaba dispuesta a aprender, y que sabía que le tenía comido el ‘coco’ al Pirulo, le dijo melosamente:

- ¡Anda, Pirulo! ¡Ilumina nuestras mentes!

El interpelado picó el anzuelo, se engoló, se puso en actitud profesoral, y soltó el pico:

- Os pongo unos cuantos ejemplos. ¿Qué es RACIONALISMO? Pues según la Real Academia Española de la lengua (RAE) es ‘’la teoría según la cual la razón es la única fuente de conocimiento’’. Pues, ¡no! Por un lado eso no es verdad, ya que la fuente de conocimiento es diversificada y múltiple, a saber, la TV1, A3, la Sexta,…Por otro, algunos admiten que es verdad lo que dice la RAE, pero especificando y concretando de quién es esa razón: la suya, y solo la suya. Si dicen NO, tiene que ser NO, y lo mismo si dicen SÍ o dicen TAL VEZ. O se acepta o  se anatematiiza al que no se lo cree. Pero lo que es realmente peligroso no es cuando uno se considera dueño de la RAZÓN con mayúsculas, sino cuando la gente asocia la razón a un individuo concreto, y se creen todo lo que dice a pie juntillas. Y desde ese momento el RACIONALISMO se transforma en BORREGUISMO.

- Mira Pirulo, intervino el Borni, has empezado muy bien con esa definición de la RAE, y que a mí, como procedente de la Catalonia, no me da mucha confianza. Y encima,luego has hilvanado una serie de frases sin pies ni cabeza, y cuya única finalidad ha debido ser, digo yo, el decir lo que te apetecía, independientemente de su relación lógica con la citada definición. Además, en nuestra tierra ha ocurrido lo contrario de lo que tú has definido como BORREGUISMO.  A saber, que lo que ha sucedido es que el pensamiento razonado, repito, razonado y comprobado, de muchas personas, casi la mayoría, ha obligado a unos pocos políticos a expresarlo y defenderlo, y no al revés.

El tono de los comentarios, que hasta el momento se habían limitado a intercambios de palabras entre los presentes, aumentó considerablemente y, entre lo que se oía, se distinguieron claramente frases del siguiente tenor:

- ¡ESO NO ES RACIONALISMO! ¡ESO ES NARCISISMO COLECTIVO!

- ¡VIVA EL OMBLIGUISMO NACIONAL!

 - ¡SALUT Y FORÇA AL CANUT!

- ¡SIDRA EL GAITERO SÍ, CODORNIÚ NO!

Y fue el Pisha el que logró la calma utilizando el infalible método de hablar en tono muy bajo, de una manera continua, y acompañando lo que decía con gestos de todo tipo. Poco a poco cesaron los gritos, las frases chuscas, y hasta más de uno colaboró, logrando acallar a los que estaban más próximos.

- Bueno, para que os enteréis todos, voy a repetir lo que estaba diciendo en voz baja. Siguiendo la pauta marcada por el Pirulo, estaba hablando del FEMINISMO, de su variante andaluza, y más concretamente de la gaditana. Aunque antes de seguir, me gustaría que el Pirulo nos aclarara lo que dice la RAE sobre el tema.

El aludido no se hizo rogar y comunicó al resto con voz clara que, según la RAE, FEMINISMO es ‘’la doctrina que preconiza la igualdad de derechos de la mujer respecto al hombre’’.

- ¡Pues, vaya!, continuó el Pisha. Por lo que veo, o mejor, por lo que he oído, el Ayuntamiento de Cái  no tiene muy en cuenta esa definición. Y eso porque ha organizado un curso para el desarrollo de habilidades sociales  en mujeres en paro, con el fin de facilitar la búsqueda de trabajo, en el que se han dado clases sobre la estimulación del clítoris.

- Y eso, ¿qué es?, preguntó ingenuamente la Surfi. Y si es lo que me imagino, ¿para qué sirve en la búsqueda de trabajo?

Se iniciaron de nuevo los murmullos acompañados de risitas irónicas, comentarios más o menos procaces, y hasta alguien comentó que ahora entendía una noticia que había leído en la prensa y en que se informaba de una multa de 250 € que habían impuesto a una taxista por conducir el taxi con minifalda. El Pisha, esta vez con mucho más esfuerzo, logró imponerse, y complementó la información que había dado

- Lo que sí es verdad es que el ayuntamiento ha salido a la palestra  defendiendo el curso y puntualizando que el tema en discusión no se incluía como habilidad social, evidentemente, sino como algo que, según las feministas, podía aumentar la autoestima de las que participasen en el curso y, subsiguientemente, su independencia afectiva.

En ese momento el Pirulo empezó a exigir su cuota de protagonismo gritando eso de ¡ECOLOGISMO SÍ, VEGETARIANISMO, NO!, lo que la Tatiqui contrarrestó con una mezcla de sugerencia y orden

- ¡A ver! ¡Votación! Ahora que ha dejado de llover, ¿qué hacemos? ¿Aguantamos un rato más al Pirulo, o, nos vamos a cenar a la zona del Alabardero?


No hace falta explicar lo que pasó. Dejaron que el Pirulo siguiera gritando sus absurdas consignas, y desparecieron todos de las Termas romanas de Las Bóvedas en un suspiro.

domingo, 20 de noviembre de 2016

Semana del 13 al 19 de noviembre  del 2016

Y como el PIRULO tiene mucho que hacer este fin de semana, nos ha endilgado una parte de su dilatada historia y, continuando con lo iniciado hace tiempo, nos ha contado detalles de lo que hizo allí por los 80 del siglo pasado.

Se pasó las vacaciones de verano en México visitando diversos lugares de norte a sur y de este a oeste. (Agosto de 1980)

ACAPULCO





QUE TODAVÍA NO ESTABA DEMASIADO DESARROLLADO



PERO QUE YA EXISTÍA LA PIÑA COLADA Y...



¡¡LATIN LOVER COMO EL PIRULO!!


TULA

Y AQUÍ EMPEZÓ EL RECORRIDO DE LAS PIRÁMIDES







MONTE ALBÁN



AQUÍ EL PIRULO PARECE TAN CANSADO COMO CUALQUIER ESTIBADOR EN CAMISETA


PERO HASTA LOS ESTIBADORES SE VEN OBLIGADOS A ALEJARSE Y PERDERSE EN LA NATURALEZA CUANDO NO CONVIENE MICCIONAR EN PÚBLICO


Y UNA VEZ RELAJADO Y SIN URGENCIAS, VOLVER A SUBIR Y BAJAR ESCALERAS

MITLA


HARTO DE EJERCICIO, EN MITLA SE LIMITA A FOTOGRAFIAR A LOS DEMÁS



SI SE FOTOGRAFIABA DE CERCA, EN TERRENO LLANO



Y TEMPLOS Y TEMPLETES, CUANTO MÁS LEJOS MEJOR


PALENQUE



EN PALENQUE APLICÓ LA MISMA ESTRATEGIA: ''YO AL LLANO, Y LOS DEMÁS...¡A SU LIBRE ALBEDRÍO!



Y NO HABÍA QUIEN LE CONVENCIESE QUE, PARA EL CORAZÓN, SUBIR ESCALERAS ERA MEJOR QUE EL OMEGA 3


TORREÓN






EL PIRULO, EN CUANTO SE VESTÍA DE NORMAL, PARECÍA OTRA PERSONA


Y en las vacaciones de Navidad, y después de un par de meses en un puesto de responsabilidad, se ''regaló'' un viajecito a la California Baja mejicana, para combatir el estrés.

CABO SAN LUCAS








EN UNO DE LOS POCOS HOTELES QUE HABÍA EN AQUELLOS TIEMPOS



LA PAZ






DONDE EN LA ACTUALIDAD EXISTE UN HOTEL DEDICADO AL PIRULO, HOTEL LAS GAVIOTAS, DE CARA AL MAR DE HERNÁN CORTÉS



1b, 2,3

lunes, 14 de noviembre de 2016

Semana del 6 al 12 de noviembre  del 2016

YA AMARILLEAN LAS NARANJAS DE COSECHA PROPIA





FOTOS DEL 12 DE NOVIEMBRE



RECUERDOS DE UN COMA INDUCIDO (IV)
(Octubre-Noviembre de 1987)

La visión que tenía de la UCI era semejante a un espacio diáfano en forma de Y. Yo estaba en la base de la ‘y’ griega con la cabecera en la pared que la cerraba, y gozando de una perspectiva perfecta de lo que había y ocurría en cada una de las dos ramas que se iniciaban a pocos metros de mis pies. La rama de la izquierda era en la que se celebraba, supongo que de vez en cuando, la ceremonia de la euskaldunización, y la de la derecha permanecía a oscuras casi toda la semana. Pero los fines de semana se iluminaba, y pude apreciar que era más amplia y profunda que la otra. Y digo en plural eso de ‘’los fines de semana’’, no porque lo hubiese controlado a lo largo de mi estancia en la UCI, sino porque así me lo informó una de las enfermeras cuando le pregunté por primera y única vez sobre el por qué estaba así diseñada y para qué se utilizaba. Así que, sin más dilación, vamos al asunto que nos ocupa.

Aquel día me desperté, o eso creía yo, como otro cualquiera. Es decir, deseando que alguien acudiera a la vera de mi cama y me hiciese caso, pues si algo ansía cualquiera que esté en la situación en que yo me encontraba es que alguien se acerque aunque solo sea para rozarle con la mirada.

Cuando revisé con la vista lo que tenía a mi alrededor, me di cuenta que a mi derecha había un espacio amplio, profusamente iluminado, y a un nivel más bajo del suelo en el que se asentaba mi cama, por lo que mi posición era la ideal para ver lo que había y observar lo que allí pasaba. Lo primero que me llamó la atención fueron sus dimensiones que, desde yo estaba, se asemejaban más a un elegante hall de un hotel de lujo que a un espacio destinado a una utilización de carácter sanitario. La zona de la derecha la recorría un amplio pasillo con suelo brillante, que a mí me parecía de mármol de calidad, pues desde donde yo estaba se podían apreciar vetas coloreadas de tonos verdes vivos. Y a la izquierda había instaladas transversalmente una especie de prismas que, en un principio, no distinguía bien y que, en consecuencia, su finalidad se me antojaba difícil de imaginar. Cuando enfoqué más la vista, achinando los ojos, pude darme cuenta que los tales prismas no eran otra cosa que la cobertura exterior de mármol de unas bañeras amplias, dotadas de todo tipo de grifos y mandos, al estilo de los jacuzzi.

Mientras trataba de hacerme con ese nuevo entorno que aparecía ante mis ojos, me di cuenta de que había un buen número de personas trajinando entre esas bañeras, dos o tres de las cuales, las más próximas a mí, las distinguía en todos sus detalles. Unas limpiando; otras probando el funcionamiento de grifos y mecanismos; algunas con la vestimenta propia de las enfermeras (pantalones y chaquetilla de cuello mao, blancos) y desempeñando funciones más ‘nobles’, como poner en las esquinas de los prismas de mármol velones de distintos tamaños, recipientes de diferentes colores que yo identifiqué como sales de baño,…

Aquella visión me animó y mosqueó casi simultáneamente, pues por una parte pensé que alguno de aquellos jacuzzi estaba destinado a mí, y allí me iban a trasladar para experimentar ese burbujeo que hace que sientas que tu piel está viva y con sus terminaciones sensoriales en perfecto estado. Pero casi inmediatamente esa esperanza se desinfló totalmente al pensar que toda aquella parafernalia no se iba a organizar para mí solito. Así que decidí preguntar a la primera enfermera que pasase a mi lado pues ya se sabe que aunque el globo de la esperanza se desinfle, siempre queda algo dentro. Y así lo hice. Y también así acabaron de sacar, a pisotones, la poca esperanza que quedase en el dichoso globo. A la primera que pasó a mi lado, que supongo que iría al almacenillo a por velas, sales y demás, le pregunté que si estaban preparando aquello para mí y, más que la respuesta negativa, lo que verdaderamente me dolió fue la carcajada espontánea que no pudo reprimir ante mi pregunta.
…………
Anochecía, y las luces de lo que para mí era un spa cinco estrellas se encendieron, iluminando el espacio de tal manera que podían distinguirse hasta sus más pequeños detalles. Empezó a pulular por él personal masculino y femenino, revisando el funcionamiento de los jacuzzi, ellos, y comprobando la presencia de todo lo necesario para un baño espumoso y aromático, ellas. Y así como ellos vestían un pantalón y chaquetilla de un blanco impoluto pero de corte sencillo, ellas lucían un despampanante buzo de cremallera frontal que marcaba su silueta. Así que, en la primera ocasión que tuve, rogué a un celador o ayudante o lo que fuese, y que en ese momento pasaba a mi lado, que me explicase el folklore que suponía se estaba organizando tan a mi vista. Y sus argumentaciones me sorprendieron, no tanto por su contenido como por la manera en que me lo dijo. Como si lo que me estaba exponiendo fuese lo más normal del mundo y una práctica común en las UCIs de todos los hospitales. Y más o menos me informó de lo siguiente:

-Que la financiación de los hospitales no era suficiente para prestar todos los servicios que debían poner a disposición de la población, según  las exigencias de las autoridades

-Que los espacios puestos a disposición de la UCI eran los más amplios y, además, los más propicios para evitar el control de la inspección sanitaria.

-Y que, por último, estaban ensayando un sistema para obtener ingresos suplementarios mediante la oferta de unas sesiones relajantes de spa a precios módicos  a personas de la zona, mediante publicidad boca a boca

Creo que estando intentando asimilar esta información debí quedarme traspuesto, pues me despertó bruscamente un vozarrón que provenía de la parte más alejada del ya denominado spa.

                - ¡Gabon!, ¡Gurutze! Non zara?

Abrí los ojos como platos al ver a un extraño personaje que, tal como estaba vestido, me recordó al Olentzero. Txapela, blusón a cuadros, pantalones con los extremos de las perneras embutidos en unos calcetines de lana blancos y…¡abarcas! ¡El auténtico cashero del valle del Urola! Y a la tal Gurutze la identifiqué enseguida pues no podía ser otra que una de las que deambulaba  con buzo de cremallera y que, dando saltitos de los más pizpiretos, se echó en sus brazos.

Lo que se desarrolló ante mis ojos a partir de ese momento, y ya con una luz más tenue de tonos rojizos, me dejó sin respiración por una parte, y con un aumento descontrolado de producción de bilis que disparó el cabreo que estaba generándose en mi interior. Y la verdad es que no supe distinguir si esta reacción era provocada por lo que veía, por la situación de impotencia en que me encontraba y que me impedía participar en la fiesta, o por ambas cosas a la vez.

La tal Gurutze llevó al de la txapela de la mano, toda cariñosa, hasta uno de los jacuzzi. Una vez allí, abrió grifos, manipuló los mandos (o eso me pareció a mí), añadió al agua que iba llenando la maxi-bañera el contenido de diversos recipientes (¿aceites?, ¿sales aromáticas?, ¿simple gel de baño?), y esperó a que su ‘’cliente’’ se introdujese en el jacuzzi, comprobando cada cierto tiempo la temperatura del agua. Mientras tanto, el cashero se desprendía de sus ropajes, empezando por las abarcas y quitándose la txapela cuando ya estaba totalmente desnudo. Una vez dentro, lo enjabonaron, lo masajearon, lo relajaron (y empleo el ‘’lo’’ porque yo, a esas alturas, le consideraba un objeto), y entonces…¡sí que se me subió la sangre a la cabeza! ¡La Gurutze se bajó la cremallera! Y con un par de movimientos voluptuosos, se quedó como Dios la trajo al mundo (pero más crecidita y con todos sus atributos desarrollados), y…¡ se metió en el jacuzzi!

Eso a mí me descolocó, aumentó considerablemente mi deseo de participar en el jolgorio y, para disimular,  observé globalmente el espacio del spa. Y me di cuenta que, mientras yo no perdía detalle de lo que ocurría entre Gurutze y el cashero, habían entrado en el recinto unos cuantos casheros más, todos con txapela, aunque no todos con abarcas, se habían emparejado con alguna de las del buzo de cremallera, y se habían distribuido y ocupado los jacuzzi disponibles. Y que los celadores o ayudantes se paseaban entre estos últimos con bandejas con copas que, deduje, debían contener champán u otra bebida alcohólica con la que desinhibir a los más tímidos.


Fue tal el impacto de lo que estaba viendo y tal la depresión que me sobrevino por no poder participar, que intenté dar la espalda al espectáculo, pero al estar impedido para hacerlo, me limité a cerrar los ojos, con lo que, al poco tiempo, la imagen del spa y mi propia consciencia desaparecieron.

domingo, 6 de noviembre de 2016

Semana del 30 de octubre al 5 de noviembre  del 2016


Ya han llegado las lluvias  y las terrazas han pasado al modo ‘invierno’. Fue cubrir los muebles de madera y empezar a sufrir los efectos de la borrasca del Atlántico






RECUERDOS DE UN COMA INDUCIDO(III)

(Octubre-Noviembre de 1987)

Hubo momentos en los que mi problema era cómo protestar por lo que veía a mi alrededor desde la cama en la que estaba postrado, abatido y ‘encadenado’. No podía gritar, ni hacer señas con las manos, y mucho menos patalear. Solo me quedaba el recurso de guardar en mi memoria lo que veían mis ojos y escuchaban mis oídos para poder informar de ello posteriormente a alguien que fuera de mi confianza. Y hubo un par de situaciones que aun no se me han borrado de la memoria.

Enfrente mío, y en la parte más alejada de donde yo estaba, había un espacio amplio y diáfano, a mayor nivel que el resto de la UCI, y al que se accedía mediante un par de escalones que estaban a todo lo largo del acceso que era de una anchura de unos diez metros. La zona estaba limitada a la izquierda por una pared de color oscuro que, en su punto más lejano, enlazaba con otra en ángulo recto que acababa bruscamente al estar enlazada con una estructura metálica acristalada en forma semiesférica. En ella había una puerta, o algo semejante, a través de la cual se podía salir al exterior, donde se podía apreciar una construcción de hormigón con la parte superior plana y preparada para poderla utilizar como helipuerto. Y lo de helipuerto no lo digo por decir, sino porque en ella había aparcado un auténtico helicóptero que, por las siglas que tenía pintadas en el fuselaje (CPN), deduje que pertenecía al Cuerpo de la Policía Nacional. Deducción fácil si se tiene en cuenta el uso que en aquel momento se estaba dando al espacio descrito, y que se desvelará en las próximas líneas.

Allí no había ningún mobiliario ni aparato que indujese a pensar que su utilización fuese estrictamente sanitaria, pues lo único que se distinguía desde mi lugar de observación era una especie de armatoste adosado a la pared de la izquierda, y que era muy similar a esos que todos los guiris en las terrazas de sus apartamentos para hacer unas barbacoas con las que atufar a sus vecinos, les gusten o no los aromas de bacon, chuletas de cerdo, gambas, gambones, o incluso sardinas si es que ya se han españolizado lo suficiente.

Precisamente había dos o tres personas con batas blancas trasteando en torno a la citada barbacoa, preparándola para ponerla en marcha. Tenían los fuegos de la plancha encendidos y un plato lleno de algo indescriptible, ya que yo, desde la distancia a la que estaba, no podía distinguir de qué se trataba.
Y no sé si por telepatía, a voz en grito o únicamente en mi imaginación, el caso es que inicié con ellos una conversación que, a trancas y barrancas, me proporcionó la información necesaria para aclararme suficientemente la situación.  Y comencé con la siguiente pregunta:

- ¿Se puede saber qué hacéis aquí? ¿Y qué es eso que tenéis en el plato?

Uno de los de la bata blanca que, por la manera con que se movía y con la que se dirigía a los demás, parecía el jefe del grupo, me contestó con un tono desabrido

- A la segunda pregunta, la respuesta es ‘’pitilines de mono’’ y, en cuanto a la primera, ni la contesto, pues a ti no te importa.

(Lo de los ‘’pitilines de mono’’ me recordó al famoso pseudo-japonés Kin-i-to, pues él así llamaba a unas salchichas que nos ponían con cierta frecuencia para cenar, y que las denominaba así para ver si a alguno de los comensales les daba asco y así nos correspondía una mayor ración al resto)

Me callé para no molestar, pero aprovechando el momento en que el supuesto jefe desapareció de la escena, se lo volví a preguntar al que, por la perenne sonrisa que mostraba, parecía más asequible. Y lo que me explicó, me dejó bastante perplejo. Me informó de que estaban preparando la ceremonia o el proceso, según se mire, mediante el cual seleccionaban al personal de la Policía Nacional que podía tener su destino en Euskadi. En resumen, me afirmó muy serio, que era una especie de ‘euskaldunización’ exprés aplicada a personas ‘extranjeras’ mediante una sencilla prueba que, si quería saber en qué consistía y cómo funcionaba, no tenía más que estar calladito y observar atentamente.

Al cabo de pocos segundos, o a mí eso me pareció, surgieron de la nada media docena de números de la policía nacional alineados junto a la pared. Y uno de los de la bata blanca le ofreció uno de los ‘pitilines de mono’ que estaba asándose en la barbacoa. Lo aceptó y se lo engulló sin masticarlo siquiera, pero cuando le invitaron a comerse uno de los que había en el plato, crudo por cierto, se negó en redondo, lo que provocó que el jefe, que para entonces ya había vuelto para dirigir el proceso de euskaldunización, lo expulsase del recinto de malas maneras. Salió por el acceso que daba a lo que he denominado como helipuerto y que estaba en la zona acristalada. El afectado se fue tan tranquilo, encogiéndose de hombros y como si toda aquella parodia le trajese sin cuidado, salió al exterior y se subió al helicóptero que estaba en la plataforma de despegue.

Así pasaron unos cuantos con distintos resultados. Alguno, tal vez motivado por el doble sueldo que recibirían, se tragó con los ojos cerrados el ‘’pitilín de mono’’, creyendo que con eso iba a ser aceptado pero la sonrisa que dibujaron sus labios, una vez que atravesó el gaznate lo que le habían dado, no le duró ni dos segundos, y las arcadas que le sobrevinieron a continuación hicieron que vomitase el dichoso ‘’pitilín de mono’’, tan entero como había entrado en su boca. Y, como es natural, también fue expulsado de la sala al exterior. Y solo uno de los que estaban se comió lo que le daban tan tranquilo, sin hacer ningún aspaviento, y sin que su aparato digestivo lo rechazase. Y con este, todo fueron enhorabuenas, sonrisas, palmaditas en la espalda, mientras que el resto era trasladado en helicóptero a lo que podía llamarse ‘sus cuarteles de invierno’.


Y por mucho que intenté sonsacarles a los encargados del proceso el cómo y el por qué funcionaba esa extraña ceremonia de ‘euskaldunización’, no supieron o no quisieron decirme ni mu. Solamente que funcionaba, y que a los que pasaban la prueba no se les distinguía ya de los auténticos euskaldunes.