Semana del 10 al 16 de mayo
Este fin de semana hemos
comentado lo lejanas que parecen estar las elecciones andaluzas y lo cercanas
que tenemos las municipales. Y como aun nos quedan dudas insuperables de quién
va a regir nuestros destinos en Al-Andalus, hemos decidido por unanimidad
resumir estos cai dos meses con las siguientes frases, escalonadas en el
tiempo.
Primeras horas después de las elecciones
Siempre los demás partidos estarán prestos a
colaborar por el bien de la mayoría del pueblo andaluz.
Al cabo de una semana
Los que pierden no tienen por qué cabrearse
con las decisiones de la mayoría del publo andaluz que me ha apoyado
Al formarse el Parlamento
Apelo a la responsabilidad de los demás a la
hora de empujar a Andalucía hacia adelante, pues la mía la perdí al convocar
las elecciones.
Después de la sesión de investidura
Esto parece una pelea de críos al salir del
colegio, cuando todos se ponen en contra de la más lista.
Después de la segunda sesión
¡¡¡Esto es ridículo!!!
Y ya en vísperas de la fiesta de San
Isidro se cantaba
Sana, sana,
Culito de rana
Que la que manda y mandará
Será la Susana
Y el viernes 15 de mayo la cosa cambió, y
el canto decía
Todos, toditos van para el Rocío
Pero los que van solo piensan en el río
Y no mires para atrás sino camina, camina
Y no pienses en Susana ni en la Junta ni en la mina
Cuando, cabizbajas y en silencio,
acabamos de digerir todas y cada una de las frases, una de nosotras, no sé
quién ni por qué, retomó la conversación diciendo:
- Pues si estas frasecitas nos han dejado mudas, no te digo nada lo que
nos puede pasar si desmenuzamos lo que están soltando los candidatos a alcalde
y demás.
- En Cái, bastante tenemos con el levante de estos días, dijo el
Pisha. Y menos mal que me he venido para
estas costas, pues por allí a todos los seres vivos les afecta el dichoso
‘’vientecillo’’. Nuestras congéneres se refugian tras lo primero que pillan y
que esté bien asentado en tierra, para que no se les llenen de arena hasta los
sacos aéreos; los humanos no salen de sus refugios ni para comprar el periódico
y, si lo hacen, es para acercarse al ambulatorio más próximo con el fin de
solicitar alguna receta de algo que disminuya la depresión galopante que ha
hecho presa a su ser ontológico; las palomas deambulan en grupo por las plazas
y no levantan el vuelo ni aunque se cuelen entre ellas los gatos de la
vecindad;
…
- ¡Vale! ¡Vale!, le interrumpió el Pirulo. Pues piensa en positivo, que si además del levante escuchasen los despropósitos
que dicen los candidatos…
- No exageres, Pirulo. Que yo
por lo menos he escuchado cosas muy sensatas, afirmó la Tatiqui. Como ese que
dice que cuando se siente en el sillón va a trabajar por …’’una ciudad
accesible y sin barreras’’.
- ¡Sensatas! ¡Sensatas!, arremetió de nuevo el Pirulo. ¿Para quién la van a hacer accesible y sin
barreras? ¿Para lo que vienen a solearse, jugar al golf y pasarlo bien? Pues si
llegan hasta aquí es que es accesible y sin barreras. ¿Para los que viven aquí?
Los que pueden trabajar, mal que bien llegan a su puesto de trabajo; los que
están en paro, como mucho salen hasta el bar de la esquina; y los jubilados, o
se aproximan o los aproximan hasta el banco más cercano para pegar la hebra.
¡Al banco de sentarse! ¡Que al otro, solo se arriman a primeros de mes para
retirar cuanto antes su pensión!
- ¡No te pongas así, Pirulo!, le dijo la Txuri-Txori tratando de
apaciguarlo. Que, por lo que he oído,
algunos aquí están prometiendo poner a los jubilados los autobuses gratis. Aunque
vais un poco atrasadillos, pues en Donostia se los pusieron gratis el siglo
pasado.
-¡Autobuses gratis!, volvió a gritar el Pirulo ¿Y para qué lo quieren? ¿A dónde van a ir? ¡Como no paren en las
residencias de ancianos para recogerlos! O igual se les ha ocurrido cambiarlos
de lugar durante el día: los de San Pedro a Estepona y los de Estepona a San
Pedro. ¡Y quietecitos en la parada del autobús, porque a ver quién es el guapo
que sube la cuesta de la calle de En medio o la de la Avenido de Andalucía con
setenta y tantos años a las espaldas. Lo mejor es que se queden en casita o en
las proximidades de la misma, y que se entretengan despotricando en grupo
contra Hacienda, o entreteniéndose solitos en sus terrazas arreglando sus
plantas.
- ¡Eso, Pirulo!, le apoyó la
Surfi, que cuando venía para acá, al
sobrevolar las urbanizaciones, he visto a una pareja de jubilados que se lo
estaban pasando pipa en su terraza. ¡Menuda la tenían montada! Parecía que
estaban haciendo una lasaña ecológica en cada maceta: capita de cagarrutas de
cabra y cabrito montés; capita de tierra de esa que llaman de sustrato o algo
así; y capita de piedras blancas tapándolo todo para evitar que los mirlos
puedan enredar escarbando y ‘’deconstruir’ la lasaña. ¡Y se han pasado la mañana
la mar de entretenidos!
- ¿Y qué quieres decir con eso, Surfi?, le preguntó el Borni. ¿Qué los ayuntamientos subvenciones las
cagarrutas para que los jubilados vayan esparciéndolas por los jardines
municipales?
- Si os ponéis en ese plan, intervino el Guindilla, lo que yo propondría sería el intercambio
de cagarrutas de monos del Peñón por las de las cabras e la Sierra Blanca, a
cargo de los mayores de 65 años o de los contrabandistas en paro, pero
dándoles, a unos y otros, un pase gratis para los autobuses interurbanos.
Ante tal cúmulos de
despropósitos, la Tatiqui, sin inmutarse, miró en torno suyo graznando
despectivamente, y levantó el vuelo dejándonos con la palabra en el pico. Ante
tal muestra de desprecio, se hizo el silencio, y cada uno se escabulló como
pudo y adonde quiso sin decir palabra.
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