sábado, 16 de mayo de 2015

Semana del 10 al 16 de mayo

Este fin de semana hemos comentado lo lejanas que parecen estar las elecciones andaluzas y lo cercanas que tenemos las municipales. Y como aun nos quedan dudas insuperables de quién va a regir nuestros destinos en Al-Andalus, hemos decidido por unanimidad resumir estos cai dos meses con las siguientes frases, escalonadas en el tiempo.

Primeras horas después de las elecciones

Siempre los demás partidos estarán prestos a colaborar por el bien de la mayoría del pueblo andaluz.

Al cabo de una semana

Los que pierden no tienen por qué cabrearse con las decisiones de la mayoría del publo andaluz que me ha apoyado

Al formarse el Parlamento

Apelo a la responsabilidad de los demás a la hora de empujar a Andalucía hacia adelante, pues la mía la perdí al convocar las elecciones.

Después de la sesión de investidura

Esto parece una pelea de críos al salir del colegio, cuando todos se ponen en contra de la más lista.

Después de la segunda sesión

¡¡¡Esto es ridículo!!!

Y ya en vísperas de la fiesta de San Isidro se cantaba

Sana, sana,
Culito de rana
Que la que manda y mandará
Será la Susana

Y el viernes 15 de mayo la cosa cambió, y el canto decía

Todos, toditos van para el Rocío
Pero los que van solo piensan en el río
Y no mires para atrás sino camina, camina
Y no pienses en Susana ni en la Junta  ni en la mina

Cuando, cabizbajas y en silencio, acabamos de digerir todas y cada una de las frases, una de nosotras, no sé quién ni por qué, retomó la conversación diciendo:

- Pues si estas frasecitas nos han dejado mudas, no te digo nada lo que nos puede pasar si desmenuzamos lo que están soltando los candidatos a alcalde y demás.

- En Cái, bastante tenemos con el levante de estos días, dijo el Pisha. Y menos mal que me he venido para estas costas, pues por allí a todos los seres vivos les afecta el dichoso ‘’vientecillo’’. Nuestras congéneres se refugian tras lo primero que pillan y que esté bien asentado en tierra, para que no se les llenen de arena hasta los sacos aéreos; los humanos no salen de sus refugios ni para comprar el periódico y, si lo hacen, es para acercarse al ambulatorio más próximo con el fin de solicitar alguna receta de algo que disminuya la depresión galopante que ha hecho presa a su ser ontológico; las palomas deambulan en grupo por las plazas y no levantan el vuelo ni aunque se cuelen entre ellas los gatos de la vecindad; 
- ¡Vale! ¡Vale!, le interrumpió el Pirulo. Pues piensa en positivo, que si además del levante escuchasen los despropósitos que dicen los candidatos…

- No exageres, Pirulo. Que yo por lo menos he escuchado cosas muy sensatas, afirmó la Tatiqui. Como ese que dice que cuando se siente en el sillón va a trabajar por …’’una ciudad accesible y sin barreras’’.

- ¡Sensatas! ¡Sensatas!, arremetió de nuevo el Pirulo. ¿Para quién la van a hacer accesible y sin barreras? ¿Para lo que vienen a solearse, jugar al golf y pasarlo bien? Pues si llegan hasta aquí es que es accesible y sin barreras. ¿Para los que viven aquí? Los que pueden trabajar, mal que bien llegan a su puesto de trabajo; los que están en paro, como mucho salen hasta el bar de la esquina; y los jubilados, o se aproximan o los aproximan hasta el banco más cercano para pegar la hebra. ¡Al banco de sentarse! ¡Que al otro, solo se arriman a primeros de mes para retirar cuanto antes su pensión!

- ¡No te pongas así, Pirulo!, le dijo la Txuri-Txori tratando de apaciguarlo. Que, por lo que he oído, algunos aquí están prometiendo poner a los jubilados los autobuses gratis. Aunque vais un poco atrasadillos, pues en Donostia se los pusieron gratis el siglo pasado.

-¡Autobuses gratis!, volvió a gritar el Pirulo ¿Y para qué lo quieren? ¿A dónde van a ir? ¡Como no paren en las residencias de ancianos para recogerlos! O igual se les ha ocurrido cambiarlos de lugar durante el día: los de San Pedro a Estepona y los de Estepona a San Pedro. ¡Y quietecitos en la parada del autobús, porque a ver quién es el guapo que sube la cuesta de la calle de En medio o la de la Avenido de Andalucía con setenta y tantos años a las espaldas. Lo mejor es que se queden en casita o en las proximidades de la misma, y que se entretengan despotricando en grupo contra Hacienda, o entreteniéndose solitos en sus terrazas arreglando sus plantas.


- ¡Eso, Pirulo!, le apoyó la Surfi, que cuando venía para acá, al sobrevolar las urbanizaciones, he visto a una pareja de jubilados que se lo estaban pasando pipa en su terraza. ¡Menuda la tenían montada! Parecía que estaban haciendo una lasaña ecológica en cada maceta: capita de cagarrutas de cabra y cabrito montés; capita de tierra de esa que llaman de sustrato o algo así; y capita de piedras blancas tapándolo todo para evitar que los mirlos puedan enredar escarbando y ‘’deconstruir’ la lasaña. ¡Y se han pasado la mañana la mar de entretenidos!




- ¿Y qué quieres decir con eso, Surfi?, le preguntó el Borni. ¿Qué los ayuntamientos subvenciones las cagarrutas para que los jubilados vayan esparciéndolas por los jardines municipales?

- Si os ponéis en ese plan, intervino el Guindilla, lo que yo propondría sería el intercambio de cagarrutas de monos del Peñón por las de las cabras e la Sierra Blanca, a cargo de los mayores de 65 años o de los contrabandistas en paro, pero dándoles, a unos y otros, un pase gratis para los autobuses interurbanos.

Ante tal cúmulos de despropósitos, la Tatiqui, sin inmutarse, miró en torno suyo graznando despectivamente, y levantó el vuelo dejándonos con la palabra en el pico. Ante tal muestra de desprecio, se hizo el silencio, y cada uno se escabulló como pudo y adonde quiso sin decir palabra.


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