domingo, 29 de junio de 2014

Semana del 22 al 28 de junio del 2014

A la vuelta de Londres nos estaban esperando todos los del grupo que, sin dejarnos ni respirar, nos asaetearon con preguntas de todos los tipos y contenidos

- ¿Qué tal os han tratado nuestros congéneres?

- ¿No habéis extrañado nuestras comidas?

- ¿Aquello es distinto a esto, o es lo mismo pero con más lluvia?

- Y la vuelta, ¿ha sido normal?
- …
Como siempre, la Tatiqui impuso su autoridad, y logró que el funcionamiento del grupo volviera a su cauce normal. Y también como siempre, fue el Pisha el que inició una conversación civilizada, dentro de lo que cabe:

- Bueno, ahora, con sinceridad, contarnos cómo son los ingleses en su tierra. ¿lo mismo que cuando están aquí?

- ¡Pisha!, contestó el Pirulo, tú te crees que van todos por las calles de Londres con su jarra o pinta de cerveza, ¿no?  Es como si pensases que todos los españoles vamos por las calles de Sevilla vestidos de toreros y saludando con la montera a todo el que se nos cruza.

- No exageres Pirulo, intervino la Txuri-Txori. Lo que en realidad pregunta el Pisha es cómo os trataron.

- En eso no tenemos queja ninguna, dijo la Tatiqui. Nos trataron a cuerpo de rey.

-¡Lo del rey, ni lo nombres!, le interrumpió el Borni. ¡Que nuestro parlamento ya ha pedido que se haga un referéndum sobre si queremos monarquía o república!

- ¿Y para qué os metéis en esos berenjenales?, le dijo el Filloas. ¿No os vais a independizar en cuanto vuestro jefecillo consiga el apoyo de la ONU? Cuando llegue ese momento podéis fundar una república o, incluso, nombrar rey a cualquiera de los personajes que tenéis en vuestro parlamento o fuera de él, como Messi o Neymar, al que ya llaman ‘O rey’.

-¡Vale!, gritó la Tatiqui, cosa que no hacía muy a menudo. ¿Me dejáis hablar o no? Eso de ‘’a cuerpo de rey’’ quiere decir que desde la mañana a la noche estaban pendientes de nosotros. Nos preparaban ‘breakfast’ y’lunch’ con los mejores alimentos de la zona. Y no digo nada de las ‘dinner’ porque se os iba a caer el moquillo por los picos del regustín que os iba a dar.

- ¡Mira la Tatiqui!, nos sorprendió la Surfi. ¡Ahora hasta le da al ‘english’! A este paso se nos hace políglota y nos da las órdenes con traducción simultánea en varios idiomas.

La aludida le lanzó tal mirada que nos pareció que el extremo de las plumas de la Surfi empezaban a echar humo y, aprovechando que cerró el pico asustada más que cohibida, la Tatiqui prosiguió:

- Pues sí. Nos atendieron de maravilla. Si nos cansábamos y ya no teníamos fuerza ni para rellenar los sacos aéreos, buscaban los mejores rincones para relajarnos. Si nos veían con ánimos, nos llevaban a lugares desde los que podíamos ver paisajes urbanos o campestres típicos de la zona. En fin, que si se les ocurre venir por aquí, os tengo todo el mes anterior trabajando como chinos para recibirlos como se merecen.


- El último día, complementó el Pirulo, nos llevaron a un pueblo o ciudad, no lo sé, que era como trasladarse al norte de la India. Según nos contaron, se habían concentrado allí hindúes de toda Inglaterra y, según vimos, conservaban, en su mayoría, las costumbres, comidas y vestimenta de su país de origen. Incluso nos llevaron a lo alto de un templo sij para que viésemos su comportamiento religioso. Lo que más nos impactó fue el colorido de sus vestidos y la gracia con que se movían con esa especie de túnicas y saris con que se cubrían.





- ¿Y no tuvisteis ningún contratiempo o incidente?, preguntó el Guindilla.

- Nosotros, ninguno, respondió la Tatiqui. Pero cuando fuimos al aeropuerto de Lutton, que es desde donde iniciamos el vuelo de vuelta siguiendo la trayectoria de los vuelos comerciales (que, por cierto, se las saben todas para evitar rutas peligrosas), observamos que se producía un incidente en los controles de los humanos que os lo puede describir el Pirulo.

El Pirulo, muy ufano, hinchó los pectorales, recomendó a todos ponerse en una postura cómoda para escuchar un rato e inició su relato, advirtiendo que las conversaciones que apareciesen se habían deducido de los gestos de los que las desarrollaban, pues no eran comprensibles los gruñidos que emitían.

- Estábamos instalados en las estructuras que estaban justo encima de la zona de control de equipajes. En esto, vimos llegar a una pareja ‘’de edad’’. Ella iba en una silla de ruedas empujada por una de esas personas que se encargan de los más o menos discapacitados físicos, y él, con bigote y semblante serio, arrastraba como podía dos maletas de esas que permiten llevar en cabina en los vuelos ‘low cost’ (¡toma ya ‘english!). El discapacitado parecía él. Iba golpeando las maletas entre sí, y cuando trataba de separarlas golpeaba a cualquier cosa que tuviera a los lados. Personas, carritos, jambas de las puertas, otras maletas,… Al final llegaron a la altura de las cintas donde hay que colocar los equipajes y demás utensilios para escanearlas o lo que sea, y, mientras, ella pasó como los ángeles a través de las paredes, o lo que es lo mismo, sin apenas control. Pero él,…Para él empezó un verdadero  viacrucis.




1ª Estación.- El jubilado se lía con el equipaje

Había que verle. Primero intentó plegar las asas extensibles de las maletas para poderlas subir a la cinta. Una iba bien pero la otra se resistía. Al final dio con el botoncito de marras. Y después de varios intentos y exabruptos (que gracias a dios nadie entendió porque los dijo en castellano, aunque alto y claro) logró reducir el asa a su mínima expresión. Por fin,…¡maletas colocadas en posición de revista!

2ª Estación.- El jubilado se lía consigo mismo

En ese momento se quedó mirando cómo iban las maletas circulando hacia la ‘cueva-escáner’, hasta que recibió unos golpecitos en el brazo propinados por el pasajero más próximo que, ante su cara de asombro, le ofreció una bandeja rectangular de plástico, señalándole al mismo tiempo su interior. Él la miró con atención y, al verla vacía, se encogió de hombros. El paciente pasajero que le había proporcionado la bandeja, le enseñó la suya y, por gestos, le indicó lo que tenía que hacer. Al final nuestro jubilado cayó en la cuenta de que tenía que vaciar sus bolsillos, y así lo hizo. Satisfecho por su ‘comprensión’ de idiomas, siguió sonriente a la bandeja que circulaba por la cinta, vigilando atentamente su contenido, hasta que vio la mano de una persona uniformada que detiene la bandeja y le hace signos señalándole los pantalones. Extrañado, el jubilado le contestó, también por signos, si tenía que quitarse los pantalones, y ante la sonrisa del uniformado (y de unas cuantas personas más de la fila que se estaba formando), acabó interpretando que tiene que quitarse el cinturón.  Se lo quitó tan rápido para poderlo poner en la bandeja que ya estaba entrando en el túnel del escáner, que tuvo que sujetarse con la otra mano el pantalón que había empezado a deslizarse, dejando a la vista de todos el elástico del calzoncillo. ¡Menos mal que era un modelo Beckam!

3ª Estación.- La Policía de Aduanas se lía con las maletas

Como es natural, el jubilado pasó rápido al otro lado del escáner en busca de su bandeja, y la vació en un santiamén colocándose su contenido sin orden ni concierto. Vio pasar una de sus maletas, y la cogió al vuelo. Luego se quedó mirando la salida del túnel por si salía la otra, hasta que se dio cuenta de que la que le faltaba estaba colocada en un estante, justo detrás de una Policía de Aduanas, muy mona por cierto, pero con cara de pocos amigos. El jubilado le indicó con el dedo la maleta y la policía, muy amable, se la colocó encima del mostrador. Cuando el jubilado echó mano de ella para llevársela, se dio cuenta que la policía la sujetaba y que, por señas, le pedía que la abriera. El jubilado no entendía nada, miraba a un lado y a otro como pidiendo auxilio, e intentó abrirla. Estaba tan nervioso que ni se acordaba de que, además del cierre principal, había otros dos laterales, y allí tienes al jubilado abriendo y cerrando el cierre principal, intentando abrir la maleta y encogiéndose de hombros como diciendo…¡y yo que sé lo que le pasa! Al final, la policía, que ni siquiera sonreía con las monerías que hacía el jubilado, le indicó los cierres laterales. ¡Por fin, maleta abierta! ¡Por su padre!, ¡ropa desparramada! Metió la policía la mano (¡con guantes, claro!) entre la ropa (¡de la maleta, por supuesto!), y sacó un neceser que debieron regalar al jubilado en su viaje de fin de carrera. Sonrió triunfante, corrió la cremallera, y sacó…¡unos cuantos tubitos de esos de muestra de colonia! Le dijo unas palabras al jubilado. El jubilado le miró con cara de no entender nada. Le volvió a repetir algo, pero acompañándolo con gestos e indicando una dirección con la mano. El jubilado lo único que entendió fue ‘’bolsa’’ y ‘’una libra’’ (¡en inglés claro!)

4ª y última Estación.- El jubilado se lía con los huevos y su maquinita

El jubilado, siguiendo las instrucciones gestuales de la policía, repito, muy mona, penetra en la zona de tiendas, deja de lado la primera por estar vacía y tener solamente un mostrador con una ventanilla, y penetra en la segunda que tiene expuestas preciosas mochilitas infantiles. La persona que lo atendía , que debía tener ya bastante experiencia con los viajeros que llegaban de la zona de aduana, le recibió con una sonrisa de conmiseración. Y en cuanto el jubilado dijo algo así como ‘’small bag’’, le aclaró que lo que tenía que hacer era ir a la tienda que su ‘’ojo clínico’’ había desechado, y pedir cambio en monedas. No le entendió muy bien, y volvió a la ventanilla de la tienda por la que acababa de pasar.  Allí volvió a decir lo de ‘’small bag’’ y le dio a la persona que atendía la ventanilla un billete de 10 libras.  La señorita de la ventanilla movió la cabeza como diciendo ‘’¡Ya estoy hasta el moño de estos pesados!’’, y negando con la cabeza le dio el cambio de las 10 libras. El jubilado, asombrado, cogió el cambio, y mirando las monedas que llevaba en la mano, volvió a la vera de su maleta abierta. Menos mal que allí, la persona que empujaba la silla de su mujer le señaló primero la moneda de una libra y después una maquinita parecida a esas de chucherías de los críos, llena de huevos de plástico con algo transparente. Metió la moneda, dio a la palanquita,, y salió…¡un huevo de plástico! Al poner más atención, se dio cuenta de que contenía bolsas de plástico, y puso una cara que expresaba más satisfacción que la de Colón cuando descubrió América. Se acercó a la policía, repito, muy mona, que manifestando claramente un desprecio olímpico, abrió o cascó el huevo, sacó dos bolsitas de plástico semejantes a las que se usan para congelar alimentos, le dio una al jubilado, metió en la otra las muestras de colonia, e introdujo la bolsa en el neceser, lo cerró y lo metió en la maleta. Hizo señales al jubilado para que cerrase la maleta y, muy digna, y muy mona ella por cierto, le indicó que podía irse. Y lo que dijo el jubilado en ese momento fue lo único que entendí:

‘’¡La madre que la parió!¡Si me lo llega a decir me lo echo encima y me largo!¡ Y encima actúo de ambientador andante!’’

El Pirulo se calló, los demás batieron las alas en señal de aprobación y, aprovechando el impulso, se largaron todos



lunes, 23 de junio de 2014

Semana del 15 al 21 de junio del 2014

Al comienzo de semana se acercaron la Txuri-Txori, el Filloas y la Surfi para animarnos y hacernos esas advertencias que todos los envidiosos  dejan caer ‘amablemente’ a los que se van de viaje a algún lugar que ellos están deseando conocer.

‘’Cuidado con el Canal de la Mancha que es muy traicionero en estas fechas. ¡Ysi os coge una de esas galernas!...’’

‘’Ya podéis aprender a graznar en inglés que si no, os engañan hasta en el cambio de euros en libras y…¡¡volvéis desplumados!!’’

‘’A ver si os apañáis en eso de cruzaros con las gaviotas de allí, que en esas tierras vuelan respetando en los cruces la izquierda y no la derecha.’’


A media semana, allí nos fuimos, y de los primeros días en Londres se nos acumulan imágenes a cual más colorista. Nuestra primera sorpresa fue…¡que hacía un sol espléndido! Más o menos ‘cloudy’, como dicen por allí, pero sol al fin y al cabo, y sin una gota de lluvia. El rincón donde vivían nuestros congéneres estaba apartado de Londres y en una zona la mar de tranquila y con unos jardines por los que podías pasearte sin que nada te perturbase.


EL JARDÍN DE LAS DELICIAS

La primera mañana, nuestros anfitriones nos llevaron a lo alto de un edificio para que viésemos el ambiente turístico que había en la ciudad. No se lo que darían allí dentro, pero tenía que ser excepcional y gratis a tenor del trasiego de personas. Aquello parecía la Torre de Babel. Había gente de todas las razas, procedencias, idiomas y colores. Pero a quienes se les distinguía mejor era a los japoneses pues parecía que hacían reverencias a todas las personas con las que se cruzaban. Pero, si te fijabas mejor, era porque llevaban unas máquinas de hacer fotos colgadas del cuello que si una era voluminosa, la otra tenía tal tamaño que parecía que llevaba incorporado un escáner. Según comentaban los expertos del lugar, eran para sacar simultáneamente la foto del sarcófago egipcio, de los que existía una colección en el edificio, y la de la momia que muchos contenían dentro. Realmente, nosotros lo único que podíamos atisbar desde nuestra posición era el gran patio de entrada, pues nos habíamos instalado en la cúpula que lo cubría.


BRITISH MUSEUM COURT

Sin embargo, lo que nos esperaba por la tarde nos iba a dejar con los picos más abiertos que los ojos de los españoles cuando vieron perder por segunda vez a la Roja en el campeonato de Brasil. Nos asentamos en lo alto de de la ROH (Royal Opera House), desde donde podíamos contemplar el antiguo Mercado de las Flores (actual Coven Garden Market), y allí podías encontrar más cosas que en el Google y sin tener que teclear lo que buscabas, solo tenías que recorrerlo con la vista. Lo mismo veías a un prestidigitador aficionado ‘engañando’ a un grupo de críos con el juego de trileros, aunque ni él sabía donde se había quedado la piedra, que a un grupo vestido con ropajes militares del s. XIX, imitando a un pregonero real  acompañado por una fanfarria que tocaba sus instrumentos de viento para dar énfasis a alguno de los anuncios que proclamaba.


COVEN GARDEN MARKET



Entre tanta gente que circulaba por el mercado, nos llamó la atención la elegante vestimenta que lucían algunos y que, después de curiosear por las tiendas y tenderetes, acababan accediendo a alguno de los muchos restaurantes de la zona. Nuestros anfitriones nos explicaron que era porque iba a haber una representación de ópera, y que muchos de los que acudían a ella se ponían más elegantes que para una boda.  Menos mal que los graznidos entre las gaviotas son universales porque si no, no hubiésemos seguido su consejo de demorarnos en la zona un rato más. La razón que nos dieron fue muy fácil de comprender: la mayoría de turistas pedían para cenar, en las terrazas y restaurantes, el ‘’Fish and chips’, por ser el plato más típico y económico. Y como a la mayoría de ellos les gustaba más las ‘chips’ que los ‘fish’, disfrutamos de una cena abundante pero, en algunos casos, con consecuencias no muy agradables para nuestro aparato digestivo, pues las gaviotas autóctonas no nos habían advertido de la costumbre de rebozar el ‘fish’ con algo picante para disimular el tiempo que llevaba fuera del medio en que vivían.

La mañana siguiente la pasamos sobrevolando el Támesis en ambas direcciones, siguiendo a los cruceros de turistas que dejaban caer al agua no un ‘fish’ cualquiera, que sería lo natural, sino los restos de otro de los platos que ofrecen los restaurantes en sus mil variedades: ‘chickens’. ¡Vamos! ¡El pollo de toda la vida! Asado, en salsa de tomate, a las finas hierbas, con arroz basmati y sus guisantitos, al curry, con salsa picante, relleno, entero, a trozos, destrozado,… Eso sí, ver Londres sobrevolando el curso del Támesis es todo un espectáculo. 


TOWER BRIDGE



GAVIOTAS EN EL TÁMESIS

Hasta existen pequeñas zonas arenosas de vez en cuando para poder tomar aire, descansando un rato, y comentar al mismo tiempo nuestras impresiones que, entre otras, fueron estas y son aplicables a cualquier capital con más de tres millones de habitantes:

- Aquí viven personas de todas las razas y colores

- Los humanos pasan más tiempo en su coche que en cualquier otro sitio, pues casi ninguno vive cerca de donde trabaja.

- Todos deciden coger el coche al mismo tiempo porque, por lo que vimos, o las carreteras están congestionadas, o pasa por ellas un coche cada media hora.

- Los conductores ya han asumido la situación, pues no suenan cláxones ni se detienen a discutir

- Llaman autopista a algo por donde circulan filas de coches como si tuviesen hipo, por culpa de más cruces con semáforo que las que hay en el cementerio de Arlington

- Los ciudadanos ingleses son mucho más generosos que su reina, pues por la noche hasta las gaviotas se golpean contra las paredes del palacio de Buckingham, que está más oscuro que el porvenir de la Roja

Bueno, por hoy vale. Y continuaremos si es preciso






domingo, 15 de junio de 2014

Semana del 8 al 14 de junio del 2014

Esta semana ha estado acompañándome la Tatiqui para pasar estos días conmigo, pues va a ser mi guía en un viaje que tenemos previsto desde hace tiempo para la semana que viene. Lo hacemos invitados por unos congéneres que viven a orillas del Támesis y con los que, gracias a que sus graznidos son semejantes a los nuestros aunque un poco más guturales, hemos hecho buenas migas, sobre todo compartiendo comidas de productos exóticos. Ellos pasan temporadas por aquí atraídos por el clima y…, ¡pero eso es otra historia!

Al verme un poco decaído, tal vez debido a la ingestión accidental de pesticidas, me ha levantado el ánimo recordándome situaciones por las que pasamos en Santa Cruz de la Sierra. Como, por ejemplo, mis esfuerzos para convertir mis graznidos en un zurear aceptable para camelar a alguna de las palomas con las que convivíamos a ratos en las torres de la iglesia de la Plaza 24 de Septiembre. Sobre todo con una que tiraba los tejos diciéndome que de noche se embutía en un ‘’camisón escaparate’’. Lo de embutirse debía ser porque, además de estar rechoncha y bien alimentada, utilizaba prendas dos tallas inferior a la que le correspondía, y lo de ‘’escaparate’’ era, según me explicó zureando de una manera casi inaudible, era porque así llamaban a las prendas transparentes. ¡Menos mal que en aquella época podían más las normas de convivencia con los aborígenes que las tendencias personales! No me dejé seducir por su zurear meloso que me dedicaba cada vez que tenía ocasión y que, en cuanto lo percibía, buscaba la protección del grupo. Y eso que intentó convencerme para ir los dos de excursión hasta Montero, a unos 50 km de Santa Cruz y que se conocía con el pseudónimo de ‘Ciudad de la Nieve’, o ‘Ciudad Nevada’  o algo así, pues hasta los gorriones inhalaban cocaína o picoteaban hojas de coca en los tejados. En aquella época, Montero debía de ser el hipermercado donde se ponía a la venta la producción del Beni.

Luego tratamos de reconstruir los días que pasamos viviendo ‘in situ’ el levantamiento militar que se produjo con epicentro en la misma ciudad de Santa Cruz, donde se atrincheró el general Natusch Busch, hasta que logró la renuncia del Presidente García Meza.

Lo primero que detectamos desde nuestras atalayas eclesiales fue la presencia de personal con uniformes de camuflaje y que, con ametralladoras pesadas, ocupaban las esquinas de los tejados de los edificios que rodeaban la plaza. Luego se corrió la voz de que a media tarde iba a desfilar el grupo más selecto del ejército sublevado y de que el propio general golpista iba a explicar a la población el motivo del levantamiento. Para nosotros, que veníamos de unas costas en la que se había iniciado una democracia, aquello nos sonaba a México y Pancho Villa, así que permanecimos expectantes en nuestras posiciones desde las que podíamos observar todo lo que pasaba en la plaza.


Efectivamente. A media tarde y precedida del sonido de una marcha militar o similar, accedió a la plaza, por una de las calles laterales, una columna militar. La única imagen que me queda de ella, por lo que me impactó, fue la de un escuadrón de boinas verdes. Debía ser descendiente de uno de esos que formaron los americanos en Bolivia para dar caza al Ché Guevara, pero debió de haber pasado tiempo desde su época de instrucción, porque yo, que lo veía todo desde arriba, no pude distinguir ni una boina verde que estuviera en buen estado de uso. Todas tenían algún roto, descosido o zurcido, pero, eso sí, eran llevadas con gallardía y un aire militar aceptable.




Cuando estaba acabando la parada militar, apareció en una de las balconadas de un edificio de la plaza el general Natusch Busch en persona, e inició el típico speach revolucionario con el clásico: ‘’¡Pueblo de Santa Cruz! ¡Cruceños todos!’’. Y allí trató de justificar su levantamiento contra las autoridades de La Paz. Lo único que nos quedó claro es que quería forzar la renuncia del Presidente de la República, aunque no quedó tan claro si era para ponerse él o para qué. Al final de su discurso, soflama, alocución, arenga o lo que fuese, quedó más que diáfano lo siguiente:
  1.   El levantamiento militar quedaba inaugurado
  2. Que a partir de ese momento, en Santa Cruz, quien mandaba era él.
  3. Que quedaba bajo su control los suministros para la tropa y los ciudadanos
  4. Y, como siempre en estos casos, se implantaba el toque de queda.

Y comenzamos a vivir unos días en el meollo de una revolución que tuvo hasta sus toques cómicos.
Lo primero que notamos es que el espacio vital de los humanos se reducía considerablemente, pues no podían ni salir del hotel. Menos mal que alguno de ellos estaba diseñado en horizontal y constituido por una serie de bungalows de una sola planta, por lo que los que se hospedaban en ellos podían pasear,  jugar a las chapas al aire libre, o curiosear en el espacio de recepción a una unidad de logística de los amotinados, que coordinaban el transporte de reses desde el Beni para alimentar a la tropa, como pudimos comprobar.


1981- BUNGALOW DEL HOTEL


1981- RECEPCIÓN DEL HOTEL

Lo segundo fue el descenso drástico de las posibilidades de encontrar desperdicios de comida, pues los hoteles, ante la falta de suministros que eran acaparados para las tropas, impusieron un régimen alimenticio a base pan de molde que se rellenaban con fiambres de toda clase de texturas y colores.

Pero las imágenes más claras de aquellos acontecimientos se deben a lo que ocurrió después de un par de días de iniciarse el golpe militar. Las palomas aborígenes que se habían refugiado con nosotros en las torres de la iglesia zureaban por lo bajini, y por lo poco que entendimos se decía que estábamos rodeados por tropas del gobierno. Además, nos habían sobrevolado con vuelo rasante y atronador aviones a reacción que lograron despoblar de todo tipo de pájaros la plaza. Entre los humanos se decía que aquello iba a acabar enseguida pues el obispo de la ciudad estaba actuando de mediador, y que por aquellas tierras, la iglesia todavía tenía mucha influencia, según unos, o que su actuación no iba a traer ninguna consecuencia positiva, según los más descreídos. En fin, todo ese tipo de noticias que corren de boca en boca cuando realmente no hay noticias.

Y en esto, que al abrir los ojos, y según creo que fue al tercer día,… Pero estos son recuerdos que están aparcados en otro rincón de mi memoria y que trataré de relatarlos a mi vuelta del Támesis, si me quedan fuerzas para ello.

domingo, 8 de junio de 2014

Semana del 1 al 7 de junio del 2014

La semana en blanco se volvió multicolor con todas las noticias que fueron apareciendo. Y no digamos nada esta semana.

Empezó este caleidoscopio informativo con el resultado de las elecciones europeas. Aquí todos ganaron: unos con menos, otros con menos menos, pero todos contentos. Encima aparece un nuevo contrincante que ‘’puede’’…con todos los de izquierdas. Además, con la oferta que hace, le pueden (o ‘’podemos’’) aparecer seguidores hasta debajo de las piedras. Sueldo mínimo de subsistencia para todo el mundo, o sea, que los ‘chapuzas’ se forran. Y no digo nada por esta zona, que por cada uno que trabaja en condiciones hay cuatro que cobran el paro y se pasa el día haciendo ‘’chapus’’ como las llaman aquí. Por otro lado, nadie sabe de dónde va a sacar la pasta porque el plan para la banca es muy simple: ¡que les den!. Y tampoco va a poder echar mano del Draghi y compañía, pues pretende salirse del euro y volver a la pesetilla, que cubicaba mucho más. Los que han diseñado el plan…¡se han debido pasar los últimos cuatro años viendo en sesión continua los episodios de ‘’Cuéntame cómo pasó’’!

No se habían disipado los ecos de estos resultados electorales cuando va el rey…¡y abdica! Antes de que pasasen las 48 horas de reflexión que considero preceptivas en este tipo de noticias, y en las que todos querían participar en la elaboración y elucubración de posibles causas, empezaron a aparecer republicanos por todas las esquinas. Ante este sarpullidos de tonos morados, algunos, sin tiempo para digerir la situación y, según parece, sin más recursos dialécticos que los que puede dar una EGB, proponen un referéndum en que dan a elegir monarquía o democracia. O sea que, según estos señores, somos tan tontos que nos hemos creído durante los últimos 30 o 40 años no hemos tenido democracia. ¡Niño, sin acritú! ¡Si hasta los sindicatos han tenido su ‘chance’ para meter el cazo en el puchero nacional!

Como decía alguien: ‘’La economía debe estar al servicio de la persona, y no al revés’’. Y claro, alguien se ha encargado de definir persona, desde el punto de vista económico, como ‘’individuo o sujeto que ocupa cargos preeminentes o adecuados en ayuntamientos, autonomías, partidos, sindicatos, y, por supuesto, bancos y similares’’. Lo malo es que para estas plagas no se ha inventado todavía el pesticida que las eliminen. Como mucho se ha logrado que cambien de lugar, con lo que el efecto que se ha producido es que haya muchos más sitios sistemas para apropiarse de lo que no es de uno.

Y hablando de plagas. Al volver a mi lugar de residencia me he encontrado con que estaba ‘’okupada’’. Cientos de hormigas voladoras habían tomado posesión de paredes y plantas. Y que no se han ido ni en un día ni en dos. Las matas y vuelven a aparecer, y por mucho que indagues no sabes de dónde salen. Vienen especialistas y lo primero que te dicen es que son inofensivas y que además son beneficiosas para las plantas pues se comen los pulgones. Tratas de rebatir esos argumentos diciendo que se comerán los pulgones pero que cuando se pasean por tu cuerpo por la noche cuando duermes, no te ríes sino que te cabreas, saltas de donde estés durmiendo y te arrancas hasta las plumas de la cola para espantarlas. Total que acabas regando con insecticida la jardinera que consideras refugio y lugar de desove de las hormigas padre y madres, y fumigando las `paredes dos veces al día.


¡Perdón! ¡Ya vienen otra vez! ¡Me voy a fumigar!


MOCHILA DE FUMIGAR


TRANSFORMER-PIRULO FUMIGANDO 


miércoles, 4 de junio de 2014

Semana del 25 al 31 de mayo del 2014


Semana en blanco por ausencia del Pirulo que ha tenido que acudir a una ceremonia de iniciación a la vida de una gaviotilla que comienza su andadura racional aunque, según parece, a veces se cree un aguilucho.