Semana del 27 de abril al 3 de mayo del 2014
Como el Pisha se ha puesto
llorón, hemos decidido, después de ‘’recomendárnoslo’’ la Tatiqui, trasladarnos
todos a Cái. Y eso que hemos tenido que soportar previamente las quejas y los
pucheros infantiles del Filloas que nos decía que no había venido a Málaga
desde Galicia a inventarse un nuevo Camino de Santiago desde las costas
andaluzas hasta las gallegas, pasando por las portuguesas.
Durante nuestro trayecto
sobrevolamos la zona de Los Alcornocales ya en la provincia de Cádiz, al norte
de Algeciras, y en los que, por lo general, no se detecta presencia humana. Y
lo cito porque la Surfi, que se había adelantado simplemente porque es más
joven y sus fuerzas se lo permitían, nos vino a anunciar que se había
encontrado con una concentración humana en un descampado que había cerca de
Alcalá de los Gazules. ¡Y allí estaban! Había por lo menos unas 15.000 personas:
jóvenes, menos jóvenes, niños,… Parecía la playa de Benidorm en pleno agosto,
con la diferencia de que no se veía playa y que el único verde que se apreciaba
eran los uniformes de la guardia civil y los chalecos de los voluntarios que
regulaban, como podían, el trasiego de autobuses y personas que se acumulaban
en carreteras secundarias y caminos, dirigiéndose al lugar de concentración.
Ante la posibilidad de desperdicios de comida, incluidos los de los deliciosos
bocatas de sardinas que siempre se llevan a estos eventos, nos aposentamos en
una zona de arbolado próxima, pero lo suficientemente alejada tanto del espacio
aéreo de los helicópteros de protección civil y de la policía, como de las
inmensa aspas de los aerogeneradores que abundan en las elevaciones cercanas,
donde aprovechan los vientos casi constantes que soplan en esta sierra
gaditana.
Cuando acabó el encuentro que celebraban, en el que hubo cantos, discursos y hasta oraciones, nos asombraron dos cosas:
- La paciencia que tuvieron los asistentes y con la que lograron desalojar el recinto con un orden y un ritmo que asombró hasta a la guardia civil;
- Lo limpio que quedó todo, pues habían utilizado bolsas de basura que previamente debían de haber traído cada grupo para recoger los desperdicios. ¡Vamos, igualito que en un botellón universitario!
Consecuencia de ello fue que nos
costó dios y ayuda encontrar algo que engullir en nuestra cena debido o a que
la gente tenía hambre atrasada, o, a que estaban muy concienciados con eso de
proteger la naturaleza y habían recogido las sobras, hasta con mimo, en esas
bolsas negras de plástico que luego vemos volando por todas partes durante
generaciones.
A la mañana siguiente llegamos a
Cádiz y, guiados por el Pisha, sobrevolamos los distintos barrios de la ciudad,
y acabamos instalándonos en un lugar próximo al puerto, en la Plaza de España.
Y allí iniciamos eso que nosotros llamamos diálogo, esta vez en torno a la
cuarta creencia irracional de los españoles:
‘’Debo tener un piso en
propiedad. De lo contrario, soy
un maldito fracasado muerto de hambre’’.
El Pisha, haciendo uso de la prerrogativa de ser el anfitrión, empezó diciendo:
- ¡Los okupas! Esos sí que se lo creen y lo aplican a la brava. Y como
en Andalucía somos exagerados en todo, los apoyan hasta alguno de los cargos de
la Junta, como a los de Sevilla.
-¡No cojas el rábano por las hojas!, le contestó el Filloas. Que eso de la propiedad lo llevamos en los
genes. Allí en Galicia, desde tiempos de los celtas, cada familia se construía
su palloza. ¡Y no te digo los indianos que volvían de Cuba o de cualquier otro
territorio de allende los mares! Si no hacían una casona que se viese desde 20
km a la redonda, no eran nadie.
- En el País Vasco la cosa ha evolucionado de otra manera, nos
informó la Txuri-Txori. Tierra adentro
cada familia tenía su caserío, y cuando los tiempos vinieron empujando con su
industria, puesh…¡qué os puedo decir! Los guipuches fundaron sus cooperativas
con las que solucionaron hasta sus problemas de vivienda; los bilbaínos
capitalinos, ¡perdón!, capitalistas, montaron sus industrias, sus bancos,…, y
hasta se fueron a vivir a Las Arenas y Getxo; y de los alaveses,..¡no sé cómo
explicarlo. Lo que sí es seguro es que desde que se instaló el gobierno vasco
en Vitoria, se han construido más pisos que en los veinte siglos anteriores.
Ahora, esa creencia de que el que no tiene un piso no es nadie, se aplica a la
segunda vivienda, y a poder ser que esté en algún sitio en el que no tengan
nada que hacer las haciendas vascas. ¡De eso os habéis aprovechado primero los
catalanes y luego los andaluces. Y si queréis comprobarlo, iros en agosto a
Salou, a Marbella,…
-¡Nada!, ironicé yo, ¡Que al final va a ser que gracias a
vosotros se ha desarrollado la Costa del Sol! ¡Pues ya me dirás por qué los
alemanes e ingleses no se han ido al ‘Basque Country’!
- Muy sencillo, repentizó la Txuri-Txori. ¡Porque no saben comer! Y con el sol y el golf, puesh,..¡les habéis
engañado!
-Para engaño, sentenció la Tatiqui, el que han hecho los bancos a todos. Que si hipoteca por aquí, que si
hipoteca por allá, que si a Vd. Con ese sueldazo de 1.500 euros le financio el
piso, el coche y hasta un viaje a su país de origen,…Total, que todo el
tinglado hace ¡crack!, se quedan los bancos sin dinero, tienen que rescatarlos,
y…¡los ‘’pringaos’’, que son mayoría, siguen con sus deudas y sudando para
pagarlas!
-¡Si lo llego a saber, no vengo!, dijo el Filloas. ¡Yo venía a pasarlo bien y no ha solucionar
el problema de la burbuja inmobiliaria!
- ¡Tienes toda la razón!, le apoyó el Borni. Que en cualquier momento a alguien se le va a ocurrir decir que todo
eso de la burbuja se deriva de lo de la independencia de Cataluña. ¡Que lo
nuestro empezó hace siglos!
- La burbuja es la que debéis tener en la azotea!, dijo el Pisha
El Filloas, que seguía sin
entender nada, y ante el desmadre que se estaba generando, intervino tratando
de calmar los ánimos y de ilustrar nuestros poco cultivados cerebritos:
- ¡Calma! ¡Calma!¡ Que ya Fray Luis de León habló del tema! Y si no dijo
lo que voy a comentaros, seguro que lo pensó:
‘’Dios fizo el cielo y la tierra y todo lo que hay en ella para los
hommes. Y estos son hermanos y deben compartirlos. Quien posea tierra, piedras
y argamasa que se faga su morada y compártala con familla y hermanos
cristianos. Y los usureros y amos de ducados no se fagan discípulos del maligno
sino cirineos de los demás’’.
Quedamos todos callados,
obnubilados, patidifusos, mudos, y hasta alguno con aspecto catatónico, ante
estas palabras. Dijimos al unísono ‘’Amén’’, y nos pusimos a discutir
abiertamente sobre la final de la Champion en Lisboa.
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