domingo, 18 de junio de 2017

Quincena del 3 al 17 de junio del 2017

Esta última semana el Pirulo ha estado ocupado en ordenar sus recuerdos del viaje que había organizado para los primeros días de junio con sus congéneres de las riberas del Támesis. Si a esto se le añade el que la Tatiqui está como un niño de la posguerra con zapatos nuevos con eso de probar el oxígeno portátil, el resultado es que a ninguno de los dos se le ve el pelo ni la pluma en las reuniones del grupo. Y todos se han puesto de acuerdo en que lo mejor es dejarlos tranquilos con su nuevo juguete a una



Y con sus recuerdos al otro


El comienzo del viaje fue prometedor pues, a pesar de ser primer sábado de mes, circulamos con comodidad. Hasta el cruzar la ciudad de Sevilla  no supuso ninguna dificultad.

Al cabo de unas cuantas horas decidimos hacer un alto en el camino con el problema añadido de que la Ruta de la Plata, ahora convertida en autovía, impedía elegir visualmente el lugar más apetecible, o guiados por recuerdos de viajes anteriores, o por el aspecto que tuviese el chiringuito de carretera correspondiente. Acuciados por la hora y por el kilometraje recorrido, salimos de la autovía y nos detuvimos en Santa Olalla, pueblo que cuenta hasta con un castillo de tiempos de Sancho IV. Cervecita 0,0, paseíto para estirar las piernas, y de nuevo al coche para cubrir los últimos kilómetros que nos quedaban para llegar a Mérida.












Una vez instalados en el Parador, salimos en busca de algún sitio para tomar un pequeño ‘’lunch’’ que nos mantuviese con vida hasta la cena y, callejeando, acabamos en la Plaza de la Constitución donde nos sentamos en el único sitio que nos pareció algo decente, aunque la verdad es que, excepto un ‘’Burguer’’, era el único que estaba abierto en todos los soportales. No se sabe si debido a lo que nos sirvieron o, tal vez, al calor que hacía a esas horas, el caso es que no queda constancia fotográfica alguna ni del qué ni del dónde ocurrieron los hechos.


ARCO DE TRAJANO




Volvimos al hotel serpenteando por calles peatonales y tratando de cerrar un círculo imaginario, y deteniéndonos un par de veces para que la Tatiqui recobrase el aliento y, después de descansar, salimos todos menos la Tatiqui a visitar las ruinas romanas.


TEMPLO DE DIANA









ANFITEATRO






TEATRO


PUENTE ROMANO



¡Vaya paseo! Para el Pirulo, fue como recorrer la costa mediterránea de Cádiz al cabo de Gata sin agua que beber ni sitio donde posarse. ¡Pero aguantó!

Y después de una buena ducha, que duró más que una misa solemne, a cenar y a descansar.




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