lunes, 29 de enero de 2018

Semana del 21 al 27 de enero del 2018



RECORRIDO DEL SOL EN BENAHAVIS


¡Vaya semanita! Que si cumpleaños, que si santo, que si compras hasta de ropa interior aprovechando las rebajas del Corte Inglés,…Total, que no ha habido tiempo ni para respirar.

Menos mal que han existido compensaciones que merecían la pena entre las que, la mejor, una comida en el asador Guadalmina donde, siempre que hemos ido, hemos acertado con el menú elegido. Esta vez, el salpicón de bogavante y vieira estaba para untar pan y chuparse los dedos. A ciertas edades, la comida es una de las cosas de las que puede disfrutarse sin peligro, aunque en todos lados aparecen o existen agoreros que te recuerdan lo del colesterol, a pesar de saber que los médicos utilizan estadísticas en las que uno puede ser la excepción. Y si no es el colesterol, te murmuran al oído que tengas cuidado con la sal y, ante tu argumento de que no la pruebas ni en los platos de bacalao, echan mano del azúcar, de la lactosa o de cualquier otra zarandaja, con tal de alcanzar su objetivo, que no es otro que amargar la vida a los demás. Y eso, aunque les saques el carnet de identidad y les expliques que con tus 79 años ya no te hacen mella ninguna de las amenazas a tu integridad física.

Lo de las compras aprovechando las rebajas es otro mundo. Te compras un par de camisas por la mitad del precio original, y veinte metros más allá ‘’picas’’ con la ropa interior de marca, pues de otro tipo no hay, y resulta que un par de slip y un par de camisetas te cuestan más que las camisas. Menos mal que, las más de las veces, las tales camisetas te llegan hasta las rodillas y pueden convertirse en la única vestimenta que utilices en casa hasta la hora de la comida, si es que no tienes que salir a hacer los ‘mandados’.


En fin, que la semana que viene ya trataremos de temas que seguro que serán más interesantes. Y si no se da con ninguno de suficiente altura, pues….¡hablaremos de Puigdemont!

domingo, 21 de enero de 2018

Semana del 14 al 20 de enero del 2018





Después de unos días en los que se vio algo de nieve en los alrededores de Nueva Alcántara, y por si venía otra inoportuna ola de frío que volviese a dejar La Concha espolvoreada de nieve, el grupo se trasladó al entorno del Kala Kalúa, donde tenían la seguridad de hallar refugio y, con un poco de suerte, hasta sabrosas sobras de comida.



Y en cumplimiento de la norma dada por la Tatiqui cuando clausuró la última reunión del grupo, el Pirulo, que lo debía tener más preparado que Rajoy la aplicación del 155, inició una charla de las suyas, es decir, de buen rollito y rememorando su ya lejana, lejana etapa familiar.

- Cada vez que recuerdo los años pasados en mi hogar familiar hasta que me fui a los dieciséis años, pienso en cómo juzgarían ahora aquél tipo de familia y las relaciones que existían entre todos los que convivíamos bajo el mismo techo.

Todos los presentes se miraron unos a otros con caras de asombro ante estas palabras que no sabían a qué venían, pero que intuían que habían sido ¿inspiradas?, ¿sugeridas?, ¿insinuadas?, por la Tatiqui.  Así que se quedaron todos en silencio a la espera de que alguno saliese por peteneras o empezase a hilvanar una conversación coherente. Y así fue, porque al cabo de unos segundos el Filloas, con toda la flema de un buen gallego, dijo:

- ¿Cómo quieres que la juzguen? Pues, seguro que normales.

Y entonces, el Pirulo complementó su recuerdo y sus planteamientos con lo siguiente

- Me explico. A mis padres nunca les oí ni les ví discutir delante de nosotros, sus seis hijos, y te advierto, antes de que se os ocurra decir nada, que hasta celebraron las bodas de oro.

- No digas más, añadió el Guindilla. Con seis hijos, aparte de que ahora les calificarían como locos de atar, cualquier matrimonio está unido hasta la muerte. ¿Tú sabes lo que supondría pagar la manutención a su padre en caso de divorcio? Y no comento nada sobre la situación en que quedaría tu madre. En la época actual, o montaba un circo con los seis churumbeles, o se morían todos de hambre. Y eso porque no podría pagar el alquiler de un piso ‘ad hoc’ y, si lo hubiese encontrado, no tendría ni para la luz, ni para el agua, ni siquiera para una bombona de butano al mes. Claro que en la actualidad si se declarase okupa de profesión….Porque directiva de empresa del Ibex no sería, ¿no?

-De directiva de empresa u otra profesión cualquiera…, ¡ná de ná! Bastante tenía con ser ama de casa, contestó el Pirulo

La Surfi, que seguía la conversación atentamente, sin perderse palabra, pues lo que escuchaba era para ella como si relatasen cómo vivían las familias en el paleolítico, preguntó:

- ¿Y cómo podía mantener tu padre una familia numerosa con un solo sueldo? Si ahora ni los matrimonios o asimilables con dos sueldos  se atreven a pensar más allá de la ‘parejita’ porque dicen que no pueden sacarlos adelante.

- Pues eso que dicen es falso, puntualizó el Pirulo. Bien es verdad que mi padre trabajaba de sol a sol, y no sé cómo se las arreglaron, pero nunca tuvimos la sensación de que nos faltase nada de lo necesario. Y eso de la crisis, la economía de mercado y demás mandangas es falso totalmente, o de manera parcial por lo menos, porque nos criaron en la postguerra, que no fue precisamente una época en la que hubiese abundancia de todo, sino todo lo contrario.

Y el Pisha, que hasta el momento había permanecido inusualmente calladito, dijo

- No compares, que antes los críos comían lo que se les ponía en el plato y, si no les gustaba, que ayunasen hasta la siguiente comida. Y eso si no se lo guardaban en lo que se llamaba la fresquera y se lo volvían a sacar cuando se sentaban de nuevo a la mesa. Y no como ahora que hay que criarlos en `plan gourmet desde que empiezan con el biberón.

- Y de la vestimenta, ¿qué?, exclamó la Txuri-Txori al ver que la gente del grupo se iba animando. De los pantalones del padre, en cuanto se deshilachaban los bajos, se hacía un pantalón corto para el mayor de los vástagos, y en cuanto le quedaba un poco curro, que lo utilizase el siguiente en edad.

- Pues no hablemos del calzado, complementó el Borni. Que en aquellos tiempos con unos zapatos de Segarra, que por cierto tenía la fábrica en el país valenciano, andabas, corrías, jugabas al fútbol con las piedras que encontrabas camino del cole,…, y eso durante todo el curso académico si es que no tenías la suerte de que te creciesen los pinrreles en exceso. Ahora…, que si yo quiero unas Nike, que si mañana unas Adidas y pasado mañana unas zapatillas especiales para jugar al paddle.

- Pero sigo sin entender cómo aguantaron tanto, dijo pensativo el Pirulo.

- Tú lo has dicho: ‘’aguantaron’’, dijo el Filloas interviniendo de nuevo. Porque antes se soportaban más el uno a la otra y viceversa, e iban limando asperezas. Ahora no aguantan ni siquiera que la pareja ocupe el baño más de media hora seguida.

El Pirulo, que parecía que no había oído lo que había dicho el Filloas, siguió con sus reflexiones que, por el tono y el volumen de voz que estaba utilizando, daba la impresión que se las hacía a sí mismo

-Yo creo que antes, los hijos unían a la pareja, sobre todo si llegaban a los tres hijos. Separarse estaba muy mal visto y era una ruina para ambos cónyuges y, en cambio, con uno más tenías derecho al carnet de familia numerosa con todas las ventajillas que en aquellos tiempos conllevaba.

- ¡Claro!, apostilló alegremente la Surfi. Y ya con cuatro churumbeles el que llegaran más en una época en que no existían ni los preservativos era algo facilísimo. ¡Vamos! ¡Cosa de coser y cantar!

-¡Surfi! De ‘coser y cantar’ solo, ¡no! Algo más tendrían que hacer, exclamó el Pisha.

Después de que amainaran las carcajadas que provocaron las palabras del Pisha, la Tatiqui, muy seria, dijo

- Seamos serios, que íbamos por buen camino. Y para volver a centrarnos me voy a permitir alguna reflexión sobre el cambio de las relaciones de pareja. En aquellos tiempos la gente se casaba para formar una familia o, incluso, para aumentar y asegurar el patrimonio familiar. Ahora el proceso es totalmente distinto. Lo primero que haces cuando mantienes una relación de pareja,  es no casarte ni por lo civil, con lo que a la primera de cambio cualquiera de los dos puede darse el piro por un ‘’quítame allá esas pajas’’ y, sobre todo, antes de haber engendrado un par de retoños como máximo. Y si te has casado por lo civil, pues se echa mano del divorcio exprés y tan contentos. Y a empezar otra vez con quien se ponga a tiro

- Pues es el momento de recalcar, intervino el Filloas, que no se pueden analizar ni valorar situaciones pasadas con criterios actuales. Si no, imaginaros las conclusiones a las que podríamos llegar si aplicamos los principios de la ‘violencia de género’ a más de una situación conflictiva que seguro que tuvisteis en vuestra familia, ¿eh, Pirulo?

- Ni que lo digas Filloas, le contestó el aludido. Si a mi madre se le ocurre ir a comisaría con todos nosotros, los seis, a poder ser sin lavar ni peinar, y denunciar a mi padre por maltrato psicológico y abusos sexuales, mi querido padre se hubiese visto metido en un buen lío sin comerlo ni beberlo.

La charla derivó hacia un cruce de comentarios entre parejas de los presentes, hasta que el Pisha pidió silencio a voz en grito, y dirigiéndose al grupo, dijo:

- Con todo lo que hemos hablado y estando, como estamos, en el concurso de chirigotas y demás previo a la celebración de nuestros carnavales de Cái, lo mejor es acabar con lo siguiente.
E imitando el sonido de pito de caña, se puso a cantar, o eso creía él, algo que se parecía a la letra de una chirigota y que, más o menos, decía lo siguiente:

En el tiempo en que vivían mis abuelos
Sacar adelante más de tres cachorrillos
No era cosa ni de andar tirándose del pelo
Ni de cambiar de mujer como de calzoncillos

Pero cuando estos chiquillos y chiquillas  crecieron
Con el matrimonio civil se encontraron
A no tener más de dos hijos aprendieron
Y a aplicar el divorcio a la mínima se acostumbraron

Y los hijos de los hijos ni el matrimonio civil utilizaron
Pues enseguida comprobaron que con poco dinero
Era fácil alquilar un piso y, sin dudar, se arrejuntaron
Y al llegar la crisis,… ¡dame dinero papá, que te quiero!


Es fácil de imaginar que, entre el sonido del pito de caña y los graznidos del Pisha, los presentes se transformaron en ausentes y solo quedaron la Tatiqui y el Pirulo para felicitar al autor por su facilona repentización y para despedirle hasta el fin de semana siguiente.

lunes, 15 de enero de 2018

Primera quincena del 2018

Acudieron todos y todas a la reunión, totalmente ignorantes de lo que podía ocurrir. Para todos los integrantes del grupo, exceptuando sobre todo a la Tatiqui y el Borni, era una reunión más, solo que convocada con más prisas y sin dar opción a poner excusas para no asistir. La mayoría lo achacaron a las fechas pues, desde siempre, la Tatiqui ‘aconsejaba’ a todos que eran días para analizar el año transcurrido, identificar los puntos negros por los que había pasado cada uno y plantear para el año que empezaba todo aquello en lo que se iba a poner el máximo empeño en conseguir.

Lo malo que, para desazón de la Tatiqui, era el Pirulo el que se lo tomaba con menos seriedad y eso contagiaba a los más jóvenes del grupo.  Y es que el Pirulo, si hacía un balance del año, no pasaba más allá del último trimestre, y siempre apelando a su mala memoria. Y si se le preguntaba por el futuro, no se le podía exigir que planificase fechas a posteriori del roscón de Reyes y, solo apretándole las tuercas, se atrevía a perfilar cómo iba a celebrar la noche de San Sebastián, si acercándose hasta la Bella Easo para disfrutar de la tamborrada, o conformándose con visualizarla por la ETB gracias a Movistar.

Como en las ocasiones solemnes, lo primero que hizo la Tatiqui fue llevarse a todos hasta las Termas de Guadalmina, paraje que estas fechas siempre está solitario y donde, si se quiere y si la plebe se comporta adecuadamente, se puede charlar tranquilamente sin interrupciones inoportunas.



Y una vez distribuidos, siguiendo sus instrucciones, en las gradas de un pequeño anfiteatro allí existente, les comunicó, con cierta solemnidad, las normas que iban a regir en el diálogo que se iba a iniciar en cuanto ella le diese la palabra al Borni. Fue al oír el nombre, cuando la mayoría se dio cuenta que, a diferencia del resto de veces que se habían reunido, el Borni estaba a la derecha de la Tatiqui, orgulloso, erguido lo que le daba de sí su rechoncha figura, con el plumaje ahuecado, y ocupando el lugar preferente en el que casi siempre se situaba el Pirulo. Y por si a alguien le pudiesen quedar dudas de la seriedad e importancia de aquello que, a esas alturas, más parecía la reunión de una cofradía penitencial que la de una pandilla de amiguetes, repitió dos veces las siguientes normas:

*El Borni será el único que tendrá preferencia en las intervenciones y con libertad para interpelar a cualquiera de los presentes.

*Los interpelados deberán siempre contestar con la verdad, de una manera concisa, y sin interrupciones del resto de los presentes.

*La única moderadora autorizada será ‘’la menda’’ (es la vulgar expresión que utilizó), que podrá dar por finalizada la reunión cuándo y cómo le salga de las narices.

*Se prohíben los aspavientos, graznidos ininteligibles, ausencias tanto justificadas como justificables por razones fisiológicas hasta que se dé por concluida esta sesión catártica.

Hubo más normas, pero ninguno de los presentes las escuchó con la atención necesaria para memorizarlas y tenerlas en cuenta, pues a esas alturas ya habían comprendido todos que la batuta la llevaba la Tatiqui que, en consecuencia, ella se encargaría de recordarlas si a algún despistado se le ocurría transgredirlas.

Y cuando, ante las miradas de la Tatiqui, se hizo un silencio sepulcral, el Borni, a una señal casi imperceptible de aquella, inició su intervención.

-A instancias de la Tatiqui y gracias a sus sabios consejos, voy a iniciar mis quejas a cada uno y cada una de las presentes, con el fin de limar asperezas e iniciar una nueva etapa del funcionamiento de este grupo en la que  aumente la comprensión mutua, el diálogo, la colaboración, la solidaridad y el apoyo a quien más lo necesite.

Ante estas palabras comenzó a oírse un murmullo de aprobación que fue reprimido, sofocado y suprimido totalmente con un solo ‘’chist…’’ , acompañado de un par de levantamientos de cejas de la Tatiqui. Y el Borni prosiguió

- Y voy a empezar dirigiéndome al Pisha que, amparándose siempre en el gracejo gaditano y en las letras de las chirigotas carnavalescas, no ha dejado de lanzarme puyas, sobre todo, en relación a nuestro amor desmesurado e individualizado a la ‘pela’, hoy euro, y a nuestro victimismo recalcitrante. Que exageramos, tal vez. Pero tampoco la situación es como para hacer comentarios que bordean el racismo.

En cuanto oyeron la última palabra pronunciada por el Borni, empezaron a oírse palabras y expresiones tales como

- ¡Somos todos españoles!

- ¿Y qué raza especial sois vosotros?

- ¡Ni racismo ni cuentos! ¡Que os saltáis la historia, y hasta las sentencias del TC!

- ¡Si te pica, te arrascas, pero no pidas a los demás que te financien tus locuras!

-…

Y ni los gestos ni las advertencias pudieron evitar este tsunami de réplicas. Cuando las aguas se calmaron y después de que la Tatiqui murmurase algo al oído del Borni, éste volvió a tomar la palabra

- ¡Perdón! Cambio racismo por anticatalanismo, pero me reafirmo en la idea de que hay cierta inquina respecto a todo lo que huele a catalán.

La intervención  la hizo el Borni con un retintín y un tono de suficiencia tal, que la Tatiqui no quiso o no pudo evitar que el Pisha entrase al trapo.

- ¡Vale ya, Borni! Y para que a todos nos quede meridianamente claro con qué tipo de catalán nos relacionamos dinos si eres ‘catalán republicano-secesionista’, ‘catalán españolista’, o ‘ni fú ni fá’.

- Si he de ser sincero, contestó el Borni algo compungido, en este momento estoy un poco confuso. Hace tres o cuatro meses creía que lo tenía claro. Pero ahora, con nuestro prócer hartándose de mejillones entre las brumas belgas, y yo sin poder presentarme en mi tierra por ‘’extrañas’’ razones y  a pesar de mis rogativas a la ‘moreneta’,…¡no tengo ni idea! Y si la tengo, prefiero no verbalizarla por si acaso, pues cualquier cosa que diga es probable que se malinterprete.

Ante estas palabras del Borni, la Tatiqui aprovechó el resquicio que había abierto con su confesión y dijo:

- Creo que lo mejor es dejar pendiente esta mala catarsis que hemos iniciado, y posponer la discusión sobre los agravios mutuos para cuando las cosas estén más claras. Así que cada uno tome la ruta que quiera y con quien más a gusto se sienta, y ya hablaremos de cualquier otra cosa, menos de política, la próxima vez.

Oído esto, la mayoría de los presentes respiraron aliviados, y alzaron el vuelo en direcciones distintas, dejando a la Tatiqui, el Pirulo y el Borni comentando lo ocurrido.


Y para alegrar este apresurado final, aquí quedan las fotos de unas flores que ha dado, en este frío invierno,  un cactus de nombre desconocido.